Sueños se vuelven pesadilla para estudiantes deudores

Por: Nora Estrada

Los Ángeles.- Un total de 43 millones de personas que deben sus préstamos estudiantiles viven con cargas económicas y emocionales, en muchos casos porque las promesas de los prestamistas de obtener trabajos bien remunerados fueron falacias.

Algunos afectados argumentan prácticamente que los suenos estudiantiles se convirtieron en pesadilla tras graduarse porque con deudas de hasta más de 50 mil dólares, no ​logran conseguir el “dream work”, no pueden ni comprar un auto, y ni mucho menos comprar una vivienda para sus familias por créditos afectados.

SE SIENTE ENGAÑADO

Gabriel Stewart es uno de los profesionales que tiene una deuda de 52 mil dólares debido a préstamos estudiantiles pendientes.

Stewart se graduó en el 2015 como técnico audiovisual de SAE Expression College en Emeryville, California y que apenas puede pagar el mínimo de la deuda.

“Esa deuda me afecta en mi vida. Luego de graduarme, me case, mi esposa también tiene deudas estudiantiles, básicamente no podía pagar alquiler en ningún lado, aparte de deuda estudiantil también tenía deudas de tarjetas de crédito.

“Todo nuestro dinero en realidad era pagar pagar deudas. Durante cinco años vivimos en un cuarto. No he podido comprar un carro o alquilar una casa ni he tenido la sensación de libertad. Es un estrés contante”, comentó.

Explicó que cuando buscó becas y ayudas financieras le dijeron que no había, pero que le propusieron el préstamo estudiantil.

“He estado pagando lo mínimo, y lo principal sigue subiendo y subiendo. Siento que no fue como me contaron. Nada de lo que dijeron pasó, fue como si me engañaron. Tampoco obtuve el trabajo que dijeron iba a obtener super muy bien remunerado”, dijo Stewart.

EL IMPACTO SOBRE PANDEMIA

La matrícula universitaria por primera vez disminuyó durante la pandemia, lo que destaca el impacto de la recesión económica, así como el peso aplastante de 1.7 billones en deuda de préstamos en manos de esos 43 millones de estudiantes deudores. 

Los defensores argumentan que cancelar 50 mil por estudiante dejaría al 75 por ciento de los deudores libres de deudas, lo que ayudaría a la economía. 

Pero el presidente Joe Biden recientemente hizo olas al decir que no apoyaría este enfoque. 

Ethnic Media Services reunió a ex estudiantes, legisladores y expertos en el tema para conocer sus puntos de vista.

El representante demócrata de California en el Congreso, Ro Khanna, dijo que se debería perdonar el préstamo a las personas que ganan menos de 125 mil dólares al año.

“Ciertamente, los préstamos para estudiantes no deben perdonarse a personas como yo que están en condiciones de pagarlos”, comentó. “Pero si perdonamos el préstamos a las personas que no ganan mas de 125 mil al año podrán formar familias, comprar casas o comenzar sus negocios”.

Explicó que de esa manera se estaría eliminando la carga de deuda de la próxima generación y permitiéndoles perseguir sus sueños.

“Necesitamos perdonar esos préstamos. El presidente tiene la capacidad y el poder ejecutivo para suspender esos prestamos”, reitero.

ADVIERTE SOBRE ​FALSAS PROMESAS

Joe Jaramillo, abogado senior de la organización Housing and Economic Rights Advocates (HERA) con sede en Oakland, opino que muchos de los estudiantes que arrastran la deuda estudiantil fueron convencidos de solicitar crédito con promesas falsas.

Un ejemplo, añadió. ​es que los ex estudiantes de escuelas con fines de lucro como el extinto Corinthian College tienen una necesidad en particular de alivio y asistencia en sus préstamos estudiantiles.

“Este es el tipo de clientes que más vemos. Muchos de estos estudiantes fueron atraídos con promesas falsas y engañosas de empleos altamente pagados, y terminaron atrapados con decenas de miles de dólares en deudas estudiantiles. 

“Muchas de estas escuelas fueron cerradas por el gobierno o se fueron a la bancarrota porque su capacidad para conseguir préstamos estudiantiles fue cortada debido a su actividad ilícita”, explicó.

