Con ingenio y nopales, vecina del Este de L.A. alimenta a su familia durante pandemia

Por: Nora Estrada
Ante la crisis económica debido a la pandemia, Gaby Rico recurrió a la nopalera para alimentar a su familia.

Por: Nora Estrada

Para Gaby Rico, una madre de tres, sortear la crisis de salud y económica debido a la pandemia no ha sido fácil, pero tampoco imposible.

Para esta residente del Este de Los Ángeles ser positiva, tener fortaleza y sus destrezas en la cocina han sido las claves para sobrevivir.

Cuenta que cuando se dio la orden de permanecer en casa, se quedó como todo el mundo: “en shock”.

“Se hablaba de un virus desconocido, mortal y fácil de transmitir. Nadie sabía a qué situación nos enfrentábamos. De eso, ya pasaron cinco meses, que parecen años, y aún no sabemos cuándo y cómo saldremos de esto sin llegar a contagiarnos”, comentó.

Al principio, el pánico se generalizó de la noche a la mañana y millones de personas, se volcaron a vaciar los estantes de los supermercados.

“Se decía que los alimentos iban a escasear y lo primero que pensé es que en mi patio tenía una nopalera, tres gallinas, un gallo, plantas de tomate, de chile, y me dije: ‘¡Con eso comemos varios meses!’”, contó Gaby.

“Como originaria de rancho en México empecé a recordar el tipo de comida que nos daban de niños a mis hermanos y a mí. Era una época muy precaria, así que retomé mentalmente algunos platillos y otros los estoy inventando, siempre con un ingrediente principal: el nopal.

“No niego que al inicio de todo esto me preocupé muchísimo. Me afectó en lo personal, en lo social, la salud, cultural y en lo económico, pero al mismo tiempo sabía que tenía que mostrarme fuerte por mis cuatro hijos, mi esposo y mi papá, quien vive con nosotros”, comentó.

La familia Rico disfruta de nopales con chile colorado.

“Les dije: ‘Al menos no nos vamos a preocupar por comida por un rato’”.

Añadió que a los pocos días ella y su esposo se quedaron sin trabajo.

El miedo que sintió ya no era tanto por la amenaza del coronavirus, sino porque tienen el compromiso de hacer los pagos de la casa que hace siete años adquirieron y en lo que prácticamente se va todo el sueldo de su esposo Víctor Perales, quien trabaja como mecánico.

“Hacemos tantos esfuerzos [por cubrir el alquiler]… Lo único que quiero es juntar dinerito para hacer el pago y salvar la casa ante todo, no quiero dejar a mis hijos sin techo. Por eso a estas alturas ya nadie se queja de la comida porque saben que la casa es primero”.

Los ‘bistecs’ verdes

Gaby prepara nopales con huevo y con papas, tacos de nopales con frijoles y hasta bistecs de esta planta al grill.

“Al paso de las semanas, los niños empezaron a decirme: ‘¿Otra vez lo mismo?, ¿otra vez nopales?’. Ya estaban fastidiados. Les dije: ‘Si quieren comer está bien, si no, también’”.

“Luego les empecé a preparar huevos ahogados con nopales, les empezó a gustar porque estaban hechos de manera diferente”, añadió.

“O nopales o nopales, no hay opción”, expresó.

“No sé qué pasa con mi nopalera, cada día hay más nopales. [Estoy] contenta con eso pero no sé cuánto me dure porque es de temporada”.

Dijo que también sorprendió a su familia cuando les anunció que iba a preparar “bistecs” verdes.

“O nopales o nopales, no hay opción”, expresó.

La familia de Gabriela Rico presumen los nopales y plantas de tomate que tienen en el patio de su casa.

“No sé qué pasa con mi nopalera, cada día hay más nopales. [Estoy] contenta con eso pero no sé cuánto me dure porque es de temporada”.

Dijo que también sorprendió a su familia cuando les anunció que iba a preparar “bistecs” verdes.

“Mis hijos me preguntaron extrañados qué era eso, luego les demostré qué era. Prendí el asador, preparé nopales y les puse aceite y tantita sal y los asé como si fuera carne. A mis hijos les encantó”, aseguró.

Otra opción para la familia de Gaby son los huevos, pero es un manjar que solo disfrutan sábados y domingos.

“Gracias a mis gallinitas, cada fin de semana tenemos como 18 huevos y los cocinamos y comemos como si fuera el mejor manjar”, aseguró.

Gaby también tiene plantas de tomates y de chiles en su jardín.

“Preparamos muy buenas salsas y los tomates me sirven para muchas recetas o para mejorar las comidas que les regalan a mis hijos en la escuela”.

