Por Alicia Alarcón.
Su rostro, sonriente y retocado aparece de la noche a la mañana en cartelones gigantes, en época de elecciones, colocados de manera estratégica en el Distrito que representan en Washington. Están tan seguros en el triunfo de su reelección que ya no se molestan en visitar las áreas que representan. Muy lejos quedaron las caminatas, las reuniones en las iglesias, en los pequeños restaurantes, en los centros comunitarios. Los rostros cansados, la voz desafiante de los que se atrevieron a exigir cambios, apenas la recuerdan. Fue hace tanto tiempo que ya olvidaron el contenido de sus reclamos.
Las promesas de mejoras en los campos agrícolas, en las escuelas de los barrios, en las carreteras, en los servicios de salud. Algunos llegaron a prometerles hasta un metro subterráneo como el de Hollywood, otros una nueva Universidad. Todo quedó en eso, en promesas que les ha resultado muy difícil de cumplir.
Washington los transformó (Salvo honrosas excepciones), se convirtieron en dandys ellos (Así los calificó Edward Roybal en una entrevista.) Ellas, en mujeres delicadas y sofisticadas que cada vez que aparecen en público se rodean de celosos asistentes que hacen imposible el acceso a ellas. Sus discursos se volvieron complicados, nadie los entiende y a los reclamos de sus representados por las promesas no cumplidas, se ofenden y se alejan airadas.
El ascenso al poder de los políticos con apellido latino a la Casa de Representantes en las dos últimas décadas no ha cambiado mucho, casi nada, las condiciones insalubres y los bajos salarios de los campesinos en el Norte de California y del Valle Imperial. Los barrios que representan en Los Ángeles, Sacramento y San Diego, siguen igual como los dejaron: sin un tren subterráneo que los libere de la opresión y la lentitud de los autobuses. La promesa de una reforma judicial tampoco se concretó. La Universidad que les fue dibujada en la imaginación para que sus hijos no se quedaran fuera por la falta de cupo, fue una mera ilusión. Su realidad de educación universitaria son los préstamos que tienen vigentes y que resultaron inútiles porque las escuelas privadas a las que asistieron sus hijos resultaron fraudulentas.
Los votantes latinos hace mucho que perdieron el entusiasmo por votar por los que hablan su idioma en el Congreso. Están decepcionados también con quienes los representan en Sacramento donde los demócratas son mayoría.
El entusiasmo que llevó a los votantes latinos a votar por los que hablan su idioma, en Washington y Sacramento ya no existe. El distanciamiento es tal, que sólo recuerdan el nombre de quienes los representan en el gobierno Estatal y Federal cuando los ven en la boleta electoral o en el cartel que anuncia su reelección.
Los latinos han probado ser una fuerza electoral que logra verdaderos cambios cuando se deciden a votar en masa. Esto sucede cuando tienen una verdadera motivación para acercarse a las urnas. La prueba la dieron en 1994 cuando el entonces gobernador de California Pete Wilson la emprendió en contra de los niños indocumentados, a través de la Proposición la 187 intentó negarles el acceso a la salud y a la educación. ¨A los niños que no los toquen¨. Fue el clamor de una población que hasta entonces se había mostrado apática y poco participativa en las elecciones estatales.
Los votantes de California no sólo sacaron al Gobernador Republicano, sino que igual suerte sufrieron todos los que los de su partido que lo apoyaron en tan inhumana tarea. En poco tiempo los Latinos de California lograron una transformación histórica. Mandaron a Sacramento hombres y mujeres que hablan su idioma a ocupar los curules en las dos cámaras. En menos de seis años Congreso Estatal terminó con una súper mayoría demócrata.
A pesar de la decepción por los pocos logros logrados por sus Representantes el electorado Latino los vuelve a elegir, una y otra vez porque la otra opción, aseguran: ¨Es mucho peor.¨
Lo que está por verse es que ante los ataques que han sufrido los migrantes por parte del actual Presidente, el entusiasmo por participar resurja de nuevo y saquen los Legisladores que igual como lo hicieron otros en California apoyaron al Presidente en la acción más inhumana que gobierno reciente haya hecho: Separar cientos de niños migrantes de sus padres.