La pandemia paralela: Las mujeres trabajan más y duermen menos debido al Covid-19

Por: Nora Estrada
De izquierda a derecha: Dr. Beatrice Duncan (UN Women), Dr. C. Nicole Mason (Institute for Women’s Policy Research), and Dr. Kirsten Swinth (Fordham University). Foto: EMS

Aseguran que el COVID-19 agrava las condiciones existentes para las mujeres que ya de por sí son discriminadas en todos los sectores

Por SUNITA SOHRABJI/EMS Editora colaboradora

SAN FRANCISCO – Las mujeres alrededor del mundo enfrentan una crisis paralela en tiempos de la pandemia del COVID-19, mientras sus cargas de trabajo, tanto remunerado como no remunerado, aumenta dramáticamente.

“La pandemia del COVID-19 ha agravado las condiciones existentes para las mujeres, que se encuentran discriminadas en todos los sectores”, dijo la Dra. Beatrice Duncan, Asesora de políticas, Estado de derecho, Mujeres de la ONU, en una sesión informativa organizada por Ethnic Media Services.

Los panelistas de la sesión informativa observaron que la crisis del COVID ha destacado y exacerbado la desigualdad de género alrededor del mundo. También hablaron del aumento dramático en la violencia doméstica, incluyendo el abuso por hijos adolescentes. Duncan declaró que la violencia doméstica ha visto una agudización triplicada en EUA durante los últimos dos meses.

La Dra. Kirsten Swinth, profesora de historia en la Universidad de Fordham, comparó la actual pandemia a la pandemia de 1918 y a la Gran Depresión, sugiriendo que hubo lecciones de ambas que inspiraron a las mujeres a seguir adelante.

“La pandemia de la influenza de 1918-19 fue un duro golpe a la medicina moderna dirigida por los hombres y su fe en la ciencia para curar las enfermedades infecciosas”, dijo Swinth. Las enfermeras, sin embargo, se valoraron debido a su profesionalismo en dar servicios médicos esenciales.

Igualmente, en la pandemia actual, a los trabajadores esenciales, incluyendo aquellos en la parte de abajo de la escalera económica, se los elogia como héroes por dar servicios esenciales en tiempos de crisis, dijo.

El reconocimiento del papel crítico de la mujer en la epidemia de 1918 ocurrió al mismo tiempo que las sufragistas iban de puerta en puerta para conseguir apoyo para el derecho al voto de la mujer: la Enmienda 19 se ratificó en 1920.

Swinth también señaló como el aumento en las cargas sociales y económicas sobre las mujeres durante la Gran Depresión ayudó a dar a luz a una generación de mujeres líderes que lucharon por temas de costo de vida y un aumento en la participación en los sindicatos laborales.

La Dra. Nicole Mason, presidenta y directora ejecutiva del Instituto para la Investigación de Políticas de la Mujer dijo que las mujeres representan desproporcionadamente a casi los 39 millones de personas que han solicitado las prestaciones para el desempleo en las últimas nueve semanas debido a su sobrerrepresentación en trabajos del sector de servicios que requieren que los empleados trabajen en el sitio, en vez de trabajar remotamente. El sector de servicios ha sido el más golpeado por el confinamiento económico.

El Departamento de Labor de EUA emitió datos a principios de mayo, que examinaron solicitudes de desempleo por género para el mes de abril. En general, el desempleo subió del 4.4 por ciento al 14.7 por ciento. Para las mujeres, las tasas de desempleo subieron hasta el 16.2 por ciento en oposición al 13.5 por ciento para los hombres. En febrero, antes de que la pandemia golpeara fuerte a la economía de los EUA, las tasas de desempleo para ambos sectores eran más o menos igual al 3.5 por ciento.

Al cerrarse las guarderías y escuelas, las mujeres se enfrentan a la doble carga del cuidado a tiempo completo de sus familias – incluyendo su educación en casa – mientras también tratan de mantener su trabajo a tiempo completo. En cambio, las mujeres que han mantenido sus trabajos en el sector de servicios tienen ahora que hacer unas elecciones muy difíciles entre trabajar y cuidar a sus familias, dijo Mason.

