La Copa del Mundo de Futbol paraliza a medio mundo ‘¿Adicción, pasión, fiebre o virus fubolero?

Por: Nora Estrada

Sea lo que sea, unos cinco billones de habitantes alrededor del mundo esperan vivir la locura de un Mundial de la FIFA. Actualmente la Copa se desarrolla Qatar, y este domingo se definirá al campeón en Francia y Argentina

Gritamos, saltamos, reímos, lloramos, así se apodera la adrenalina de nuestros cuerpos, una combinación de sentimientos que despiertan cada cuatro años por una sola razón: La Copa Mundial de Futbol de la FIFA.

La realización de la justa más importante del planeta paraliza a medio mundo (cinco billones), todos atentos al televisor siguiendo las noticias, no importa la hora, puede ser a media noche, durante la mañana, al medio día o la tarde. No importa desvelarse, faltar al trabajo, dejar de comer. Nada importa.

Pero, ¿qué es la Copa Mundial de Futbol de la FIFA? Es la realización del torneo de futbol que se celebra cada cuatro años con los equipos representativos que se ganaron un boleto para asistir a la participación.

Cuando se confirma la asistencia de un equipo, la algarabía explota en su país. Todo se olvida. Para algunos empieza la cuenta regresiva para ahorrar para asistir y apoyar a los suyos desde las gradas.

Pero por qué el futbol causa tal algarabía?

“Tienes esta adicción a jugar y no necesitas nada excepto un par de personas que tengan la misma adicción”, comentó el periodista argentino Henrik Rehbinder.

Dijo que su condición de hijo único no le impidió patear el balón con otra persona.

“Porque jugaba con las paredes solamente por hacer lo que me gustaba. Pasa a ser una adicción”, expresó.

Rehbinder dijo que a sus 66 años sigue gozando del deporte en una liga para personas de 60 años y más.

“En mi equipo hay personas de todo el mundo. El futbol nos junta. Cuando me integré al equipo pensé que iba a ser una de las personas mayores porque la liga es de mas de 60 años, y encontré a un arquero que tiene 90 años y otro de 85. Soy el joven de la liga con 66 años”, añadió entre risas el adicto de futbol que está al pendiente del televisor con la esperanza de ver a su equipo y a Leonel Messi coronarse.

El CEO y fundador de Pro Force Soccer Academy y The University of Goal KeepingTrain, Ehab Zenga, recordó que a los nueve años empezó a jugar futbol descalzo y por accidente.

“Yo iba a apoyar a mi hermano a hacer una prueba con uno de los mejores equipos en Egipto. Yo lo veía desde detrás de la portería. Cuando metieron un gol, yo corrí por la pelota y los entrenadores me preguntaron por qué no está haciendo la prueba. Un entrenador me enseñó futbol. Y crecí jugando en torneos de jóvenes, después con la selección de Egipto y luego fui al campeonato africano.

Y creo que la popularidad del futbol se debe a lo asequible  

“No necesitan equipo para jugar. Se pueden poner dos piedras (para armar porterías). Puede ser partido rudo o suave. Yo empecé a jugar futbol sin zapatos. Es un deporte para todos”, dijo.

‘Experiencia única’

Como fanática del futbol me toco vivir el Mundial 1986 en México, como periodista me tocó entrevistar a jugadores y entrenadores mexicanos, argentinos, chilenos, colombianos, entre otros, de alto nivel, y cubrí los inicios de la selección estadounidense, y puedo expresar que la pasión por el futbol alrededor del mundo es un virus saludable y que logra unir al mundo entero.  

Tanto los que asistimos a los partidos como los que los siguen por televisión arman una locura y se les olvida las malas noticias y las enfermedades. Entramos en trance total, nada existe alrededor.

Disfruté como seguidora un Mundial y esa experiencia nunca se olvida.

Aún puedo sentir el furor que se experimenta. Las fiestas masivas, las rivalidades que nacen, pero que desaparecen en horas porque al final del día las amistades que ahí se generan valen más. Las culturas y tradiciones del rival de cancha son más ricas y todos nos nutrimos de amor por el futbol. Un balón une al mundo. Un balón fomenta la unidad, la armonía, la pasión y el amor.

Eso es lo que al final del día deja un Mundial. Es lo que deja el amor por el futbol. El único juego que logra paralizar la mitad del globo terráqueo.

Pero el futbol es un virus benigno que se esparce por todos los rincones.

