Por: Nora Estrada
Los Ángeles.- No todo lo que brilla es oro… Ahora, expertos en leyes laborales y empleados temporales que prestan sus servicios sin beneficios a gigantes tecnológicos como UBER y Lyft piden votar NO a la Proposición 22 porque más que beneficiar a la Gig Economy, busca explotarla.
En Estados Unidos, más de un tercio de los empleados, en su mayoría personas de color e inmigrantes de primera generación, participan en la fuerza laboral informal, trabajando largas horas por salarios bajos, inconsistentes y sin beneficios.
Ahora los votantes de California tienen la oportunidad de influir en la “Gig Economy” a través de la Proposición 22 en la boleta de noviembre, que busca mantener a los conductores basados en aplicaciones como contratistas independientes, en lugar de empleados.
Los trabajadores temporales son aquellos que reciben su pago por horas o servicios y no tienen los beneficios de un trabajador con contrato, como conductores o repartidores de aplicaciones como Uber, Lyft, Doordash, Instacart y Postmates.
La profesora de leyes de la facultad de derecho Hastings en la Universidad de California, Veena Dubal, dijo en una teleconferencia organizada por Ethnic Media Services que la Proposición 22 elimina la protección salarial basada en el tiempo de trabajo y no provee licencia por enfermedad ni seguro médico.
“Ni tampoco provee compensación por el tiempo en que no hay un pasajero en el auto. Es una de las leyes sobre el trabajo mas peligrosa que he visto en mi vida”, expresó
Dubal explicó que cuando surgieron, las compañías de transporte por medio de aplicaciones operaron legalmente por muchos meses y los conductores tenían supuestamente ganancias aceptables.
“Pero desde el 2012 empezó a bajar y ahora ganan un 60 por ciento menos de eso, claro antes de la pandemia”, agregó.
Por muchos años, dijo, hubo muy pocos reglamentos en cuanto a esa labor y empleos en este tipo de negocios de plataforma.
“Primeramente porque esas compañías tienen tanto poder y se aseguraron de que a través de sus relaciones, injerencias y presión a nivel político, las autoridades estatales no hicieron leyes para proteger a los trabajadores del volante”, comentó.
En agosto pasado, el juez de la Corte Superior de California, Ethan P. Schulman, consideró que Uber y Lyft habían violado el proyecto de ley AB5 que clasificó a ciertas categorías de trabajadores freelance como empleados, lo que les obliga a cumplir con ciertas disposiciones sobre desempleo, salario mínimo y horas extra.
“De hecho, el juez también decidió que a los conductores de California se les debía millones de dólares en salarios porque mucha gente estaba ganando menos que el salario mínimo, sobre todo donde la demanda es difícil”, complementó Dubal.
Por su parte, las empresas argumentan que son plataformas tecnológicas en lugar de servicios de transporte y que los conductores no son el núcleo de sus plataformas.
Lo que ahora están haciendo ese tipo de compañías, añadió la profesora de leyes, es poner la proposición en la boleta electoral y realizar una campaña de casi 200 millones de dólares.
“Esta proposición es la más cara que haya alguna vez existido en la historia de Estados Unidos con 188 millones de dólares tratan de convencer a los votantes de que la Proposición 22 es buena para los trabajadores.
“Pero la parte más importante, es que les quita a los trabajadores las protecciones basada en el tiempo que se trabaja, o sea, solamente se les pagaría por tiempo en ciertos casos”, expresó.
Con eso, dijo, la garantía para los conductores es de cinco dólares por hora sin ningún tipo de compensación por enfermedad en una de las industrias más peligrosas.
“Y no hay seguro de desempleo, no hay pago por enfermedad, los conductores tienen que trabajar entre 60 y 70 horas a la semana para tener algún subsidio en seguro de salud, pero no hay seguro de salud, sólo un subsidio”, señaló.
Dubal dijo que existe la amenaza de que esto se extienda a otras industrias, como la de la economía de entrega a domicilio.
“Si alguien decide crear una aplicación y empezar a mandar a la gente con esta aplicación, va a usar un modelo que es una explotación, que hace que las compañías que hacen la plataforma gane dinero, pero los trabajadores sólo lo harán para sobrevivir.
“También podría incluir a muchas más compañías así porque esto baja el costo por labor y las operaciones podrían estar en este modelo, y es muy peligroso”, comentó.
La profesora de leyes también advirtió que la Proposición 22 le quita responsabilidad a las empresas en caso de que un pasajero que sufra violación, heridas por accidentes, entre otros peligros.
“Si yo me meto a un Uber, y el que maneja está borracho o drogado y hay un accidente y yo pierdo una extremidad, y el conductor tiene bajos ingresos, no lo puedo enjuiciar, esto es responsabilidad de Uber, es quien realmente debe asegurarse de que sus conductores no estén borrachos.
“Pero si pasa la Proposición 22 y yo quiero hacer responsable a Uber, entonces ellos no van a ser responsables por lo que ha hecho su conductor”, añadió.
