“El estudio y el baile folcklórico me ayudan a ser mejor persona”, reflexiona la estudiante de maestría en Salud Pública, Lupita Martínez, quien tiene 10 años de practicar el baile.
La oaxaqueña contó que desde los 14 años se unió al grupo de danza Princesa Donaji, que preside Aldo Cruz.
“Empecé en el 2014, primero porque mi mama siempre me inculcó los valores, cultura y tradiciones oaxaqueñas y porque querían bailar algo típico en mi fiesta de 15 años”, agregó.
Recordó que en su quinceañera bailó el Jarabe Mixteco.
“Y desde entonces me gusto mas y le seguí”, expresó. “”Para mí, el baile es un escape , como me desestresa y me ayuda a enfocarme en algo positivo.
“Me ayuda a mí y ayuda a mi comunidad en el aspecto de que pueden seguir disfrutando de sus tradiciones y a conectarse con sus raíces y a disfrutar de su cultura sin tener que salir de este país”, dijo.
Martínez comentó que el baile tiene el mismo efecto en sus compañeros porque no ha sabido de que alguno de ellos se pierdan a causa de drogas u otros vicios.
“Lo que he visto en ellos, es que el baile les ayuda a crecer, a soltarse un poco mas, a desinhibirse, a perder la pena y a salir adelante porque la mayoría está en la High School, de donde se gradúan y van a la universidad. El baile es un arte que disfrutan”, dijo.
A Martínez, de 24 años, le falta un año para terminar la maestría en Salud Pública, pero ya está pensando en realizar el doctorado.
“A la par, sigo practicando el baile y pienso seguir haciéndolo hasta que las piernas ya no me den mas’, comento.
Agregó que afortunadamente en su caso no recibe bullying por enaltecer y promocionar la cultura y tradiciones oaxaqueñas.
“En la universidad no escondo lo que hago porque me enorgullece mucho mis tradiciones y no he recibido nada negativo, siento que nuestra sociedad está más abierta y acostumbrada a recibir las costumbres y tradiciones de otros estados y países”, opinó.
Mas que ritmos
Estanislao Maqueos, director de la Academia de Música Maqueos, opina que su institución produce mucho más que ritmos y acordes.
“Creamos profesionales con valores y ética”, expresó.
Con la misión de fomentar la música de su estado natal y formar personas de bien, Maqueos fundó hace 24 años la academia Maqueos recién llegado a este país con apenas contar con pocos instrumentos y muy poco espacio.
“Decidimos trabajar con los niños y jóvenes de origen oaxaqueño para que después de su escuela hagan algo productivo en vez de que anden en la calle vagando o haciendo males”, comentó.
Dijo que después de que sus estudiantes salen de sus escuelas regulares, se pasan a su academia a tomar clases de música, canto, guitarra y piano.
“Los padres de ellos y yo consideramos que es mejor que vengan a aprender algo positivo en vez que anden por ahí
jugando videojuegos o con malas compañías. De esta forma los tenemos aquí para que ellos sean buenos seres humanos”, agregó.
La academia cuenta con tres bandas de música, principiantes, intermedio.
“Los padres de nuestros estudiantes nos confían a sus hijos desde los cinco años en adelante, tenemos personas adultas que también se integran a las bandas.
“En principio, algunos alumnos ingresan un poco rebeldes porque sus padres los llevan, pero con el paso del tiempo, el niño empieza a mostrar interés y a querer aprender más, y cuando pasa el tiempo, ya están atrapados en la música y la cultura”, expresó.
La Academia de Música Maqueos es reconocida a nivel local y estatal y ostenta varios premios y reconocimientos del Ayuntamiento de Los Ángeles y del Senado, entre otros.
“Nos invitan a todos los eventos oaxaqueños y no oaxaqueños, además también nos invitan a otros estados como Texas, Colorado y Washington y tocamos en teatros, museos y otros escenarios”.
Maqueos dijo uno de los sueños es contar con un espacio propio para seguir inculcando la música, valores y la armonía entre los oaxaqueños.