Llegó a Estados Unidos con los inmigrantes y poco a poco ha ganado fuerza en este país.

Los Ángeles  es una ciudad imán para la celebración de partidos internacionales. Incluso, es la casa de dos equipos fuertes de la Major League Soccer (MLS), La Galaxy y el LAFC que cada temporada ganan más seguidores de hueso colorado en un país que era atípico al deporte. 

La MLS se creó en 1993 e integra a 28 equipos en dos conferencias y cada equipo juega 34 partidos durante la temporada regular. Los 14 mejores equipos clasificados en la temporada regular se clasifican para el torneo de eliminación directa denominado MLS Cup Playoffs que finaliza con el partido final de la MLS Cup para que un equipo gane el reconocimiento.

En 2019 la MLS anunció su futura expansión hasta los 30 equipos. Con una asistencia media de más de 20 mil espectadores por partido, la MLS tiene la tercera asistencia media más alta de cualquier liga de deportes de los Estados Unidos después de la NFL y la MLB y es la séptima liga de fútbol profesional con la asistencia media más alta del mundo.

“Ahora Estados Unidos participa, antes no lo hacía, ahora está super involucrado.

En Estados Unidos el futbol es más popular porque han venido inmigrantes de todo el mundo, es cómo cultural. Vemos el impacto de la cultura de inmigrantes”, comentó Charles Anchang, CEO Of Immigrant Magazine.

Opino que el deporte es popular porque no se requiere implementos y se empieza a jugar en el barrio. 

“Es el único deporte que podíamos participar por términos económicos. Si no teníamos pelota, agarrábamos hojas de banano, las acabamos y hacíamos una pelota, y así era como jugábamos. Es un deporte comunitario, de barrio, luego pasa a ser un deporte de universidad”. 

Dijo que cuando uno ve La Copa del Mundo hay como una guerra subliminal con respecto a quien domina a quien.

Katy Contreras

‘Viví el Mundial Qatar 2022 y estoy feliz’

Katy Contreras es una aficionada del futbol debido a que su esposo le inculcó esa pasión al deporte al equipo de su ciudad natal, Los Rayados de Monterrey, pero esa pasión va a otro nivel cuando se trata de apoyar al equipo mexicano.

Desde que el Tri aseguró un boleto en el Mundial de Qatar, Contreras empezó a ahorrar para vivir en carne propia la festividad mundialista.

“Me gusta viajar y conocer varias culturas, y qué mejor que disfrutar de manera paralela mis dos pasiones. Trabajamos duro sin descuidar a nuestras hijas. El proceso fue duro, pero logramos nuestra meta de reunir el dinero para viajar.

“Disfrutar del Mundial de la FIFA 2022, apoyar a México, fue genial. Fue una gran experiencia vivir el futbol, el furor, las fiestas, hacer amigos, conocer culturas de todo el mundo, las comidas y tradiciones del país anfitrión, y aunque no nos gusten algunas cosas, se respeta. La verdad, no hay nada que vivir un Mundial de Futbol. Fue una grandísima experiencia para contar a los nietos”, dijo.

La entusiasta hincha mexicana agregó que ella y su esposo están listos para volver a vivir la experiencia para el Mundial de la FIFA 2026.

“Estamos muy emocionados porque nos toca ser anfitriones de una parte ya que el mundial será en tres países”, expresó. “Tendremos una gran fiesta en Monterrey, eso que ni que”.

Contreras confesó que cuando conoció a su ahora esposo nunca imaginó desarrollar esa pasión que su pareja sentía por el futbol y el futbol americano.

“Al principio no me quedaba otra que acompañarlo, y cuando menos lo imagine, ya estaba bien apasionada por Rayados y los Cowboys de Dallas. Yo creo que soy la que más grita de emoción durante los partidos.

“El futbol despierta pasiones, es lo bonito, y aunque a veces, como en el mundial, apoyamos a diferentes equipos, la fiesta no se apaga, hay madurez para aceptar triunfos y derrotas, en Qatar no me tocó ver peleas, al contrario, se vivió mucha camaradería, nadie se exaltaba en las fiestas en la calle, todo mundo estaba cantando y bailando, Muchos llevaron sus tradiciones y canciones. A veces no entendíamos lo que decían, pero su entusiasmo y alegría nos contagiaba y tratábamos de comunicarnos con ellos”, agregó Contreras.

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