Los campesinos todavía luchan por el acceso a la atención médica, suplementos y mejores salarios para vivir dignamente
A casi tres años de que inició la pandemia y la existencia de vacunas que salvan vidas, unas 800 mil personas de la industria agrícola y plantas empacadoras de California siguen siendo el segmento de la población más vulnerable a contraer Covid-19 por falta de vivienda digna, mejores salarios y de médicos y enfermeras que dominen su idioma y comprendan sus tradiciones y costumbres.
Como es sabido, los trabajadores agrícolas se la “parten de sol a sol” para que las familias estadounidenses tengan comida en sus mesas, pero cuando dejan el pico y la pala, o se quitan los guantes que usan para pizcar, se encuentran con la triste realidad de regresar a un “hogar” que comparten con otras familias porque no les alcanza el salario para rentar un lugar digno para su propia familia.
De esa manera, dicen los especialistas, corren el riesgo de contraer más fácilmente Covid-19.
Además, en una videoconferencia organizada por Ethnic Media Services y California Department of Public Health/VaccinateAll58, médicos y activistas coincidieron en manifestar que los residentes de las zonas rurales también enfrentan, entre otras cosas, barreras para acceder a la salud.
Y de igual manera se enfrentan en sus lugares de trabajo abarrotados de personas, a la exposición diaria a la mala calidad del aire, los pesticidas dañinos y a una serie de condiciones subyacentes.
En 25 comunidades de trabajadores agrícolas, las tasas de infección fueron aproximadamente 2.5 veces más altas que el promedio estatal.
Los médicos y activistas señalaron los desafíos de obtener datos precisos sobre la comunidad de trabajadores agrícolas; el impacto de MediCal ampliado, cuyo objetivo es brindar seguro médico a todos los californianos, independientemente de su estatus migratorio; la necesidad de continuar con una vigorosa campaña de vacunación que incluya refuerzos actualizados; y medidas para ampliar el acceso al tratamiento antiviral para los trabajadores agrícolas.
“Sabíamos que los trabajadores del campo son esenciales e importantes, pero nunca lo sentimos hasta el 2020 cuando el virus estaba en sus primeros meses y todo el mundo estaba confinado en casa. Ellos seguían trabajando para asegurarse de que cada familia tuviera sus alimentos en su mesa. Ellos se expusieron más que nadie”, expresó el doctor Ilan Shapiro, corresponsal jefe de salud y oficial de asuntos médicos de AltaMed.
“El Covid 19 le hizo mucho daño a nuestras comunidades, sabemos que cuando hay muchas personas trabajando en espacios reducidos hay mas posibilidad de infectarse, y no solo eso, los números de complicaciones preexistente se vuelve mas complicado”, agregó.
El médico dijo que sigue la lucha por disminuir las barreras que se enfrentan los residentes de áreas rurales, comunicarse con su idioma con su doctor.
“El problema no es que no tengamos los recursos, sino cómo los utilizamos”, comentó. “Y la importancia de asegurarnos que las brechas en los determinantes sociales de los cuidados médicos se cierren, y cuando tenemos las dos, entonces las familias de las comunidades se mejoraran”.
“Porque las vacunas no son contra el Covid 19, son contra la injusticia, contra muchas cosas mas que tenemos en nuestras comunidades”, añadió. “Y ahora mismo tenemos que traer mas vacunas a nuestras comunidades, más salud, salud mental, bienestar, porque estar ahí es una lucha. Es difícil”.
Shapiro reconoció a los líderes comunitarios y promotoras de la salud por la buena labor quedan hecho en sus comunidades
“Todos los hospitales solo puedo cambiar el 20 por ciento de los cuidados de alguien, el resto depende de la información que se brinda y cómo se brinda”, dijo
Noe Paramo, director del Proyecto de Comunidades Rurales Sostenibles de la Fundación de Asistencia Legal Rural de California (CRLA), dijo que su organización está trabajando actualmente con UC Merced y la senadora estatal Anna Caballero en la actualización de los datos de salud de los trabajadores agrícolas, que ahora tienen más de dos décadas.
“Esa información actualizada estará disponible a principios del próximo año, se utilizará para dar forma a la próxima política de atención médica, incluida la expansión propuesta de Medi-Cal para personas de bajos ingresos en el estado entre 26 y 49 años de edad, independientemente de su estado migratorio”, explicó.
Agregó que es probable que hasta el 40 por ciento de los trabajadores agrícolas no sean elegibles porque sus ingresos superarán el límite de elegibilidad.
Al igual que Shapiro, Páramo también opina que una parte de la solución es llevar más doctores a las zonas rurales, incluso la instalación de una escuela de medicina y la expansión de seguros médicos.
Ed Kissam, miembro del Comité Asesor del Centro Nacional para la Salud de los Trabajadores Agrícolas de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, informó que solo el 14 por ciento de las personas elegibles a nivel nacional han recibido las vacunas actualizadas.
“Ese número se reduce a sólo el 5-6 por ciento en las comunidades agrícolas de California, lo que pone en mayor riesgo a las personas con problemas de salud subyacentes, junto con los ancianos y las mujeres embarazadas”, agregó.
Kissam elogió el enfoque Test to Treat, ahora implementado por la Universidad de California dirigido a las comunidades de trabajadores agrícolas.
“La idea es hacerles pruebas a los trabajadores tan pronto como muestran signos de infección y luego conectarlos con el tratamiento lo antes posible, incluido el acceso a medicamentos antivirales como Paxlovid, que ha demostrado reducir enfermedades graves, pero deben administrarse dentro de cinco días de mostrar síntomas.
Arcenio López, director ejecutivo del Proyecto de Organización Comunitaria Mixteco/Indígena en el Condado de Ventura (MICOP)., opino que se exalta el trabajo y voluntad de trabajar con organizaciones comunitarias que tienen un modelo de promotora.
“Han sido los campeones del acceso y la educación para las poblaciones de difícil acceso”, expresó.
El ejecutivo dijo que también le preocupa la salud mental de los residentes de zonas rurales.
“Muchas familias perdieron seres queridos y hay un aumento de ansiedad, de estrés”, dijo.
Y al igual que Shapiro, López describió una comunidad donde, incluso cuando las infecciones comienzan a aumentar nuevamente, la desconfianza persistente, el miedo y la desinformación se combinan con una mayor sensación de laxitud en torno al virus.
“Me preocupa que el COVID-19 se esté normalizando”, dijo. “Mi preocupación es que haya este aumento de casos positivos mientras no haya un sentido de urgencia como antes”.