Los Ángeles.- “Hace 12 años salí de mi país huyendo de la violencia. A mi papá lo mataron de ocho balazos y existía la amenaza de que lo mismo pasara a mi hermanita y a mí. Así que no había más remedio que salir huyendo de Guatemala con un coyote para que nos trajera a este país de la misma manera que llegaron esos pequeños”, dice entre lágrimas Yamilex Rustrian.
La joven de 19 años asegura que se identifica con esos niños que enfrentan la amenaza de la deportación porque llegaron a este país sin protección y sin documentos.
“Yo llegué como ellos, de la misma manera, yo huí de la violencia y pobreza como ellos, y sufrí a al dejar mi país, pero con la ilusión de escapar de pandilleros y sus maldades para reunirme con mi madre que ya estaba aquí (USA).
“El viaje fue muy duro, uno lucha por sobrevivir en cada momento arriba de La Bestia”, recuerda Rustrian. “Luego cruzamos ríos y despiertos, pero ellos ahora enfrentan deportaciones y el rechazo de mucha gente”, comenta Rustrian.
Aún sufre las consecuencias de ese viaje que emprendió a los siete años siendo la responsable de cuidar en todo el camino a su hermanita de seis años y con el dolor de perder a su padre víctima de los pandilleros.
“Sigo teniendo pesadillas porque en el camino el coyote abandonó a una mujer embarazada y mi tortura es preguntarme en medio de mis sueños si ella logró sobrevivir o murió”, agrega visiblemente conmovida.
Pero Rustrian no sólo vive de recuerdos, la joven trata de hacer algo para ayudar a los niños que están llegando de Centroamérica exponiendo sus vidas a través de la organización que fundó en cinco días ChildrensOver Politics con el apoyo de la coalición de organizaciones de lucha de derechos civiles y religiosos, así como algunos políticos de California.
El primer movimiento con el que pidieron a las autoridades compassion para esos pequeños, fue organizar el ayuno de cinco días en el que participaron siete jóvenes que se identifican con la inmigración indocumentada.
En la huelga de hambre que se llevó a cabo del 21 al 25 de Julio en el parque de la Placita Olvera, frente a la Union Station, participaron un asiático, una afroamericana y el resto originarios o de padres provenientes de Honduras, Guatemala y México.
“Queremos crear conciencia de la magnitud de esta crisis humanitaria, creo que todos debemos hacer algo al respecto”, comenta Rustrian que se benefició del plan Obama que suspende la deportación y ofrece permisos de trabajo a jóvenes que viven sin autorización y que cumplen ciertos requisitos.
Para Kenia Castillo la forma de ingresar a este país sin documentos no le es ajena, ya que su madre originaria de México se vio en la necesidad de hacer lo mismo.
“Mi mamea siendo joven tuvo que huir de la pobreza, tenía que ayudale a mi abuelita a alimentar a cinco hermanos, así que decidió venir a este país. Y pienso que tenemos que ayudar a esos niños que no son criminales.
“Y el no comer no me da miedo, esto que estoy haciendo no es nada comparado a lo que ellos están viviendo en estos momentos”, opina Castillo. “Esos niños merecen quedarse aquí, ya están aquí, no queremos que los deporten”.