A diferencia de las escuelas públicas y no lucrativas, cuya misión es proveer una educación de calidad, las escuelas con fines de lucro tienen como objetivo la ganancia y con frecuencia, empujan a los estudiantes a conseguir préstamos privados y federales para una educación que no necesita entrenamiento en el campo de estudio.

En la actualidad, hay más de un millón de estudiantes inscritos en escuelas con fines de lucro, y los estudios han mostrado que sus alumnos tienden menos a graduarse, a incumplir con el pago de sus préstamos y a terminar con altas cargas de endeudamiento.

“De hecho, la mitad de todos los estudiantes que asisten a universidades con fines de lucro incumplen sus préstamos estudiantiles dentro de los cinco años posteriores a la finalización de la escuela.”, agregó.

El sector lucrativo se aprovecha de los estudiantes de bajos ingresos y de las minorías, presionándolos para que tomen préstamos estudiantiles. Ese es el modelo de negocio que quieren para obtener el dinero del préstamo estudiantil federal, y hay un límite en cuanto a lo que pueden obtener, hasta un 90 por ciento de financiamiento federal.

“Así que con frecuencia hacen que los estudiantes firmen préstamos privados depredadores para completar la diferencia”, expresó.

Los estudiantes latinos y afroamericanos están sobre representados en las universidades con fines de lucro, y con frecuencia no logran graduarse y terminan con deudas por miles de dólares.

“Tenemos padres que tomaron los préstamos de sus hijos, pero como los pagos son tan altos que terminaron por incumplir, y sus salarios, sus reembolsos de impuestos y beneficios del seguro social fueron embargados, y se dañaron sus calificaciones crediticias”, añadió.

Jaramillo dijo que esa situación sólo empeoró durante la administración de Donald Trump. 

“Los requisitos requieren que los programas de certificación de carreras, muchos de los cuales operan en el sector con fines de lucro, demuestren que sus graduados pueden encontrar un empleo remunerado para mantener el acceso a la ayuda financiera federal”, dijo.

Así que esa era la regla del empleo remunerado, opino, era una forma de asegurarse de que las escuelas con fines de lucro estuvieran al menos tratando de brindar una educación de calidad.

“Creemos que proporcionar un alivio del pago de préstamos estudiantiles federales es algo que debe y puede ser hecho por la nueva administración, especialmente para los estudiantes de ingresos bajos y moderados que luchan por llegar a fin de mes”, dijo.

Jaramillo añadió que HERA realiza esfuerzos por ayudar a los futuros estudiantes universitarios a evitar las escuelas depredadoras.

“HERA ofrece un plan de estudios multilingüe sobre la elección de una universidad y el pago de la educación superior”, comentó. “Ese plan de estudios cubre cómo los estudiantes de California pueden planificar para pagar la educación post secundaria”.

También dijo que orientan a los estudiantes indocumentados en California para que conozcan cómo navegar con el sistema para solicitar ayuda financiera estatal.

LATINOS SE ENDEUDAN MÁS

La asesora de derechos civiles del Student Borrower Protection Center con sede en D.C., Kay Welbeck, dice que es imposible examinar esta deuda sin una lente de equidad racial y justicia económica.

“Los afroamericanos y latinos se endeudan mas con préstamos para pagar la escuela”, expresó.

Dijo que eso reduce las oportunidades de generar riqueza a lo largo del tiempo. 

“Entonces, ¿qué sucede cuando llega el momento de que sus hijos vayan a la universidad? Existe la posibilidad de que ese ciclo se repita”, manifestó.

Según la Student Borrower Protection Center, el 90 por ciento de los estudiantes afroamericanos y el 72 por ciento de los estudiantes latinos se endeudan para pagar la universidad en comparación con el 66 por ciento de los estudiantes blancos. 

“Los afroamericanos todavía deben el 95 por ciento de su préstamo estudiantil original 20 años después de comenzar la universidad, mientras que los latinos deben el 83 por ciento. 

“En contraste, los blancos han pagado casi la mitad de su deuda 12 años después de comenzar la universidad”, dijo Welbeck. “Esta es una crisis de derechos civiles y una crisis de protección al consumidor”.

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