Los Ángeles.- La actriz Nicole Kidman reconoció que a pesar de que inmediatamente aceptó interpretar a la inolvidable comediante Lucille Ball para la cinta «Being the Ricardos» porque lo consideró una magnífica oportunidad en plena pandemia, después empezó a dudar por el reto que enfrentaba el personaje.
La actriz australiana protagoniza la película junto a Javier Bardem como Desi Arnaz.
La cinta se estrena en los cines estadounidenses este viernes 10 de diciembre y estará disponible en Amazon Prime Video 11 días después.
La cinta, dirigida por Aaron Sorkin, se centra en una semana de grabación del show televisivo «I Love Lucy» que incluye reuniones y ensayos.
Se trata de un extracto de las trayectorias de ambos personajes y no la historia completa.
No es un biopic que va de la cuna hasta la tumba, se trata de una película de dos horas sobre los dos actores, y algunas de las extraordinarias experiencias que compartieron.
Capta Kidman desde la apariencia hasta su voz de Ball
“Cuando acepté el papel de Lucy no tenía idea en lo que me estaba metiendo porque yo le dije sí al guión de Aaron Sorkin, de hecho, lo recibí en plena pandemia, me emocionó tanto porque a pesar de que el mundo estaba detenido, yo tenía enfrente de mí un maravilloso guión; ya que conocer la historia de Lucy sentí que era una magnífica oportunidad para hacerlo”, contó la australiana.
Agregó que una semana después se dio cuenta de la responsabilidad que tenía enfrente.
“Por ejemplo, cuando empecé a practicar la voz tan particular y singular de Lucy, ahí fue cuando dije: ‘¿En qué estoy metida? Empecé a dudar y pensé: ‘Ojalá tuviera el talento para hacerlo, pero no.
“Por suerte tuve el tiempo suficiente para trabajar meticulosamente y lentamente en la personificación de la personalidad de Lucy”, agregó. “Me dediqué a prepararlo todo viendo metódicamente el show, escuchando la voz”.
La australiana comentó que en esta ocasión, para separar un personaje lo hizo de manera diferente que en otras ocasiones.
“Esta vez lo hice diferente a como me suelo preparar porque siempre lo hago desde adentro del personaje, y esta vez fue al revés, porque me pude identificar con ella, sentir como ella y especialmente porque está escrito maravillosamente.
“Después fue a planear cómo armar el rompecabezas y encarnar a Lucille Ball. Le agradezco al director toda su comprensión porque cuando me empecé a preocupar, Aaron me mandó un email y me dijo: ‘vas a poder, solo tienes que ir paso a paso, sin correr y no quiero una interpretación de la actriz, quiero que hagas lo que sabes hacer porque conozco tu trabajo y sé de lo que eres capaz, y es por eso que creo en ti’”.
Reconoció que de hecho, intentó persuadir al cineasta de que cambiara de protagonista.
“Hasta le comenté que necesitaba operarme la quijada y hacerme otras cosas, pero nunca me escuchó porque fue tan consistente en lo que él creía.
“Me dijo que eso no le importaba y me imagino que muchas de las veces se frustró conmigo, pero al mismo tiempo él sabía que exactamente era lo que quería”, agregó. “Y sí, acepto que me tomó tiempo entender esa parte, pero cuando lo hice dije: ‘Ya estoy aquí, vamos a hacerlo’”.
Kidman dijo que durante todo ese proceso tuvo la oportunidad de trabajar en todos los aspectos de Lucille Ball and Lucy Ricardo.
“Porque eran dos personas diferentes, porque Lucille Ball creó a Lucy Ricardo”, expresó.
Kidman opinó que la película “levanta el telón” de cómo una mujer tenía la influencia de cómo se realizaba un show.
“De hecho, no había mujeres con este tipo de personajes, ella fue la primera, ella era única. No ha habido nadie como ella, entonces lo que este filme hace es levantar el telón donde nos muestra no solo el show de I Love Lucy, sino también cómo se hacía, cómo se escribía, nos muestra la genialidad, destreza, inteligencia y espontaneidad de Lucy Ricardo”, dijo.
Añadió que el logro del director es seguir al matrimonio durante el transcurso de una semana laboral, lo que tardaron en producir un capítulo de I Love Lucy.
“Se trata de una de las sitcoms más influyentes de todos los tiempos y que catapultó a Ball como la verdadera primera megaestrella de la TV norteamericana, alcanzando un estatus que solo gozaba el star-system remanente de Hollywood.
“Desde que recibí el guión no lo solté hasta que terminé de leerlo, es impresionantemente brillante, me encantaría que cada uno de los fanáticos y no tuvieran la oportunidad de ojearlo porque es un deleite”, expresó Kidman.