Los Ángeles.- Para vivos o para muertos, pero la verdad es que el chocolate es una bebida milenaria que también disfrutan desde el más allá los fieles difuntos, de acuerdo a las costumbres de los oaxaqueños.
El Día de Muertos es la mejor fecha para venerar a sus ancestros que reposan en un cementerio con un tazón de chocolate tal y como ellos lo degustaban, con la receta original y un proceso de preparación muy apegado.
Pero ¿Cómo lograr preparar un chocolate orgánico con la receta familiar a su gusto?
Esto todavía es posible en la cosmopolita ciudad de Los Angeles gracias al servicio de molienda que ofrece El Changarro Oaxaqueño Market.
Las docenas de clientes que abarrotan el negocio argumentan que preparan el chocolate de acuerdo a la tradición de cada familia, pero en lo que todos coinciden, es que el cacao debe ser de Oaxaca.
El chocolate es cien por ciento orgánico y se prepara casi manualmente de acuerdo a la receta de cada familia.
El Changarro Oaxaqueño Market, ubicado en el 3113 W. 8 St, Los Ángeles, CA 90005, llegan decenas de personas con sus respectivas bolsas o bandejas con cinco, 10, 15 y hasta 20 libras de cacao para participar en la molienda.
En su mayoría son las madres de familia que continúan con la tradición. Algunas de ellas llegaron con hijos o nietos para enseñarles el proceso y explicar por qué es tan importante para ellos, y sus “muertitos”, esta bebida.
Cuando Alejandro y Estela Montaño, los propietarios del negocio, encienden los molinos y vacían el primer bulto de cacao, el olor empieza a surtir efectos entre los presentes porque las platicas sube de tono y las sonrisas se transforman en carcajadas.
Platicando entre los clientes nos dimos cuenta que cada uno traía preparada su propia receta.
Doña Ana Cruz llegó con 15 libras y dijo: “del mejor y más caro cacao”.
“Yo molía el cacao con el metate. Lo dejé hace 50 años que empezaron las primeras moliendas en Oaxaca, y ahora agradecidos de que en esta ciudad nos brinden este servicio”, comentó.
Además del cacao, reveló que su receta consiste en azúcar, canela y almendra.
“Tomamos a diario la bebida, por eso estas 15 libras nos duran unos tres meses”, agregó.
Doña Anita también contó que la época más especial de la bebida es el Día de los Muertos, cuando ofrecen como ofrenda a sus difuntos.
Al ver un metate de adorno, la clienta, de 75 años, no resistió la tentación de ponerse de rodillas y empezar a moler el cacao con todos los ingredientes como hace medio siglo no lo hacía.
“Hace 50 años que no agarraba un metate, pero de esta manera les muestro como lo hacían el chocolate nuestros ancestros”, comentó.
Florinda Martínez, quien esperó por el servicio de molienda unas tres horas y fue la última en la fila, dijo que los sacrificios para obtener el chocolate tal y con el sabor que les gustaba a sus padres y abuelos, bien valen la pena.
“Vengo cada año al Changarro a moler el cacao y preparar el chocolate. Es una tradición que nos ensañaron nuestros antepasados para recordar a nuestros fieles difuntos con chocolate y pan, es algo muy especial el Día de Muertos”, comento Martínez.
Algunos de los presentes argumentaron que además de cacao, canela y almendra, también les gusta agregarle nuez y cacahuate, todo de acuerdo a la receta familiar y al gusto.
Jorge Marcial preparó 20 libras de chocolate para degustar en una ocasión muy especial.
“El cacao es de Oaxaca y voy a preparar la receta es de mis bisabuelos, lo preparan con cacao, canela, almendra, nuez y cacahuate, y lo queremos para una fiesta”, dijo.
Martín Hernández Mateo dijo que su abuelita le enseñó a preparar la receta de chocolate.
“Desde el tueste del cacao inicia la preparación de la receta al gusto. En nuestro caso tostamos el cacao a fuego lento y con leña”, compartió.
PROCESO PARA PREPARAR CHOCOLATE
- Para preparar el chocolate, el Changarro Oaxaqueño Market tiene con dos molinos que operan de manera eléctrica, pero que es requerido completar el trabajo de manera manual y con mucha precisión y cuidado.
- Los encargados de esa labor, que no cualquiera realiza, son los propietarios Estela y Alejandro.
- Los clientes llevan el cacao ya tostado y con los ingredientes de acuerdo a sus recetas de familia.
- Luego de pagar la molienda, cada propietario pasa al primer molino que maniobra Alejandro, donde procesan el cacao, la canela y resto de los ingredientes.
- De ahí sale una crema lista para agregarle el azúcar con la que se amasa por varios minutos para asegurarse que todos los ingredientes están bien integrados.
- Una vez mezclado, pasa al segundo molino donde la masa es procesada con la ayuda de los operadores que la empujan hacia las dos piedras con mucho cuidado.
- Es ahí donde ya sale el chocolate y cada propietario se encarga de realizar las tabletas a su gusto.