POR DRA. NANCY ÁLVAREZ
El divorcio está considerado la segunda causa de gran estrés en el individuo. La primera es la muerte de un familiar cercano, que también es una situación muy difícil, de duelo y pérdida. Pero lo que más nos preocupa es el manejo que se le da a este proceso en relación con los hijos.
Los estudios indican que, aunque los hijos tienen una mayor posibilidad de tener problemas emocionales, si el divorcio es bien manejado, no debe causar problemas serios. Pero, ¿qué es un divorcio mal manejado? ¿Qué es un buen divorcio?
Para tener un buen divorcio, se requiere casi lo mismo que para un buen matrimonio:
-Buena comunicación
-Consideración
-Respeto por el otro
-Lealtad
-Fidelidad
Esto plantea un serio problema: la mayoría de las personas que se divorcian tienen un mal manejo del proceso. Meten a los niños, le preguntan si se divorcian o no, forman bandos, hablan mal al niño del otro y lo ven esporádicamente (una vez que el divorcio se ha efectuado), entre otras cosas peores. ¿Cómo podemos hacerlo mejor?
-Respetando la imagen del otro, del que se va. Y viceversa. O sea, no hablar mal del otro, ni permitir que otras personas lo hagan (al menos, delante de usted).
-Decir y demostrar al niño que se le querrá igual y que no tuvo nada que ver con el divorcio.
-No inmiscuirlo en el problema de ninguna forma (aunque sea adolescente). El matrimonio y el divorcio son solo para adultos.
Hay que mantener una relación lo más cordial y adulta posible con su ex y comunicarse efectivamente. Le parece muy difícil, ¿verdad? Eso es fácil si se compara con las consecuencias de hacer lo contrario. Pero es difícil actuar de forma adulta y ecuánime, en medio de un gran dolor y caos emocional. De ahí que los autores estén de acuerdo en que, dentro de lo posible, “debemos prevenir el divorcio”.
De todas formas, una pareja con problemas —y en constantes disputas— es tan dañina a sus hijos como un mal divorcio. Complicado, ¿verdad? Tan complejo y complicado como el ser humano y sus relaciones. Pero no imposible. Si no puede solo, ¡para eso están los terapeutas!