Funcionarios y activistas del Condado San Joaquín coincidieron en señalar que el gran desafío de vacunación contra el Covid-19 es la diversidad poblacional, formado por blancos, latinos, amerindios, asiáticos e isleños del Pacifico y afroamericanos que viven en zonas rurales, de bajos ingresos o simplemente no tienen un techo seguro.
De acuerdo al Censo del 2020, la población del condado que ocupa el puesto 31 entre los 58 condados del estado para adultos que completaron las vacunas primarias contra el COVID y está luchando para aumentar las tasas de refuerzo y vacunas para los niños más pequeños es de casi 900 mil personas.
El condado se ha basado en una combinación innovadora de programas para llegar a una combinación cada vez más diversa de inmigrantes rurales, refugiados recientemente establecidos y vulnerables.
“Ha sido difícil llegar a todas esas poblaciones para mitigar el Covid”, dijo la doctora Maggie Park, oficial de Salud Pública del Condado San Joaquín. “Somos muy diversos. Nuestra población tiene diversos idiomas, culturas, tradiciones, maneras de pensar y dispersa en áreas geográficas que van de la rural a la urbana”.
Dijo que la tasa de contagios es muy alta porque la sub variante del Omicron está causando mucho daño.
“De acuerdo al Servicio de Salud Pública del Condado de San Joaquin, tenemos confirmados de prueba de Covid PCR de 187 mil 934 casos, estamos hablando de 34 sobre mil, es bastante alto, y solo estamos contando las pruebas que se realizan en lugares públicos y no con pruebas caseras”, señaló.
Informó que las tasas de hospitalización están subiendo estos últimos días por la sub variante.
“El número mas desafortunado aquí, es el de la pérdida de personas, tenemos un registro de 2 mil 270 personas que hemos perdido por esta enfermedad”, agregó.
Mas allá de eso, añadió, el Condado de San Joaquín tiene el 65.6 por ciento de la población totalmente vacunada.
“Es el número de personas que tienen cinco o más años que han recibido dos dosis”, expresó. “En la actualidad, las personas que tienen 50 años o mas deberían estar en su dosis número tres o cuatro, queremos subir este número, hemos intentado subirlo”.
En cuanto a la población de seis meses a cuatro años, Park aceptó que la tasa de vacunación es baja.
En cuanto al grupo de personas de 65 años la tasa es alta, en un 85 por ciento por ciento, pero solo el 67 por ciento tienen el refuerzo.
“Tenemos mucho trabajo por hacer, seguir educando a la comunidad sobre este tema, explicarles que la inmunidad de la vacuna ya no funciona y que tenemos que ponerles la vacuna del refuerzo”, dijo.
Park dijo que en el Condado de San Joaquín se estima que tienen unos 25 mil casos de personas con Covid-19 de larga duración.
“Es un número que intenta calcular los CDC”, expreso. “Se trata de personas infectadas siguen con un mínimo de síntomas y sufriendo con Covid meses después”.
La funcionaria añadió que la población de latinos o hispanos es la más golpeada por la pandemia, comparado con grupos de blancos y asiáticos.
Park agregó que intentan elevar la tasa de vacunación y refuerzos en zonas agrícolas y vulnerables que tienen poco acceso a la salud y al transporte.
“Contactamos a comités de agricultores y políticos para tratar de trabajar con los trabajadores agrícolas”, dijo. “También trabajamos con los centros de trabajadores para proveer vacunas donde ellos trabajan y hemos hecho muchos eventos de vacunación”.
“Hemos hecho eventos en los hogares de bajos recursos en lugares en zonas de bajos recursos o zonas que tienen bajas tasas de vacunación y a personas médicamente vulnerables”, comentó. “Algunos eventos fueron difíciles de realizar porque tratamos de llegar a las personas de difícil acceso”.
A redoblar esfuerzos
José Rodríguez, presidente del El Concilio California, organización que apoya a la comunidad con servicios y trámites de migración, dijo que están redoblando esfuerzos para vacunar y darles refuerzos a las personas ante el aparente “olvido” o despreocupación por la pandemia.
También dijo que es necesario insistir con campaña de vacunación antes del Otoño que se proveen aumenten los casos de contagio.
