POR DR. LUIS MONTEL
La “culpable” de todo lo que mencionaré a continuación es la vitamina E: una piel luminosa, tersa, sin puntos negros, con bajo nivel de grasa corporal; articulaciones flexibles, con menos rasgos de vejez, más vitalidad y juventud.
Esta princesa es uno de los factores principales para la salud y multiplicación celular, y para la reparación de los tejidos. Es el complejo antioxidante más estable del organismo, ya que funciona en la sangre, dentro de la célula, pero también fuera, inactivado los radicales libres, los tóxicos derivados del medio ambiente y los derivados del metabolismo.
Además, contrarresta los efectos nocivos del alcohol y otras drogas. La vitamina E también activa sinérgicamente y refuerza al complejo B, y a la K y la D, entre otras. También apoya a la hormona del crecimiento para que tenga más radio de acción. Es un potente baluarte para cuidarnos de algunos tipos de cáncer.
La vitamina E activa la producción de espermatozoides y testosterona y regula los ciclos ovulatorios y la salud femenina. En resumen, nos mantiene bellos y fuertes.
Signos de falta de vitamina E
-Salida de arrugas finas en cara y cuerpo, y de estrías
-Nódulos mamarios
-Adenopatías o ganglios alterados
-Catarros frecuentes
-Síndrome alérgico sin alergia contrastada
-Bajo nivel muscular, a pesar del ejercicio
-Sequedad de piel y mucosas
-Falta de elasticidad de tendones y músculos
-Calvicie precoz
-Dermatitis atópica por déficit de tocoferol (vitamina E)
Alimentos con vitamina E
Es imposible producirla orgánicamente. Por tanto, debemos consumir pescado fresco, por ejemplo, merluza, salmón, caballa o bacalao. También frutos secos: almendras, cacahuetes, nueces linaza… Vegetales, hortalizas y granos.
Debemos eliminar hábitos nocivos y llevar una dieta equilibrada. Además, podemos suplementarnos diariamente con vitamina E, ya que es muy barata y accesible. Consúltalo con tu médico personal. Si la tomas en la mañana, cada día, el rostro y el cuerpo te lo agradecerán.