
Por: Monica Strauss
@MonicaStraussfoodcoaching
MonicaStrauss.com
Cada 7 de abril, en el Día Mundial de la Salud, las campañas nos bombardean con consejos familiares: “comé mejor”, “hacé ejercicio”, “reducí el estrés”. Pero, aunque bien intencionados, ¿no suenan un poco repetitivos? ¿Por qué, entonces, seguimos sin sentirnos verdaderamente bien?
La respuesta quizá incomode: porque hemos convertido la salud en un producto.
Hoy, el bienestar se trata como un commodity: algo que se compra, se consume y, muchas veces, se desecha. Nos ofrecen soluciones empaquetadas, dietas de moda, apps que prometen cambiarte la vida y suplementos con efecto mágico. Todo rápido, todo estándar. Como si la salud pudiera reducirse a una fórmula única, ajena a nuestra historia, a nuestra cultura y a nuestro cuerpo.
Pero la verdadera salud no se compra.
Se construye. Se cuida. Se escucha.
La salud no es una línea recta ni una receta universal. Es un proceso profundamente íntimo, que empieza con una pregunta sencilla y poderosa: ¿Qué me nutre de verdad?
Sí, la alimentación es un pilar esencial. Pero no desde el enfoque restrictivo o culpógeno que impone la cultura de la dieta. Comer no debería ser una batalla ni una lista interminable de prohibiciones. No existen alimentos “malos” por sí solos. Lo que sí existe es el desarraigo de nuestros cuerpos, la desconexión de nuestras señales internas, el olvido de lo que realmente necesitamos.
En la mesa del bien nutrir, todos los grupos alimenticios tienen lugar: carbohidratos, grasas, proteínas, frutas y verduras. Pero esa mesa es también una metáfora. Porque nutrirnos va mucho más allá de lo que comemos.
Nutrirnos es también descansar. Reír. Conectar con otros. Sentir placer al cocinar. Saber cuándo parar. Respetar el cuerpo que habitamos. Escuchar el alma que nos mueve.
La nutrición real no es una tendencia.
Es un derecho. Y también una responsabilidad.
Hoy, muchas personas no saben cuándo tienen hambre. Comen según lo que dicta una influencer, una etiqueta, un algoritmo. Vivimos hacia afuera. Y ese estilo de vida nos pasa factura: ansiedad, inflamación, insatisfacción, desconexión. ¿La respuesta? Buscar otra cura rápida. Otro suplemento más. Otro parche para tapar el vacío.
Pero este Día Mundial de la Salud, tal vez podamos hacer algo diferente.
Volver a casa. A nuestro cuerpo. A nuestra intuición.
Y hacernos algunas preguntas con honestidad:
- ¿Desde dónde estoy tomando decisiones sobre mi salud?
- ¿Estoy nutriéndome… o solo cumpliendo instrucciones?
- ¿Estoy comiendo para encajar… o para estar bien de verdad?
La salud no se consigue. Se cultiva. Como una tierra fértil. Con amor, paciencia y constancia.
Porque solo cuando dejamos de vivir hacia afuera, empezamos a sanar desde adentro. Y entonces sí, la salud deja de ser un ideal inalcanzable y se convierte en lo que siempre fue: una forma de estar en el mundo, en armonía con nosotros mismos.

Acerca de la autora
Hay quienes construyen su éxito en números y seguidores. Monica Strauss lo mide en vidas transformadas. No la verás buscando likes ni tendencias, porque su espacio natural no son las cámaras, sino el aula. Su pasión es formar, guiar y compartir el conocimiento que ha cultivado en más de veinte años de experiencia.
Psicóloga por la Universidad Iberoamericana y chef certificada por el Culinary Institute of America, descubrió que la comida va mucho más allá del placer o la nutrición: es medicina, memoria y transformación. Su búsqueda la llevó a especializarse en food coaching y profundizar en áreas clave como la microbiota, las hormonas, la salud cerebral y el bienestar en las diferentes etapas de la vida. Pero si algo la distingue es que no habla desde la teoría, sino desde la práctica.
En 2004, lo que comenzó como clases de cocina se convirtió en un centro de formación. Desde ahí, Monica creó un método único para enseñar alimentación y bienestar desde una perspectiva integral. Así nació Food for Life Institute, un espacio donde no solo acompaña a quienes buscan una relación más consciente con su salud, sino que también forma a jóvenes y adultos que desean transformar su manera de entender el bienestar. Sus programas, con una mirada femenina pero inclusiva, han sido clave en la formación de una nueva generación de profesionales de la salud.
Su impacto trasciende el aula. Ha organizado congresos internacionales, publicado recetarios, desarrollado productos artesanales y escrito «Volver para habitarme«, un libro donde comparte su historia de resiliencia y transformación. Ha sido conferencista en eventos como el Congreso Internacional de Sustentabilidad IBERO y el Women’s Weekend, y semifinalista en los BienPremios 2023 y 2024 como Mejor Health Coach. Sin embargo, su mayor logro no está en los títulos ni en los reconocimientos, sino en cada persona que descubre, gracias a su enseñanza, que el bienestar es una elección consciente y alcanzable.
Si hay algo que Monica tiene claro es que lo que te nutre sí importa. Y no solo en la alimentación, sino en cada decisión que tomamos sobre nuestro cuerpo, nuestra mente y nuestro entorno.