Agregó que también abastece un poco la alacena gracias a la distribución de despensas del Banco de Comidas.

“El COVID-19 nos ha dejado muchas enseñanzas. A mí, a administrar un poco más el dinero, a ser positiva y me dio mucha confianza en lo personal, ahora sé que puedo lograr muchas cosas”.

Gabriela Rico dice que ahora más que nunca las plantas de vegetales que tienen en el patio de su casa son muy necesarias.

“Y a mis hijos a ser optimistas y ahorradores. Ya saben que no se trata solamente de pedir, ya son más conscientes de lo que valen las cosas y a no malgastar”, comentó.

“Ahora, antes de pedir algo, mis hijos primero preguntan si hay dinero”.

El sobrecito cada vez más delgadito

Además de trabajar 15 horas para el programa After School All Stars, de la escuela Griffith Steam Magnet Middle School, Gaby hace un poco de todo, como cortarle el pelo a perros y limpieza de casas, entre otras actividades para adquirir más dinero.

Dijo que su esposo actualmente retomó el trabajo por dos días a la semana.

“Es bonito decir que estoy comprando mi casa, pero los pagos son altos”, agregó.

Cuenta que refinanciar sería la última opción porque sería regresar a los 30 años de deuda. “Ya llevo pagando siete años y ahorita ahí la llevamos”.

Confesó que, sin decirle a su marido, hace tiempo empezó a ahorrar con la intención de festejarle los 15 años de su hija Aimee, quien cumplió años el último 14 de julio.

También quería ayudar un poco a su hija Natalie, de 18 años, quien acude a la universidad pero carece de ayuda financiera.

¿Por qué dices que, ‘ahí vamos’?

“Lo que pasa es que tenía un guardadito, un sobre con unos ahorros porque pensaba hacerle a mi niña un festejo [de 15 años], pero de ahí he sacado lo que falta para completar el pago de la casa, para pagar los ‘bills’… Todo empezó un día que vi a mi esposo muy preocupado, no dormía, le pregunté que si le dolía algo. No quería decirme”.

“Hasta que le pregunté: ‘¿No alcanzas a pagar el pago de la casa? Cuánto más necesitas’”, narró.

“Me dijo que le faltaban 600 dólares. Al siguiente mes ya me preguntó si tenía 200 dólares, y pues sí, los saqué de mi sobrecito, y ahí empecé a ver mi pobrecito más delgadito. Eran mis ahorros de varios años para festejar y ayudar a mis hijas”, dice Gaby.

¿Y a este momento, cómo está el sobrecito?

“Más flaquito, pero este mes mi esposo ya no me pidió, esperamos que nuestra situación mejore”, dijo con una sonrisa optimista.

¿Cómo han reaccionado tus hijos a la situación?

“Al inicio todo era confuso para ellos porque dejaron la escuela [presencial] y empezaron una nueva normalidad de tomar clases online. A veces se desesperaban y yo siempre ahí, tratando de darles buena cara para motivarlos. Quería, y sigo queriendo, que vean todo de manera positiva”.

“A veces se aburren, pero me mantengo diciendo que vamos a salir adelante”.

¿Qué opina Aimee de que su fiesta de 15 años se canceló?

“Ella muestra que está tranquila. No se queja. No dice nada. Le dije: ‘Sorry, pero no se va a poder hacer nada’. Me respondió que no nos preocupáramos, que lo único que quiere es un pantalón de

Hollister, no le dije para cuándo, pero se lo prometí”.

Y Natalie, ¿qué está haciendo para tratar de ir a la universidad?

“También le está echando muchas ganas. Lamentablemente no consiguió ayuda financiera. Primero sí se puso triste porque abrió una [cuenta de] GoFundeMe y solamente ha recaudado 100 dólares. Le dije: ‘Antes no tenías nada, ahora te falta menos para tu meta. Échale ganas m’ija’”, explicó muy animada.

Actualmente hace una pasantía en la organización SAMO Youth para ganar algo de dinero porque necesita 5,000 dólares para el primer año escolar.

Para que Natalie realice el internship, Gaby la traslada desde el Este de Los Ángeles, donde viven, hasta las montañas de Santa Monica, que le queda a 56 millas de distancia.

“Por sus sueños, no importa que yo tenga que manejar 56 millas de ida y otras tantas de regreso a la casa de lunes a viernes para transportarla. También la espero a las afueras del lugar de 7:00 de la mañana a las 3:30 de la tarde”, dijo Gaby.

Para ayudar a Natalie, puedes visitar GoFundMe en el enlace: bit.ly/2BckBxI

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