POR DRA. NANCY ÁLVAREZ
¿Los políticos piensan? Claro que no. Usan la Constitución para justificar el disparate de convertir a Estados Unidos en una película al estilo de Bonanza: los pistoleros, con armas en sus cinturas, usándolas de forma irresponsable y malvada.
Ya es hora de que nos ocupemos de la Primera Enmienda, que parece no importar a nadie. Realmente, no existe la libertad de opinar en libertad sobre muchos temas. Por ejemplo, aún en las redes no se puede decir “Covid” sin que te saquen con 15 días de castigo… ¡Aunque seas un profesional!
Es bien sabido que EEUU representa la democracia en el mundo… supuestamente. Sin embargo, no creemos en una Suprema Corte de Justicia, manejada por dos partidos (el Demócrata y el Republicano, según sus intereses). Y todo el mundo sabe a qué partido pertenece cada juez.
No creemos en el Congreso. Salvo unos pocos, es un caos. No se ponen de acuerdo para sacarnos de esta inflación galopante, donde un cartón de huevos vale 10 dólares y, hasta hace poco, solo costaba alrededor de dos.
Y ni qué decir de los presidentes: el actual negocia con “Masburro” y con los Castro. La prensa es lo único que nos queda de los cuatro poderes que definen la democracia. Antiguamente era llamada “el cuarto poder”, pero hace mucho que no es lo que era.
Para muestra, basta un botón. Escuché decir al senador republicano Marco Rubio que estaba “bien” que la prensa se fuera de un bando o de otro. ¿Dónde quedaría la imparcialidad al comunicar o escribir sobre temas importantes para el mundo y las sociedades? Aún existen unos pocos que sí hacen bien su trabajo, como mi compatriota Oscar Haza, Pedro Sevcec, Mariam de la Fuente, etcétera.
Los políticos quieren justificar más armas, y su exhibición en público, en un país donde hay más armas que seres humanos. Ignoran la cantidad de niños muertos por un manejo irresponsable. Claro, muchos reciben millones de dólares de la Asociación del Rifle. La gente dice que seguirán matando niños, porque hay mucho dinero de por medio.
En fin, las instituciones deben recobrar su credibilidad, los políticos tienen que pensar y ser congruentes. Debemos retomar el verdadero sentido de la democracia, donde los cuatro poderes funcionen de forma independiente y efectiva. Debemos exigirlo y usar nuestro poder. Sin nosotros, ningún político puede ganar y mantenerse en su puesto.