A las mujeres también les será más difícil recuperarse económicamente de la pandemia. “Muchos de los trabajos perdidos no volverán”, dijo, defendiendo la necesidad de soluciones de política de largo plazo que ayudarían a las mujeres a volver a entrar en la fuerza laboral y a mantenerse allí; la flexibilidad de horarios para tratar las necesidades del cuidado de los niños, junto con guarderías en el sitio de trabajo; licencia retribuida por enfermedad por mandato para todas las empresas; y una renta básica universal.

La Dra. Estela Rivero, investigadora asociada en el Instituto Pulte para el Desarrollo Global de la Universidad de Notre Dame, declaró que la pandemia del COVID-19 ha exacerbado las ya limitadas oportunidades para que las mujeres ganaran la independencia económica. “El tiempo es uno de nuestros recursos más preciosos”, dijo, y las mujeres ahora están forzadas a pasar más horas haciendo labores sin remuneración comparado con los hombres.

En EUA, sus investigaciones muestran que dentro de la pandemia, las mujeres de entre 30 y 40 años pasan por término medio 60 horas semanales en trabajos pagados y no pagados. Los hombres pasan 57 horas, principalmente en trabajos pagados.

En México, las mujeres pasan 80 horas por semana en trabajos pagados y no pagados, mientras que los hombres pasan 70 horas principalmente en trabajos pagados. Si un miembro de la casa se enferma, las mujeres pasan otras 10 horas más por semana cuidando a las personas enfermas. En general, el sueño de las mujeres disminuye en 5 horas.

“Una nota positiva es esto: al pasar las familias más tiempo en casa, les toca ver lo que hacen las mujeres para mantener en funcionamiento el hogar”, dijo Rivero, expresando esperanzas de que esto lleve a un cambio de actitud acerca del valor del trabajo de la mujer.

Mimi Lind, directora de Servicios de Salud del comportamiento y Violencia doméstica de la Clínica Familiar de Venice, dijo que el aumento de violencia doméstica durante la pandemia coincide con la pérdida de los salvavidas tradicionales, como los refugios, el sistema de justicia y los servicios de salud.

Lind definió los muchos tipos de abuso, que incluyen la violencia física y sexual; forzar a una víctima a ser económicamente dependiente; insultarla, avergonzarla, y usar los medios sociales para mantener el poder y el control de una pareja o ex-pareja.

Las mujeres aisladas en casa con una pareja maltratadora no pueden llamar a una línea directa para pedir ayuda debido al temor de que esa violenta pareja doméstica o hijo adolescente pueda escuchar la conversación, lo que resultaría en un aumento de la violencia. Al llevar a cabo más servicios de atención médica por tele-medicina, las mujeres también pierden el acceso personal a doctores y enfermeras que a menudo preguntan si existe abuso por parte de la pareja cuando una mujer se presenta en el hospital.

Sí quedan algunas protecciones para las mujeres que viven en el Condado de Los Ángeles, dijo Lind. Las cortes en el condado aún pueden proporcionar órdenes de alejamiento contra la pareja maltratadora. Además, algunas líneas directas de violencia doméstica pueden proporcionar vales a las mujeres, lo que les permitiría dejar una situación de maltrato para ir a un hotel o motel temporalmente.

Duncan cerró la sesión informativa comparando la pandemia con una guerra global. “Esto a lo que nos estamos enfrentando podría ser la Tercera Guerra Mundial”. Como sus compañeras de panel, buscaba signos de esperanza en lo que su agencia describe como “la pandemia paralela”.

“En todas las guerras a las que nos hemos enfrentado a lo largo de los años, las fatalidades han sido principalmente hombres, pero las consecuencias las han llevado las mujeres porque las mujeres tienen luego que gestionar la casa”.

“Cuando vivimos este tipo de cambio social, también viene con cambios en las relaciones de género”, dijo Duncan, agregando: “En algunos casos, permite que las mujeres prosperen más porque se convierten en las cabezas de la casa”.

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