“Nuestra preocupaciónque teníamos por la pandemia está disminuyendo. Ha bajado la preocupación. Ahora muchas personas están mas preocupados por el precio de la gasolina, la economía o por si el uso del tapaboca es o no es mandatorio.
“Parece que ahora hay menos preocupación por la vacuna”, agregó. “Eso nos tiene muy preocupados. Debemos ponerle más énfasis a la campaña de vacunación porque sabemos que estamos entrando al otoño y posiblemente se presenten mas casos. Tenemos que redoblar esfuerzos para que las personas se vacune”.
Rodriguez dijo que una buena estrategia que les funciona para vacunar a las personas es acercarles el servicio a los lugares que frecuentan.
“Empezamos con las pruebas, queríamos asegurarnos de que tuvieran acceso a las pruebas, abogamos para que las pruebas se compartieran con la comunidad donde ellos estuvieran trabajando o regularmente visitaran en vez de esperar a que las personas fueran a los lugares tradicionales como clínicas. Esa estrategia nos funcionó bien”, agregó.
Dijo que hasta la fecha, ahora brindando el servicio de inoculación, se ofrece el servicio todos los domingos a la misma hora en el swap meet.
“Es muy estable, las personas saben que esto es consistente, estamos ahí todos los domingos a la misma hora y eso los hace sentir cómodos y seguros”.
Enfatizó que se aseguran de que de acuerdo al tipo de comunidad, es la organización que se acerca a esa población.
Idioma, desinformación y mitos son barreras para filipinos
Kevin Sunga, director de Salud de Little Manila Rising, dijo que las barreras que impiden que se eleve el número de vacunación contra la Covid-19 entre la comunidad filipina son: idioma, la desinformación en redes sociales y mitos.
“Hay una brecha para traducir distintos dialectos asiáticos y la falta de tecnología. También hemos visto que las redes sociales, principalmente plataformas como Tick Tock e Instagram tienen un papel por igual al desinformar.
“Y uno de los mitos que tenemos en la población filipina, es que la vacuna contra Covid afectan a las mujeres embarazadas o que no son efectivas porque fueron lanzadas por el gobierno muy rápido”, agregó.
Sunga dijo que hasta el momento, han tocado las puertas de 25 hogares, han visitado constantemente los farmer market y realizan talleres en distintos idiomas y grupos pequeños para combatir la desinformación veraz sobre la vacuna.
“Cambiamos nuestro enfoque, así que nos enfocamos en el mapeo para encontrar a nuestra gente, lo que ayuda mucho nuestro trabajo”, agregó.
El activista comentó que la meta es crear mensajeros de confianza. Y seguir apoyando iniciativas de la vacuna.
“Y prestar atención a la salud mental, asma, diabetes que son empeoradas por Covid”, comentó.
Unidad entre organizaciones
Heng Sothea Ung, director de programas, Apsara (al servicio de los refugiados camboyanos), dijo que es importante que las organizaciones comunitarias sigan trabajando unidas para enfrentar futuros eventos que impactan a las comunidades más vulnerables.
“El sistema como tal no fue creado para una comunidad tan diversa, le falta mucho, hay muchas brechas y tampoco los proveedores están en la comunidad, entonces las organizaciones pueden apoyar, conectar y ser el puente entre ellos, tenemos que trabajar en ello.
“La pandemia nos da la oportunidad de trabajar juntos de una manera más rápida”, manifestó. “Y tenemos que construir una prevención a largo plazo para estar listos para la próxima”.
En el limbo
Nick Worrell, quien vivió sin hogar durante la pandemia, pero que ya tiene uno y ahora defensor de las personas sin hogar, dijo que le ha sido imposible ponerse las vacunas de refuerzo porque no puede demostrar que se se puso las dosis iniciales debido a que perdió su tarjeta de vacunación.
‘Me he contagiado cinco veces de Covid-19, tres cuando vivía en la calle. Y cuando uno no tiene hogar, es difícil guardar documentos. No hay papel que compruebe que ya tengo las dos dosis de vacuna y nadie me quiere dar el refuerzo”, dijo.