La tragedia de hace unas semanas en Sacramento, California, provocada por un padre furioso con orden de restricción que mató a tiros a tres hijos y a otra persona antes de suicidarse, es un claro ejemplo de que muchas veces los niños son víctimas de la violencia doméstica y las armas de fuego al alcance.
En una teleconferencia organizada por Ethnic Media Services sobre el impacto que provoca en los niños y jóvenes la violencia doméstica, la directora de Capacitación Clínica – Psy.D. Programa en Pepperdine, LaTonya Wood, dijo que los incidentes como el de Sacramento no han sido calificados por las autoridades de California como un acto de violencia, los cuales generalmente ocurren en el hogar.
“En parte porque antes hemos considerado a niños y adolescentes como testigos de violencia doméstica y no tanto como víctimas”, señaló. “Pero ahora sabemos qué sucede en las familias afectando a todas las personas involucradas”.
Comentó que aunque las personas de bajos ingresos tienen mayores niveles de violencia doméstica, los niños están expuestos a ello y son testigos de ello.
“Lo que tiene un impacto sobre su salud mental es el hecho de estar expuestos a esas experiencias”.
Explicó que dependiendo de la edad en la que niños experimentan esa situación es el nivel del impacto psicológico que sufren.
“Mientras mas temprano en sus vidas están expuestos y mientras más tiempo dure, peores serán los resultados y van a tener más dificultades para lidiar con eso”, agregó.
Comentó que los niños en edad de empezar a caminar e ir al baño muestran dificultades en estos comportamientos.
“Incluso van en regresión, o sea, olvidan lo aprendido”, expresó. “Incluso puede haber retraso o incapacidad de hablar o se orinan en la cama y algunos tienen miedo de dormir solos”.
Wood que los niños de 3 a 4 años en edad pre escolar tienen menor capacidad mental para expresar sus emociones.
“Reaccionan a las mala experiencias con comportamientos como rabietas, pataletas, mucho miedo a dormir solos, lloran mucho. Otra manifestación de sus emociones es experimentar dolor de cabeza o de estómago, tener pesadillas, o sonambulismo y eso tiene que ver con síntomas del trastorno postraumático”.
Dijo que es importante entender los síntomas y su contexto como reacciones a lo que está sucediendo.
“Cuando los niños se quejan de que no quieren ir a la escuela, la razón puede ser la ansiedad. No quieren dejar solo a un padre porque temen por su seguridad”, agregó.
A la edad adolelcente, Wood dijo que las personas reaccionan a la violencia doméstica enojándose con el padre ofensor.
“Sus calificaciones pueden bajar, pueden deprimirse, experimentar ansiedad y tener baja autoestima”, comentó. “El aprendizaje social se modela en el hogar y los niños que viven con violencia tienen problemas para desarrollar relaciones íntimas con sus compañeros. Pueden involucrarse en conductas de riesgo sexual, comenzar a consumir drogas o abandonar la escuela”.
“La violencia en el hogar puede tener un efecto acumulativo y prolongarse hasta la edad adulta. Wood dijo que la adolescencia es cuando comienzas a ver la transmisión intergeneracional de la violencia hacia los demás.
“Podría estar dirigido a compañeros o hacia un padre. Lo que se ha modelado y demostrado es que los problemas se resuelven a través de la agresión; las emociones se expresan a través de la agresión, las necesidades se satisfacen a través de la agresión”, dijo Wood.
Millones de niños en riesgo
Shikha Hamilton, directora nacional de defensa y movilización de United End Gun Violence, considera que la presencia de armas empeora la violencia doméstica y se vuelven mortales e incrementa el riesgo de homicidios hasta en 500 por ciento.
“Estos casos no se han estudiado lo suficiente, el sistema de prevención de muertes con violencia de armas reporta que las muertes y homicidios de niños en parte por las descripciones médicas y autopsias, esto es un problema porque no hay suficientes datos.
“Pero la presencia de armas en una situación de violencia doméstica incrementa el riesgo de homicidios en 500 por ciento”, comentó.
Destacó que unos 4 millones y medio de niños viven en hogares con acceso a armas sin supervición.
“Uno de cada cuatro de casos que se han registrado a las Cortes locales son de las parejas de algún padre”, dijo.
Hamilton agregó que un estudio concluyó que un 20 por ciento de los hijos donde estos homicidios ocurrieron en situaciones de violencia doméstica entre el 2005 y el 2014.
“De este 20 por ciento de niños víctimas de homicidio, el 15 por ciento fueron asesinados en situaciones en las que una parte de la pareja íntima atacó a la otra.
“En un estudio del 2019 develó que de estos homicidios, el 20 por ciento de las víctimas no eran las parejas íntimas, sino amigos, vecinos, hijos, personas que habían intervenido, incluyendo a los hijos, las autoridades o simplemente personas que no tenían nada que ver”, señaló.
Dijo que uno de cada cinco niños, de los 1.5 millones de hogares donde las armas no están aseguradas, y que muchas veces los padres piensan que las armas están aseguradas y que el niño sabe dónde están.
Agregó que en otro estudio, el 51 por ciento de todos los suicidios fueron causados por armas de fuego y el 60 por ciento de todas las muertes causadas por armas son suicidios.
“Entonces, tener armas en los hogares aumenta el riesgo de morir por suicidio en 300 por ciento”, definió. “Solamente uno de entre 10 estudiantes ha experimentado violencia doméstica de parte de sus parejas”.
En el último año, agregó, cada día ocho niños son heridos o asesinados en “fuego familiar” (término que se utiliza en casos de violencia doméstica).
“Otra estadística triste”, dijo, “son las muertes accidentales por armas que aumentó en un 31 por ciento durante la pandemia en comparación al año anterior”.
“Y como la violencia doméstica también está relacionada a los asesinatos en masa, en Estados Unidos el 60 por ciento de los asesinatos en masa entre el 2014 a 2019 fueron ataques de violencia doméstica o las realizaron personas con historial de violencia domestica”, indico.
Señaló que el acceso a las armas de fuego es fundamental.
“Lo que sucedió en Sacramento fue un arma de fuego que no debió haber estado ahí. El asesino tenía una orden de restricción, había salido de la cárcel. Se está investigando cómo obtuvo el arma.
“Pero si él no hubiera tenido acceso estos tres niños maravillosos estuvieran vivos”, dijo. “Las armas crean accidentes fatales”.
Por su parte,Leiana Kinnicutt, directora del Programa de Niños y Jóvenes «Futuro Sin Crimen», opinó que la violencia doméstica se puede prevenir a través de la educación y frenar a través de sanciones legales.
Y agregó que los niños y jóvenes afectados también tienen la capacidad de recuperarse.