Por Alicia Alarcón
Estados Unidos es el país con el mayor arsenal de armas de todo tipo en el mundo. Ningún país se le acerca a su poderío militar que incluye no solo armas nucleares sino cientos de tanques blindados, misiles de largo alcance, drones de precisión quirúrgica y muchas otras armas letales.
A pesar de su superioridad militar, el gobierno de este país libra en estos momentos una batalla con un enemigo microscópico que no atina vencer y que tiene atrincherados a millones de habitantes en el país más poderoso de la tierra.
Inútiles resultaron el vasto armamento en el que se invirtieron billones de dólares y los sofisticados servicios de inteligencia para enfrentar la embestida de un virus conocido como coronavirus que provoca la enfermedad Covid-19 que se contagia de persona a persona, pero que a diferencia de otros, puede permanecer activo sobre una superficie de madera o plástico hasta cinco días y sobre una superficie de metal su supervivencia es de 5 horas, según información científica.
Los estados que más riquezas producen al país: Washington, Nueva York y California son los más castigados por el Covid-19, la producción de bienes y servicios disminuye, la posibilidad de una recesión provoca descalabros en el sector financiero y millones de personas permanecen en cuarentena ante un futuro que se divisa incierto.
Mientras tanto, los soldados que están en la primera línea de combate en esta guerra contra un enemigo que día a día causa más bajas en todo el territorio de la Unión Americana no cuentan con las armas suficientes para combatirlo, y lo que es peor, se sienten abandonados en un momento que debieran tener todo lo necesario para vencer al invasor invisible. Reclaman al gobierno federal su lentitud en proveerlos de lo que con urgencia necesitan para protegerse ellos y para salvar vidas: Respiradores, mascarillas N-95, guantes, tanques de oxígeno y la disponibilidad en camas de hospital para los enfermos graves.
¨No tenemos suficientes kits para hacer pruebas de coronavirus¨, reclama el médico internista Alberto Alonso quien cerró su clínica de Huntington Park para evitar el contagio y atiende a sus pacientes vía telefónica.
¨El problema grave que yo veo es que los laboratorios se tardan días en dar los resultados de una prueba de coronavirus, para entonces, el paciente ya puede estar grave en el hospital. Los resultados no deben de tardar más de tres horas¨, afirma Alonso.
Respecto a la respuesta del gobierno a esta pandemia y las compras de pánico que continúan, el doctor enfatiza: ¨El gobierno debió de haberse asegurado de que los médicos y clínicas tuviéramos lo necesario antes de declarar la emergencia nacional. Lo peor es que la misma gente nos dejó sin nada para trabajar. Se llevaron todas las mascarillas, el alcohol, productos que usamos para limpiar y desinfectar. El papel higiénico, ¿Quién les dijo que el coronavirus produce diarrea¨, concluye el internista.
Por su parte, el doctor Víctor Carabello, que tiene su clínica en el Este de Los Angeles, suplica a las personas no saturar las salas de emergencia: ¨Están ocupando los espacios que deben ocupar los enfermos graves. Con las noticias sensacionalistas que ven en la televisión, estornudan y ya piensan que es el coronavirus. Si tienen síntomas de resfriado llamen a su médico que les recete un buen jarabe y lo recogen en la farmacia¨, aconseja Carabello.
También advierte sobre el aumento de casos de embolias que se van a producir por el pánico que ve en la población. ¨Nunca había visto algo así. No dudo que vaya haber más embolias. El pánico, la histeria afecta mucho la salud sobre todo a los diabéticos e hipertensos. Se les sube mucho los niveles de azúcar y se les descontrola el metabolismo¨, enfatiza el profesional de la salud.
A pesar de este panorama desolador, no hay que olvidar que Estados Unidos es el país donde han surgido, genios y científicos en las esferas científicas y tecnológicas. Fue en este país que se logró la conectividad de todo el mundo a través del Internet, de Facebook. En esta Nación se encontrará sin duda, gracias al genio, talento y creatividad de destacados científicos, la vacuna para vencer al microorganismo que en tiempo récord y de manera intempestiva ha causado graves daños a la economía y a la población de la potencia más grande del mundo.