Los Ángeles.- Por sexto día consecutivo continuaron ayer las protestas violentas en las principales ciudades del país por la muerte de George Floyd, quien murió la semana pasada en Minneapolis horas después de que un policía lo arrestó.
Desde hace una semana, miles de personas salieron a las calles a pedir justicia de manera pacífica portando pancartas: “Black lives Matter”, “Justice 4 George Floyd”, “End White Violence”, “I Can’t Breathe” («No puedo respirar»), la frase que repitió varias veces el afroamericano mientras era sometido por un elemento de la policía, que lo tiró al suelo y presionó su rodilla en el cuello de la víctima.
Lamentablemente muchos optaron por la violencia, saquearon y destrozaron e incendiaron varias tiendas y patrullas.
Durante los enfrentamientos entre los manifestantes y los elementos de la policía estallaron bombas molotov y balas de gomas, estas últimas con el afán de dispersar a las multitudes.
Esos disturbios también provocaron la muerte de elementos policiacos y participantes, por lo que decenas de gobernadores y alcaldes coincidieron en imponer toque de queda y a pedir el apoyo de la Guardia Nacional.
Los disturbios alcanzaron un nivel de violencia más alto el sábado y domingo, principalmente en Minneapolis, San Francisco, Los Ángeles, Atlanta, Denver, Seattle, Washington, DC, donde enfurecidos manifestantes prendieron fuego a una estructura frente a la Casa Blanca y provocaron que el presidente Donald Trump se encerrara en un búnker por varias horas.
Pero también hubo disturbios en Filadelfia, Nueva York Reno, Salt Lake City, entre otras ciudades.
En Los Ángeles, el alcalde Eric Garcetti declaró estado de emergencia desde el sábado pasado.
En el Sur de California, estallaron disturbios en el centro angelino, Santa Mónica, Beverly Hills, Pasadena, Huntington Beach, Long Beach, San Bernardino y en San Diego los manifestantes derribaron barricadas, incendiaron patrullas y vandalizaron y saquearon varios negocios.
En Santa Mónica, muchos de los vándalos tuvieron la osadía de tomarse selfies o posar desde el capaste de los autos policiacos destrozados.
También fue posible ver a otros jóvenes tomarse fotos con patrullas en llamas a sus espaldas como si se tratara de un trofeo, mientras que otros aprovechaban los disturbios para destrozar ventanas y puertas de negocios, o pintarrojear varias paredes.
Decenas de tiendas de conveniencia, farmacias, zapatos, ropa deportiva y hasta joyerías fueron saqueadas completamente.
Es la primera vez que tantos líderes emiten simultáneamente tales órdenes ante disturbios cívicos desde 1968, después del asesinato del reverendo Dr. Martin Luther King Jr.