Los Ángeles.- Hace 11 años Pauletta Perez se convirtió en víctima de violencia doméstica de quien menos esperaba: su esposo.
El victimario le disparó cinco veces. Pauletta recibió cuatro tiros en la cabeza, incluso, aún tiene fragmentos de balas cerca de su cerebro que la mantienen al borde de la muerte.
Además de eso, la víctima, ahora activista contra la posesión de armas de fuego, perdió la audición del oído derecho y le tomó unos seis años recuperar el habla.
“Pienso que la posesión de armas contribuye a la violencia”, comentó la ahora miembro de la organización ‘Voces contra la violencia’.
Pauletta es una del millón de mujeres sobrevivientes a un ataque de arma de fuego cada año.
Y unas 600 mil no pueden contar su experiencia porque fueron asesinadas a tiros, de acuerdo a datos de Giffords Las Center.
Pese a esas estadísticas, las ventas de armas y la violencia doméstica aumentaron más del 20 por ciento durante el Covid
Durante la pandemia, según Gun Violence Archive, más de dos mil personas perdieron la vida por tiroteos relacionados con la violencia doméstica en 2020, lo que representa un cuatro por ciento de aumento con respecto a 2019.
“Recuerdo muy bien esa herida. Lo puedo decir ahora. Escuché un ruido, era un disparo. Me dí la vuelta y lo ví con una pistola. Estaba parado a medio metro de mí. Seguía apuntándome. De inmediato volvió a dispararme, una y otra vez. En total cinco veces.
“Recuerdo que yo trataba de evitar las balas. Lo empujé para correr hacia la planta baja y abrí la puerta para salir a la calle. No sé de dónde me salió ese instinto”, contó Paulette al recordar el momento en que su marido la quiso asesinar.
Dijo que para entonces ya varios vecinos se arremolinaban en la calle para averiguar qué estaba sucediendo.
“Alcancé a decir a uno: Mi esposo me acaba de disparar”, agregó. “Luego un vecino llamó a la Policía”.
Pero dijo que antes de ese día, ya había experimentado abusos de parte de su pareja.
“Después de que nos casamos empecé a sufrir abuso físico, emocional y financiero de su parte», comentó.
Ahora Pauletta sigue esperando la respuesta a la pregunta que la atormenta.
“No entiendo cómo una persona en la que yo confiaba me quería matar”, expresó.
Dijo que nunca quiso que en su hogar hubiera armas.
“Una vez la Policía lo detuvo y le confiscó un arma que llevaba en su auto. Me encantó la idea porque eso significaba que ya no tendríamos armas en casa”, dijo.
Con lo que Paulleta no contaba, es que su marido ignoró una petición de su entonces suegro para deshacerse de esas armas.
“Mi padre tenía armas, y cuando le dio un infarto le pidió a mi esposo que las llevara al Departamento de Policía, sin embargo, mi esposo nunca entregó esas armas, y mi esposo me disparó con el arma de mi padre”, comentó.
Pauletta recomienda a las mujeres que sufren en silencio violencia doméstica que busquen ayuda y se informen sobre el tema.
MEZCLA FATAL
Tiffany Garner, gerente estatal de iniciativas de violencia comunitaria en el Giffords Law Center, dijo que un arma de fuego en un hogar donde existe violencia doméstica se convierte en una mezcla letal y provoca que cada 14 horas una persona muera, principalmente mujeres.
“La violencia doméstica es un patrón de conducta que demuestra poder y control. Todos pueden ser víctimas de esto”, agregó. “Las víctimas vienen de todos los niveles económicos, de todas las etnias, de todos los colores, de todos los entornos de la vida.
Agregó que cuando hay niños en un hogar donde se generan disputas entre la pareja la situación es peor.
“Se menciona que 600 mujeres mueren a consecuencia de un arma de fuego. Eso sucede cada 14 horas. Esto es preocupante”, dijo. “Incluso, hay un millón de mujeres vivas víctimas de violencia doméstica. Desgraciadamente no sabemos las cifras exactas cuántas mujeres fueron asesinadas con armas”.
VACÍO LEGAL
Garner dijo que desgraciadamente existe un gran vacío legal para proceder contra los abusadores, principalmente hombres.
“La mayoría de casos de violencia doméstica se manejan en un contexto civil. Se tiene que demostrar ante el Tribunal que la presunta víctima tenía como mínimo un daño por parte del presunto acosador”.
Agregó que la burocracia es una barrera que provoca que las víctimas que pretenden entablar un pleito legal decidan abandonar la idea.
“Y muchas veces las mujeres deciden no llevar el caso a los tribunales”, expresó.
Lo importante, añadió, es que las víctimas de acoso documenten con fotos, videos, audios o testimonios.
También comentó que en un 95 por ciento de las denuncias de acoso termina cuando el abusador se declara culpable para recibir una sanción menos severa.
Garner dijo que en caso de que la víctima decida denunciar al abusador, este deberá enfrentar una sentencia dependiendo de cada estado.
PRESIÓN A LEGISLADORES
Shikha Hamilton, directora nacional de promoción y movilización de Brady: Unidos para acabar La violencia armada, enfatizó que los legisladores deben aprobar el proyecto de ley HR8, la ley de verificación de antecedentes de armas de fuego.
“Es importante saber de salió el arma que estuvo involucrada en un intento o caso de asesinato, porque muchas veces eso lleva a otras historias”, señalo.
La HR8 establece nuevos requisitos para las transferencias de armas de fuego entre privados. Si se aprueba la ley, un privado no podrá venderle un arma de fuego a otro individuo si antes este no aprueba la verificación de antecedentes de un comerciante, fabricante o importador de armas autorizado.