Dubal dijo que a menos de un mes de las elecciones, algunas de las encuestas muestran que las preferencias sobre la Proposición 22 están parejas :ya que el 36 ciento dijo que votaría SÍ y el 33 por ciento dijo que votaría NO, con un gran número de indecisos en el medio.
Entre quienes la apoyan están por supuesto las plataformas tecnológicas, cámaras de comercio, el senador Ted Cruz y el presidente Donald Trump. Y entre quienes la rechazan aparecen sindicatos como Rideshare Drivers United, Gig Workers Rising, organizaciones como Human Rights Watch, la senadora Elizabeth Warren y la fórmula demócrata a la presidencia compuesta por Joe Biden y Kamala Harris.
“En estos momentos están mandando mucha información a los votantes por medio de e mail, un montón de información avisos por todos lados tratando de que pase y tratando de convencer a la gente para que vote a favor”, comentó.
‘SON DUEÑOS DE TI’
Roberto Moreno, conductor de Uber de San Diego, contó que inició a trabajar con la compañía en el 2017 atraído por las ganancias que supuestamente iba a tener.
“Estaba en una lista de espera para trabajar para Uber. Los que trabajaban ahí me decían que estaban ganando bien, que era un muy buen extra. A los seis meses me llamó Uber para darme de alta junto a muchos más. Incluso, nos propusieron alquilar carros a bajo costo con la intención de tener más conductores.
“Pero luego empezamos a notar que la aplicación estaba saturada de conductores en San Diego y nos dimos cuenta que era mucha competencia”, añadió, “éramos un capital humano y a ellos no les costaba nada, excepto las supuestas investigaciones de tu historial porque luego nos dimos cuenta que en realidad no lo hacían, entonces había gente mala que estaba conduciendo para Uber”.
Dijo que en su caso terminaba de trabajar más horas de lo que normalmente estaba acostumbrado.
Contó que de 80 horas laborando a las semana, unas 20 era conducir sin pasaje, esperando un llamado, dando vueltas gastando gasolina y el uso del auto.
“Luego nos dimos cuenta que los pagos empezaron a bajar, del 15 por ciento al 25 por ciento. Pensamos que el motivo por lo cual los costos que empezaron a cobrar era porque estábamos recuperando nosotros esos costos, pero no, eran las compañías operando eso. Entonces el conductor era el que terminaba pagando”.
También comentó que por pláticas con los conductores curiosos que preguntaban si en realidad era buen negocio conducir para Uber o Lyft se enteró lo que realmente la compañía cobraba al pasajero.
“Ellos, la compañía, no quieren decir cuánto paga el pasajero, pero nosotros en nuestras aplicaciones Uber decía que le cobraba 40 dólares, pero el pasajero decía que les cobraban 55. A nosotros nos daban el 25 por ciento de 40, no de 55”, manifestó.
Moreno también contó que no es cierto que la compañía les da flexibilidad, que es mas, hasta los castiga en caso de no acudir a recoger a un pasajero debido a falta de tiempo, cansancio o por la distancia requerida.
“Resulta que uno recoge a una persona que está a 25 minutos más allá, y el viaje sólo es de cinco minutos, entonces, dónde está la ganancia? A veces a uno le dicen que te van a pagar 28 dólares, pero en realidad te pagan lo de 18 dólares, se supone que nos iban a pagar mas, pero no fue así.
“Muchas veces pasa eso. Son mentiras, no hay flexibilidad, ellos son dueños de ti. Si empiezas a manejar y empiezas a negarte para recoger personas porque tu horario de 12 horas no te permite manejar porque vas a ir de San Diego a LAX, uno no se quiere quedar dormido mientras estás manejando, y uno se niega ese viaje, empiezan a penalizarte y no te dan buenos viajes, Están mintiendo con eso que hay flexibilidad”.
Moreno dijo que antes de la pandemia trabajaba los fines de semana, desde las 11:00 de la noche del viernes a las 4:00 de la mañana del lunes generado un promedio de 850 dólares.
“Luego bajó entre 350 y 550 dólares como máximo. Eso fue un gran cambio, y hay mucha gente que le va peor porque durante la cuarentena mucha gente no va a las oficinas, no ha a bares ni restaurantes. En este momento estamos hablando de conductores, pero luego de noviembre, si pasa la Proposición 22, vamos a estar hablando de profesores, enfermeras, de personas que trabajan en otros rubros”, dijo.
Alexandrea Ravenelle, profesora de sociología en la Universidad de Carolina del Norte, Chapel Hill y autora de «Hustle and Gig”, dijo que los tiempos actuales no son los mejores para realizar trabajos temporales.
“En su mayoría, las personas que realizan este tipo de trabajos lo hacen con extraños y esto los pone en mayor riesgo de la COVID-19”. señaló.
Dijo que la mayoría de los trabajadores temporales no reciben los beneficios por desempleo o a los alivios financieros de la pandemia.
“Han enfrentado muchas dificultades durante la pandemia y están ansiosos por volver al trabajo lo antes posible”. expresó.
La experta en economía colaborativa y colaborativa opinó que en unos años más muchos trabajos se moverán hacia ese tipo de modelo laboral en el que las empresas tienen menos responsabilidades.