POR ISMAEL CALA
@CALA
Estamos transitando por un período de profunda transformación que está cuestionando y redefiniendo todo lo relacionado con la forma en que trabajamos y cómo esa actividad se integra en nuestro diario vivir.
Es una especie de sublevación que tiene el potencial de ser igual de influyente que la Revolución Científica de los siglos XVI y XVII. Así como en aquel momento en el que Copérnico desafió la idea de que la Tierra era plana, hoy estamos desafiando el pensamiento de que la vida gira exclusivamente en torno al trabajo.
Gracias a la Revolución Industrial, hemos vivido bajo la suposición de que todo debe estar centrado en nuestra faceta laboral. En ese contexto, los seres humanos eran considerados principalmente como meros instrumentos, y se buscaba minimizar el tiempo de inactividad.
Este enfoque no solo causó grandes estragos sociales en aquel entonces, sino que fue la base para lo que hoy conocemos como la cultura del esfuerzo, donde se alardea de ser productivos las 24 horas. Evidentemente, quien piensa de esta manera, solo intenta llenar con el trabajo sus enormes vacíos.
Los informes de la encuestadora Gallup indican que siete de cada diez personas en todo el mundo enfrentan problemas de salud mental. Evidentemente, los avances en este sentido son menos notorios, como suele suceder en tiempos de transformación cultural. Si revisamos la historia, las personas que vivieron sucesos que marcaron nuestro rumbo no se dieron cuenta plenamente de la magnitud de sus tiempos.
Hoy es necesario reconocer que debemos centrarnos en nuestra humanidad, una que abarca el trabajo, pero también incluye el cuidado de nuestra salud, nuestras relaciones, nuestra capacidad para asombrarnos y experimentar la alegría, así como nuestra contribución a algo más grande que nosotros mismos. Cuando nuestra existencia gira en torno a nuestro sentido como seres sociales, satisfacemos una necesidad fundamental de conectarnos no solo con nosotros mismos, sino también con algo más grande: nuestro propósito.
La clave no es abandonar nuestras ambiciones, sino redefinir el éxito y trabajar de manera más inteligente y sostenible sobre la base de nuestro bienestar.
Las personas están expresando su deseo de una nueva forma de vida y trabajo de diversas maneras, pero todo apunta hacia un anhelo colectivo, porque solo al centrarnos en nuestra humanidad podremos prosperar.
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