Los Ángeles.- Las personas de la tercera edad que viven en hogares para ancianos corren un alto riesgo de contraer el Covid-19, dijo la doctora Charlene Harrington, gerontóloga y profesora de sociología y enfermería de la Universidad de California en San Francisco.
Harrington participó en un foro organizado por Ethnic Media Service junto a la doctora Farida Sohrabji, profesora de regentes y jefa interina del Departamento de Neurociencia y Terapéutica Experimental de la Facultad de Medicina de Texas A&M: el doctor Tung Nguyen, profesor de la División de Salud de Medicina Interna General de la UCSF; el doctor Fernando Torres-Gil, director del Centro de Investigación de Políticas sobre el Envejecimiento, Escuela de Asuntos Públicos UCLA Luskin, y Erika Hartman, directora de programas del Centro de Mujeres de Los Ángeles.
Harrington comentó que la situación en los asilos es alarmante.
“Si alguien tiene un familiar en un asilo, es mejor llevarlo a su casa, es lo mejor que puede hacer”, recomendó Harrington.
La experta dijo que el virus se ha propagado como el fuego en los hogares para ancianos.
“El 50 por ciento de los residentes son asintomático y eso ha sido el peor escenario para que pacientes y personal se contagien del virus”, senaló.
Dijo que en los últimos 20 años los asilos han tenido serios problemas de calidad en el cuidado de los pacientes.
“Y aún antes de que el virus llegara, 75 por cinto de ellos ya presentaban falencias en el personal de enfermería registrado y el 63 por ciento registraba violaciones de control de infecciones”, comentó Harrington.
Un estudio que se realizó recientemente sobre hogares de ancianos en California mostró que aquellos con menos enfermeras tenían el doble de probabilidades de ver brotes.
“Por lo tanto, no estaban preparados y no podían manejar las prácticas de control de infecciones», dijo Harrington. El sesenta y siete por ciento de los hogares, agregó, habían recibido violaciones por deficiencias anteriores en el control de infecciones, «que se sabe que es uno de los problemas más graves en los hogares de ancianos antes del virus”.
Comentó que la pandemia expuso las debilidades del sistema de hogares de ancianos que carecían de EPP.
El Dr. Tung Nguyen, profesor de la División de Salud de Medicina Interna General de la UCSF, comentó que los adultos mayores tienen más probabilidades de tener afecciones subyacentes como enfermedades cardiovasculares, diabetes o enfermedades respiratorias que ahora sabemos que aumentan el riesgo de muerte grave relacionada con COVID-19 y COVID-19.
Además, un sistema inmunitario probablemente más débil hace que sea más difícil para los adultos mayores combatir las infecciones.
“El Covid-19 mata a aproximadamente el 13.4 por ciento de los pacientes de 80 años o más, en comparación con el 1.25 por ciento de aquellos en sus 50 y el 0.3 por ciento de aquellos en sus 40”, dijo Nguyen.
Los centros de atención a largo plazo se han visto afectados en general.
“Al menos 28 mil 100 residentes y trabajadores han muerto por el coronavirus en hogares de ancianos y otros centros de atención a largo plazo para adultos mayores en los Estados Unidos. Hasta ahora, el virus ha infectado a más de 153 mil en unas 7 mil 700 instalaciones, dijo el Dr.Tung.
PIDE NUEVOS ESTANDARES
El Dr. Fernando Torres-Gil, director del Centro de Investigación de Políticas sobre el Envejecimiento, Escuela de Asuntos Públicos UCLA Luskin, habló sobre las personas mayores que no se encuentran en hogares de ancianos y los factores que podrían contribuir a su mayor vulnerabilidad, particularmente para aquellos que viven en hogares multigeneracionales.
Dijo que los cambios en la política pública relacionadas a los adultos mayores se ha acentuado con el virus.
“Necesitamos un cambio de paradigma sobre cómo abordamos el tema de la atención institucional”, comentó.
El especialista contó que al inicio de la pandemia varios hospitales decidieron repartir recursos como ventiladores a personas jóvenes con mayor expectativa de vida, discriminando a los ancianos, discapacitados y aquellos con enfermedades preexistentes.
Agregó que lo que se necesita es enfocarse en estas disparidades y desarrollar nuevos estándares de atención.
“Para que en el potencial resurgimiento del virus no haya discriminación basada en edad y discapacidad”, dijo.
Torres-Gil explicó que el Plan Maestro para el envejecimiento que implementó el gobernador de California, Gavin Newsom, y del que forma parte, incluye trabajar de cerca con legisladores para que a pesar de los recortes económicos en los servicios de apoyo a domicilio, guardería para adultos, o programas contra el Alzheimer, haya una inversión que permita mantener a la gente en sus hogares.
“Necesitamos un compromiso federal para expandir dramáticamente la atención basada en el hogar y la comunidad, y la educación a poblaciones más jóvenes para que entiendan que ellos también serán viejos algún día y enfrentarán una variedad de limitaciones físicas y discapacidades”, concluyó.
Sohrabji discutió los impactos moleculares del virus y el aislamiento relacionado con la pandemia en la depresión en adultos mayores.
La soledad se relaciona con muchos problemas de salud física y mental, como enfermedades cardíacas, diabetes, ansiedad y depresión.
“Los ancianos pueden tener un mayor riesgo de depresión inducida por aislamiento, lo que es un grave problema de salud pública debido a su mayor riesgo de problemas cardiovasculares, autoinmunes, neurocognitivos y de salud mental”, dijo..
Erika Hartman, directora de programas del Centro de Mujeres del Centro de Los Ángeles, habló sobre el impacto de la pandemia de COVID 19 en las mujeres de edad avanzada sin hogar.
Dijo que las mujeres han sido implantadas de manera desproporcionada por el desempleo y los bajos de salarios.
“Así que estamos muy preocupadas por los impactos de la moratoria”, comentó.