Los Angeles.- Mirna Pérez vivió 34 años en la sombra y 24 esperando obtener su Green Card tras una petición familiar por parte de su mamá, la cual nunca llegó debido a la lentitud del sistema migratorio.
Fue mas fácil que la hija mayor de Mirna cumpliera la mayoría de edad para hacer el ajuste migratorio y finalmente regularizar su estatus en Estados Unidos.
Pérez es una activista comunitaria que a pesar de que ya se siente libre y sin miedo de ser deportada, apoya a los inmigrantes indocumentados y lucha en las filas de CHIRLA para que la administración de Joe Biden incluya la reunificación familiar en el proyecto de Ley de Ciudadanía.
La activista opina que también deben agilizar los procesos porque por décadas, el sistema migratorio de Estados Unidos ha sido muy lento.
La tapatía comentó que esa lentitud afecta preferentemente a los mexicanos, que pierden sus mejores años esperando regularizar su estatus migratorio.
Durante una conferencia virtual organizada por La Coalición Nuestras Familias y Tzunu Strategies para discutir el impacto entre los inmigrantes mexicanos y asiáticos de la propuesta de ley del presidente Biden, Perez comentó que en su caso vivió entre la incertidumbre, esperanzas y desilusiones esperando que su estatus migratorio se regularizara.
Pérez tenía 11 años cuando llegó a Estados Unidos, pronto pasó a la necesidad de trabajar sin papeles en lo que cayera y sufrir de estrés debido a la incertidumbre porque nunca sabía si regresaría a casa o si sería deportada por ICE.
Pasaron casi 10 años y finalmente su madre solicitó la petición familiar, pero su proceso estaba estancado debido a que México está en los últimos lugares de prioridad.
Mientras su vida continuaba, y hasta que su hija mayor, Mirna, cumplió la mayoría de edad, hizo ajuste en el proceso. Ese proceso se resolvió hace tres años.
“El de la petición de mi madre fue un largo proceso. Estresante”, expresó. “Sin papeles solo salía con miedo, mucho miedo”.
La madre de familia de ahora 45 años contó a Kiosko Magazine para hablar de su experiencia de vivir dos décadas a la espera de un ajuste de estatus migratorio.
¿A qué edad llegaste a Estados Unidos?
Mis papás me trajeron cuando yo tenía 11 años de edad. Esto fue en 1987.
¿Cuántos años tenías cuando tu mamá hizo la petición para tu caso?
Iba a cumplir 21 años.
Si tu ya tienes tu estatus migratorio regularizado, ¿Por qué abogas por esta medida para agilizar los procesos migratorios?
Por muchísimas familias de nuestra comunidad que tienen décadas esperando por arreglar.
Gracias a Dios yo ya pude arreglar, pero fueron 21 años de espera, pero en total viví en este país 34 años a la sombra.
Y fueron 20 de espera para poder arreglar mi estatus migratorio. Para poder andar y respirar tranquila.
¿Cuál fue tu proceso?
Tuve una petición familiar por mi mama cuando casi tenía 21 años, pero cuando cumplí la mayoría de edad, se cambió de categoría mi petición, entonces hasta que mi hija cumplió 21 años ella hizo un ajuste.
Si siguiera esperando por el proceso de mi mamá todavía estaría en espera.
¿Cómo viviste todos esos años de espera?
Con estrés todos los días. El no saber si mañana regresas a tu casa o no. Con miedo a la migra porque mi green card no me llegaba, tenía miedo de solo pensar si me iban a agarrar en la calle o en el trabajo. Con miedo a la deportación. Salía todos los días pidiendo a Dios poder regresar a mi casa con mi familia.
Eso es muy desgastante, la verdad, afecta tu vida.
Y con miedo a no poder avanzar en la educación. Miedo a saber que te quedas estancada. El sistema migratorio lento que tiene Estados Unidos arruino mi educación y muchas oportunidades de vida.
¿Cómo te ganabas la vida sin un número del seguro social?
Haciendo trabajos que pagan cash, como cuidado de personas, despachando trailers. Tuve varios trabajitos. Donde quería trabajar no podía, que era la escuela, me la pasaba metida ayudando en mis tiempos libres.
Tenía que aceptar esos trabajitos para sobrevivir.
¿De qué te perdiste sin estatus migratorio?
De muchas cosas. Perdí ir a la universidad, perdí educación. De viajar. De mejores oportunidades de trabajo… Muchas personas que me conocen me dicen que yo hubiera hecho y deshecho. Siempre he sido muy movida. Siempre me ha gustado ayudar a la comunidad, a las escuelas donde mis hijos han estado, en la iglesia, en CHIRLA, en NALEO. He sido voluntaria en varias organizaciones que ayudan a la comunidad o a las mujeres.
¿Por qué no te amparaste bajo el programa de DACA?
Cuando entró DACA yo no pude aplicar por la edad, pero ayudé a muchos a ayudar aplicaciones para DACA, siempre he estado muy metida.
¿Qué te hubiera gustado estudiar?
Me hubiera gustado ser aeromoza, quería volar por el mundo, pero me cortaron las alas muy feo.
¿En qué año arreglaste tu estatus?
En el 2017.
¿Qué fue lo primero que hiciste?
Ir a Tijuana a comer unos tacos.
Actualmente ¿A qué te dedicas?
Soy voluntaria en CHIRLA, en la escuela de mi hija la chiquita de 11 años, y en lo que se puede.
¿Qué esperas del proyecto de ley camino a la ciudadanía propuesto por Biden?
Que ayude a muchas familias, que al igual que yo estuve, siguen en la fila esperando.
Y que cada año revisan en qué fecha va su proceso, y en vez de avanzar, retrocede, y eso hace que uno se deprima.
¿Cómo ayudaría esta propuesta?
Que los procesos sean más rápidos, hacer que las familias separadas, de papas que están en este país y sus hijos en otro, o viceversa, pueden reunificarse mientras esperan el proceso de reunificación familiar.
Mi esperanza es que hagan un ajuste para que los procesos sean mas rápidos.
Tienen que arreglar el sistema migratorio, agilizarlo.
VIVE SUEÑO AMERICANO A TRAVÉS DE SU HIJA
¿Qué fue lo que más te dolió de ser indocumentada durante décadas?
Mi dolor mas grande fue cuando mi hija quiso solicitar apoyo financiero para ir a la universidad vía internet.
Mis hijos son ciudadanos, pero ellos tenían que enviar vía correo regular la prueba de que yo pagaba impuestos. Y eso tomó meses.
Ahí me dieron donde mas duele.
Mientras que los pude sacar adelante, estaba bien, pero cuando ya les afectó directamente a ellos mi situación migratoria, me causó mas dolor y tristeza.
En primer lugar, no es mi culpa la situación migratoria en la que estuve por dos décadas porque mis papas me trajeron de chiquita, y estuve esperando durante tanto tiempo, Y no era mi culpa no tener papeles, sino que no me los habían dado ellos.
Finalmente tu hija recibió la ayuda financiera y se recibió?
Sí. Agarró licenciatura y luego maestría en Administración de Empresas en la Universidad de Riverside.
¿Qué representa para ti los logros profesionales de tu hija Mirna?
Mucho orgullo. Es como vivir mi sueño a través de mi hija por el hecho de que yo no pude seguir estudiando. Aunque ella eligió la carrera que le gustaba, diferente a lo que yo quería ser, siento que hice realidad mi sueño americano.