POR DRA. NANCY ÁLVAREZ
Hoy tengo que felicitar a los políticos. Claro, no a todos. Solo a aquellos que votaron a favor de respetar el matrimonio gay y otros tipos de uniones. No es justo que a dos personas que se aman y mantienen una verdadera relación significativa (compromiso con quien se ama, compartir la vida, estar a su lado en las buenas y las malas), se les condene a vivir escondiendo ese vínculo, y además le prohíban casarse. Cuando amas, nada está por encima de ese ser humano, es lo más importante en la vida.
¿Por qué deben ser sometidos a esconder su relación? ¿Por qué deben avergonzarse de lo que sienten?
Imagínese estar enamorado profundamente de alguien y no poder expresarlo. ¿Acaso alguien decide a quién desea? Por eso, nunca digo “preferencia sexual”. La orientación sexual no es algo que preferimos como un helado. ¡Qué ignorantes e inhumanos somos! Nadie decide de quién se enamora, y mucho menos a quién desea.
Y no me vengan a decir que Dios rechaza y condena a los homosexuales. Cuando Jesús, que vivió en una época donde las mujeres éramos tratadas como perros sarnosos, encontró a una turba apedreando una mujer por infiel, fue hacia ella, la levantó y dijo a la turba de malandros: “El que se encuentre libre de pecado, que tire la primera piedra”.
Aun hoy apedrean a mujeres hasta que mueren. Mire lo que está pasando en Oriente, donde matan a las mujeres por no ponerse un trapo en la cabeza y en la cara. Allí las hijas de Eva no tenemos derecho a nada. Por eso, Shakira no fue a Catar, por ejemplo. Sin embargo, los hombres sí tienen sexo con otros hombres. Ya se sabe que, mientras más una persona rechaza a los gays, más posibilidades tiene de ser un gay que no ha salido del closet.
Las minorías deben ser respetadas como seres humanos. El mundo está lleno de grandes pintores, músicos, científicos y poetas que son gays. Al sufrir tanto con el rechazo de la sociedad y de su familia, incluso se tornan más sensibles que los heterosexuales.
Así que un aplauso fuerte y mantengámonos atentos, ya que aún quedan muchos dinosaurios por ahí en puestos importantes, como en la Corte Suprema de EEUU, entre otras mal llamadas “instituciones” que parecen haber resucitado de la prehistoria. No saben de lo que hablan, solo los guían sus traumas de la niñez, su odio a las diferencias, sus intereses políticos y económicos, jamás el bien de la humanidad.
Le pido a Dios, pero no me hace caso, que les envíe a esos retrógradas varios hijos y nietos gays. Así (quizás) podrán entender en carne propia lo que sufren esas personas. Seguiremos atentos, para destruir esos “planes” que andan en esas cabezas malignas