Especial
Señalado por sus amigos y socios como un hombre leal, generoso y muy trabajador, Jorge Cueva “Mr. Tempo” saltó de ser un exitoso empresario restaurantero a ser tendencia en redes sociales y cabeza de titulares de espectáculos por haber sido fotografiado besando en la boca a Chiquis Rivera.
Sorprendido por haber sido captado en un momento privado con una figura pública, el empresario salió a dar la cara porque sintió que en redes sociales se estaba atacando injustamente a Chiquis argumentando que no hay nada malo en ese beso.
El empresario dijo que no hay infidelidad alguna o engaño, pues él está divorciado.
Pero sabe que la hija de Jenny Rivera apenas presentó la solicitud de divorcio el lunes pasado, precisamente el día que la cacharon dándose el beso con Mr. Tempo.
Hace un mes, Chiquis anunció su separación definitiva del cantante Lorenzo Méndez, pero a la fecha siguen casados.
Mr Tempo dijo que tampoco hay ningún interés de él en la fama de Chiquis, menos en lo que ella pueda tener, pues a él le ha ido muy bien en la vida con 29 años de exitoso trabajo.
Jorge relató que conoce a Chiquis desde hace cuatro años y que apenas hace unas semanas la contactó otra vez para iniciar juntos un negocio, para promocionar su marca del tequila, y de ahí, entre cena y plática, surgieron estos besos revelados, que hasta el momento, por respeto a la situación de Chiquis, aún no puede catalogarse como una relación de pareja.
Pero ¿quién es Jorge Cueva?
De acuerdo a diversos comunicados de su publicista, “Mr. Tempo” visitó México en meses recientes para promover sus marcas, precedido de un indiscutible éxito en Estados Unidos con sus restaurantes “King & Queen Cantina” y “Mr. Tempo”.
De acuerdo a la información, Cueva nació en Guadalajara, Jalisco, de donde migró al lado de su padre a los 18 años hacía California en busca del sueño americano. El plan era abrir un negocio allá y regresar en seis meses.
Y eso no sucedió, sin embargo, hoy está muy orgulloso de haber abierto, alrededor de 140 restaurantes en Estados Unidos.
La historia de Mr. Tempo, según afirma, no es la del pobre que migra para sufrir en sus inicios y después triunfa, no, ciertamente no le ha sido fácil, pero ha trabajado bajo la norma de no descansar, desde abajo, lavando platos, como empleado, para ir sumando y ser él el dueño.
“En 1991 me mudé a Tacoma, Washington, donde mi primo era gerente de un restaurante; pero como yo nunca había estado en ese negocio y tampoco hablaba inglés, pues me aventaron a lavar los platos”, señala.
Después de su jornada, recuerda que quiso atender las mesas, y para ello, antes tuvo que quedarse a aprender de los meseros, trabajaba a su lado, aunque su único pago era el aprender. “Trabajaba 100 horas a la semana y me pagaban 40”.
Él asegura que nunca se ocupa en nada más que trabajar todos los días del año, todas las horas del día “yo me pongo a trabajar, en saber cómo puedo salir a delante”.
En aquellos días en los que aprendía a ser mesero, un cliente agradecido por su buen trato y atención, lo llevó a trabajar a su propio restaurante como mesero, y ahí sí, bien pagado, lo que recuerda como la punta de lanza para el imperio que logró construir a base de mucho esfuerzo, de buenos y malos momentos.
“Fueron 20 años de muchos sacrificios, de un montón de trabajo y de quedarme en la calle, sin un solo peso”.
Este esfuerzo, lo llevó a abrir como propietario, su primer restaurante en Whasington, al que llamó “Mucho Loco de la Cabeza” con tal éxito, que perdió el piso, creyó en ese momento que ya no había más por hacer, que todo iba a ir en automático, pero no, fracasó, y fue su primer gran aprendizaje, lo que lo marcaría como empresario restaurantero.
“Es verdad que el dinero te transforma… a mí me pasó, pierdes la perspectiva de lo que es importante. Desatendí el negocio. Fue un golpe muy duro tener que cerrar el “Mucho Loco de la Cabeza”, me deprimí y me quedé sin dinero”.
Aprendió a que el dueño tiene que estar al pie del cañón, día a día, o como dice el dicho: “al ojo del amo, engorda el caballo”, organizando, supervisando todo puntualmente, para que sea una maquinaria perfecta.
“Es como el servicio que espera un cliente; una comanda debe tardar diez minutos y si tienes 50 comandas, no puedes retrasarte, porque el cliente es quien decide cuál restaurante es popular y exitoso”.
Con esa filosofía es que “Mr. Tempo” regresó a México: a invertir.
“Lo más chido es regresar ahora a mi país para aportar, para dar trabajo y sumar”, afirma.
Tras la inauguración de sus restaurantes en Valle de Guadalupe, en Ensenada, (“King & Queen Cantina”, se llama el concepto que trajo desde California el año pasado) ahora continua la construcción en Los Cabos, Baja California Sur, Tijuana y, por supuesto, Guadalajara.
“Volver después de más de 20 años de sacrificio y que en México sepan quién eres, eso vale más que todo el dinero del mundo”, explica.
Jorge está orgulloso de que sus negocios aplican su filosofía, su pasión, de echar por delante todo el esfuerzo, le gusta que sus restaurantes den servicio todos los días del año, porque los días festivos son los mejores y si hay éxito, hay más empleo, mejores sueldos.
“Por ejemplo, el día de Acción de Gracias, todo mundo cierra, porque no quieren trabajar, quieren estar con la familia. Nosotros abrimos. Y son cientos de pedidos que surtimos porque somos los únicos. Nunca hago las cosas por dinero o por política, sino por pasión, porque creo en mi marca”.
Cueva asegura que empezar de cero no le asusta, le entusiasma dar trabajo, no por ambición, porque bien se puede quedar en Estados Unidos a administrar sus restaurantes, sino por compartir, por ayudar.
“Yo ya hice el sueño americano, ahora me queda el reto de sumar en mi país y para eso es que estoy aquí, sin importar que eso significa empezar desde cero. Estoy acostumbrado a trabajar y a dar lo mejor de mí”.
Este es Jorge Cueva “Mr. Tempo”, lo que ciertamente, no parece ser alguien que se esté beneficiando de la fama y el éxito de Chiquis Rivera.