“Ojalá que un día se haga realidad este sueño de contar con un espacio propio”, expresó.
El arte construye puentes
Blanca Araceli Soto, actriz, coach de actuación, coreógrafa, productora, presentadora de radio del programa Las Madre Hadas y dio vida al personaje de EMCEE, de la película dos veces ganadora del Oscar “COCO”, de Disney/Pixar (2018), opinó que definitivamente la cultura, la música y el folclor ayuda a disminuir el odio en el mundo, sobre todo en la multifacética ciudad de Los Ángeles.
“Cuando llegué al país había división entre los latinos, era ‘ay es que los salvadoreños…, ‘ay es que los guatemaltecos…, ay no te juntes con los hondureños…’. Otras personas influyen en uno, nos llenaban con tonterías.
“Llego el momento que dije que era momento de derribar paredes invisibles que no nos dejan vernos el uno al otro”, comentó.
Soto dijo que desgraciadamente las diferentes comunidades provenientes del mundo y sobre todo, de Latinoamérica crean divisiones y no se permiten conocerse e interactuar una con otras.
“Todos tenemos riquezas maravillosas, entonces, por qué no derribar esas paredes y hacer un lazo de comunicación y conocernos a través del arte”, señaló.
Soto dijo que de acuerdo a su experiencia, con los festivales de bailables folclóricos y el teatro, se han establecido conexiones muy padres entre las diferentes comunidades, además de que se evitan prejuicios y juicios sin antes conocer.
“Hay que crear puentes de comunicación a través de la cultura , puentes que nos dejen ver las maravillas de otras culturas. Eso nos permitirá empezar a unirnos. Y claro que sí, el arte quita el odio.
“Al final de cuentas, como dice Facundo Cabral, hay una sola humanidad, hay que unirnos a partir de ahí”, comentó Soto.
Cierran puertas de Casa Cultural Saybrook, pero no inspiración
Por más de 20 años, los directivos y maestros de pintura de la Casa Cultural Saybrook en el Este de Los Ángeles, lograron alejar a los niños y jóvenes de las calles, malas compañías y tentaciones negativas, pero desgraciadamente cerraron sus puertas por falta de apoyos económicos.
Además de dar clases de pintura, la casa cultural que en agosto del 2023 cambio a nombre de Guadalupe Bojóquez, en honor a su fundadora, guió a estudiantes para que continuar sus estudios universitarios.
“Desde un inicio, nuestra fallecida Lupita Bojórquez inició con este proyecto para que los muchachitos no anduvieran de callejeros. Se logró el propósito y entonces la Supervisora Gloria Molina apoyó el proyecto por los impactos positivos en la comunidad”, dijo Rubén Bojórquez, director de la Casa Cultural Guadalupe Bojórquez.
Dijo que el cierre del edificio causó indignación y desilusión, tanto de los padres de familia, como de los estudiantes.
“Era un buen refugio, aquí venían los chicos a expresarse, a relajarse y a echar andar su creatividad. La pintura los apartaba de otras prácticas negativas en las calles”, añadió.
Bojórquez agregó que la esperanza de que las autoridades del Condado de Los Ángeles pronto recapaciten y decidan reabrir el espacio cultural con un presupuesto destinado.
“Este tipo de espacios culturales se requieren más en las zonas vulnerables como la nuestra. Ojalá que las autoridades nos apoyen para seguir con el legado de nuestra fundadora, que es sacar a los niños de la calle”, dijo.
Denuncia el odio llamando al (833) 866-4283 o al 833-8-NO-HATE, se pueden realizar de forma anónima de lunes a viernes de 9 a.m. a 6 p.m.
Información adicional en: https://www.cavshate.org/ (eligiendo español como idioma)
Nota: Este informe es parte de la serie de trabajos que desarrolla Impulso Newspaper con Stop The Hate (STH), gracias a la financiación proporcionada por el Estado de California y administrado por la Biblioteca del Estado de California (CSL) en asociación con el Departamento de Servicios Sociales de California y la Comisión de Asuntos Estadounidenses de las Islas Asiáticas y del Pacífico de California (CAPIAA).