Por Aldo Civico
Hay un poema de Rainer Maria Rilke que es capaz de mover las fibras más profundas de mi alma. Se llama “Amar las preguntas”. Permíteme entonces compartirlo: “Ten paciencia con todo aquello / que no se ha resuelto en tu corazón / e intenta amar las preguntas por sí mismas, / como si fueran habitaciones cerradas / o libros escritos en una lengua extranjera. / No busques ahora las respuestas / que no estés preparado para vivir, / pues la clave es vivirlo todo. / Vive las preguntas ahora. / Tal vez las encuentres, gradualmente, sin notarlas, / y algún día lejano llegues a las respuestas”.
La vida es este viaje que nos lleva a descubrir, encontrar, resolver preguntas. Son las preguntas, más que las respuestas, las que nos hacen que valga la pena el viaje. Nuestro crecimiento está en las preguntas, más que en las respuestas.
Naturalmente, la calidad de las preguntas que nos hacemos determina la calidad del viaje. Se trata de hacernos preguntas poderosas. Preguntas que te cuestionan, te abren nuevas perspectivas y, por ende, nuevos posibles escenarios y destinos por explorar y alcanzar.
Cuando nos sentimos estancados en una relación afectiva, cuando ya no sentimos motivación por lo que hacemos, o en nuestro interior, se hace presente una inquietud: ¿por qué no sentimos satisfacción por quienes somos y por lo que hacemos? Es decir, cualquier crisis, pequeña o grande, nos ofrece sobre una bandeja de plata la pregunta que podemos acoger y amar.
Pero, el problema, es que la mayoría de las veces las evadimos. Preferimos ignorarlas. Nos da pereza entender estas preguntas. Las estrategias que utilizamos para evadirlas son varias. Puede ser el alcohol, las drogas, la fiesta permanente, horas dedicadas a Netflix o a las redes sociales, la pornografía, el atracón de comida.
Podríamos decir que, detrás de las adicciones o de los trastornos pequeños o grandes que desarrollamos en nuestra vida, hay una resistencia a enfrentar preguntas poderosas que podríamos explorar. También podríamos decir, por otro lado, que detrás de nuestras adicciones y trastornos hay algo nuevo y maravilloso que quiere ser despertado. Hay la oportunidad de algo genuino, auténtico, que quiere emerger y ser generado. Es muchas veces, desde la oscuridad y las sombras de nuestro propio sótano interior, que emergen las preguntas más poderosas. Si las amamos, nos ponen en el camino hacia una felicidad profunda, hacia la plenitud.
Hoy, entonces, te quiero hacer una invitación: ¿cuáles son las preguntas poderosas que deberías hacerte y que estás evitando? ¿Cuál es la verdadera pregunta que está detrás de emociones de tristeza, agobio, disolución o rabia? En una palabra: ¿cuál es la pregunta que tienes que amar hoy en tu vida?