POR ISMAEL CALA
El Año Nuevo ha hecho su entrada triunfal, y como es usual también en estos momentos, seguramente estás fijando objetivos nuevos o trabajando en cumplir tus propósitos decembrinos… Sí, esos en los que seguramente claudicarás en menos de un mes. Y no es cuestión de ser pesimista, es que lamentablemente las estadísticas así lo confirman.
Por eso, te propongo algo diferente: construir una mentalidad que afiance esos objetivos que quieres lograr. Puede que suene fácil, pero no lo es. Para alcanzar lo que queremos, hay que atreverse a dar un paso adelante y reconocer que necesitamos conocernos más profundamente.
El apoyo terapéutico es primordial en este proceso, porque si no aprendemos a cuestionar lo que habita en nuestra mente, probablemente repitamos los mismos patrones de por vida, y nos sumergiremos en la queja por no saber por qué estamos abandonado nuestras promesas.
Sin embargo, hoy quiero dejarte un par de tareas prácticas que podrían ayudarte a cambiar de perspectiva, así que toma papel y lápiz para que lo practiques en unos instantes.
Para empezar, reconoce lo que has logrado hasta ahora. Todos tenemos proyectos o metas que hemos construido y que nos han dado grandes satisfacciones a nivel personal.
Redacta un listado con aquellos proyectos o tareas que te han hecho sentir orgullo por tu trabajo. También añade algún desafío que haya marcado un hito en tu vida o ese reto que más tropiezos te hizo superar y qué aprendiste de todo ello.
Es importante honrar nuestras vidas, porque de esta manera podremos integrar lo que hasta ahora hemos conseguido. Ten en cuenta que el síndrome del impostor nace de la falta de reconocimiento a nuestro trabajo.
Incluso, cuando te sientes a pensar en lo vivido durante el 2021, no tienes ni siquiera que enfocarte en grandes logros: afina tu visión y apunta a reconocer objetivos mucho más pequeños y simples, pero que te ayudaron a sortear el gran reto que significó este segundo año pandémico.
Hacerte consciente de los obstáculos que has sorteado, de las victorias conseguidas y, sobre todo, de los aprendizajes obtenidos de nuestros errores, abonarán nuestro camino para acrecentar nuestra confianza y autoestima.
Para finalizar, recuerda regar tu mente con el elixir de la gratitud. Aprecia lo que tienes hoy y siempre, porque esa es tu mayor fortuna.
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