Por Alicia Alarcón.
Las balas que le pasaron muy de cerca convencieron a Ely Diaz a regresar al país del que no debió salir, Estados Unidos.
Antes de eso, Ely vivía en Anaheim, pero a los 16 años tomó la decisión de mudarse a Ciudad Juárez, lo que le costó perder su categoría de dreamer en este país.
La experiencia de vivir en México, y en una de las ciudades consideradas, en ese entonces, como una de las más violentas del mundo, le hizo valorar lo que había dejado atrás.
A pesar del peligro que conllevaba cruzar la frontera sin documentos, Ely decidió regresar otra vez a Estados Unidos y retomar sus estudios universitarios.
Han transcurrido 13 años desde que el joven regresó en calidad de indocumentado al país que consideraba suyo. Esa categoría asociada con su nombre no fue un impedimento para graduarse de dos Colegios Comunitarios.
Terminó una licenciatura e ingresó a la Universidad de Santa Cruz donde está a punto de terminar una maestría y continuar con un doctorado en el área de Educación.
¨He hecho de todo para subsistir”, afirma Ely. “Reciclé latas que encontraba en botes de basura, fui vendedor de puerta en puerta. Mi primer trabajo fue de ayudante de un pintor de casas. Mi primer sueldo fue 40 dólares al día. Así aprendí un poco de albañilería. Yo me paraba afuera del Home Depot junto con otros esperando ser contratado”.
Ely llegó a Estados Unidos a los 11 años, y cuando se graduó de la secundaria se enteró de que sus opciones para ingresar a un Colegio o Universidad eran diferentes a las que tenían sus compañeros.
“A los 16 años me pasaron varias cosas, no pude conseguir mi licencia de manejo, mi madre se fue de California a Detroit y me sentí solo sin apoyo, entonces me regresé al lugar de mi nacimiento, Ciudad Juárez Chihuahua¨.
Esa decisión le costó a Ely el estatus de DACA (Deferred Action for Childhood Arrivals).
¨Yo sabía que iba a ser muy difícil, pero aun así me arriesgué a regresar a Anaheim donde viví mucho tiempo con mi mamá y me propuse regresar a la escuela y estudiar. Nunca pude tener un trabajo estable. Yo pagaba todo de mi bolsillo de lo que me pagaban en mis trabajos de jornalero¨, contó.
A Ely le tomó cinco años terminar el Colegio Cypress, de ahí se transfirió a la Universidad Estatal de Long Beach donde estudió Ciencias Políticas y realizó una maestría en Educación.
Fue ahí donde descubrió que su condición de indocumentado no le impedía convertirse en un activista social.
¨Descubrí que a través del activismo político y social podemos lograr los cambios que necesitamos en este país¨, expresó.
Con muy poco dinero para comer y mucho menos para comprar libros o ropa, el también activista terminó su licenciatura y fue aceptado para un doctorado en Educación en la Universidad de Santa Cruz con enfoque en análisis sociocultural para lograr la justicia social y racial.
¨Sin la ayuda de los maestros no hubiera sido posible terminar mi maestría y empezar mi doctorado¨, agregó Ely.
¨Lo que yo quiero decir a todos los indocumentados que quieren seguir estudiando que lo hagan, que van mi ejemplo”, manifestó. “Siempre hay alguien que te ayuda, te guía, para mí fue mi consejero, el Dr. Eduardo Mosqueda quien me guió.
“Puede conseguir becas, y lo más increíble, es que varios maestros de la Universidad se han comprometido a cubrir mis gastos del doctorado. La colegiatura a nivel doctorado es alrededor de 20 mil dólares al año, además los costos de comida y vivienda¨ compartió el estudiante.
Ely dijo que los indocumentados no deben darse por vencidos sin la ayuda federal porque existen muchas fundaciones que apoyan a los estudiantes que quieren continuar su educación universitaria.
Agregó que entre las más conocidas están las Fellowship Velez y J. Robles.
“Parte de mis actividades es orientarlos sobre estas becas y que sepan que no están solos. Hay mucha ayuda disponible y poca gente lo sabe”, enfatizó.
Ely aseguro que ya no hay excusa para no convertirse en profesionales porque la situación en California ha cambiado mucho a favor de las personas sin estatus legal.
“Por ejemplo, podemos tener una cuenta de banco, licencia para conducir, los que tengan una licencia o certificado de un oficio en su país, pueden trabajar también de manera independiente.
“El enfoque para los indocumentados debe ser la educación, yo sé que muchos dicen ´el estudio no es para mí´, pero están equivocados”, expresó, “el Colegio y la Universidad te enseña materias que te ayudan en tu vida diaria, economía, matemáticas, antropología, historia”.
Dijo que los estudios profesionales también ayudan a tomar mejores decisiones en la vida y amplían el universo.
“También los indocumentados debemos involucrarnos en los problemas que afectan a nuestra comunidad y luchar por su solución”, añadió. “Aunque no podamos votar, podemos poner presión a nuestros representantes. Somos una fuerza económica muy grande¨.
Uno de los señalamientos que Díaz enfatiza es que los padres de los indocumentados hagan sus declaraciones de impuestos.
“Si no pagan impuestos los condenan a no recibir ayuda económica de fundaciones y otros lugares porque ese es el documento que te piden para comprobar tus ingresos”, dijo. “Pagar impuestos, es dar fe que seguimos las reglas de este país”.
Dijo que también es muy importante que aprender inglés.
“Muchos dicen, ´no tengo tiempo. No me va a servir de nada, me va agarrar la migra’”, comentó. “Eso es vivir con rumores sin fundamento y no aprovechar la larga lista de oportunidades que se nos ofrecen”.
Ely invita a los estudiantes indocumentados que necesiten información sobre los recursos disponibles para cursar sus estudios superiores a que se comuniquen con él a través de su correo electrónico o su twitter para orientarlos. Arthurspooner7@gmail.com, @I_am_thechange.