
Por: Nora Estrada
Los Ángeles.- Niños correteando y jugando a las escondidas, jóvenes patinando, parejas románticas sentadas entre rosas o en las raíces de enormes árboles, familias disfrutando de snack en el pasto, y quinceañeras posando para los lentes de fotógrafos, son parte del panorama que se disfruta en The Exposition Park Rose Garden durante una fresca mañana dominguera.
La actividad aumenta a medida que el sol calienta. Los vendedores de paletas de hielo aparecen por doquier ofreciendo sus productos a los niños sedientos, y otros apuestan por desempacar sus propios alimentos para disfrutar observando las miles de rosas de todos colores.
Para muchos, disfrutar de un día de campo en el Jardín de Rosas del Parque de la Exposición es más que una tradición, es recrear recuerdos de su niñez y fomentar el paseo entre sus hijos y nietos.

Y cómo resistirse al oasis si es considerado un jardín histórico (1991) de siete acres ubicado en el Parque de la Exposición de Los Ángeles, California y, al parecer, uno de los secretos mejor guardados de la ciudad.
De 1871 a 1911, el terreno del jardín de rosas formó parte del Parque Agrícola de la ciudad. El área del jardín de rosas se utilizó entonces para carreras de caballos, camellos, perros y, posteriormente, para carreras de automóviles; también se dice que albergó el bar más largo de la ciudad y a «uno de sus burdeles más elegantes».
El jardín de rosas se construyó en 1927 y actualmente cuenta con más de 20 mil rosales y más de 200 variedades de rosas que recibe más de un millón de visitas al año y es un lugar popular para celebrar bodas, quinceañeras, reflexiones y otros eventos.
El jardín también cuenta con varias estatuas y una fuente central. Se encuentra junto al campus de la Universidad del Sur de California, el Museo de Historia Natural del Condado de Los Ángeles y el Centro de Ciencias de California.
“Mi sueño hecho realidad”

Vestida con de quinceañera: Un vestido largo, con corpiño, falda amplia y de color rojo intenso, Martina Morales apareció entre los rosales con una mirada satisfactoria y eligiendo el lugar para una sesión de fotos.
“Estoy cumpliendo un sueño de niña”, expresó emocionada. “Siempre quise celebrar este acontecimiento importante de mi vida en este hermoso lugar. Aquí empezó mi sueño. Aquí aprendí sobre los colores de la vida, aquí aprendí el valor de la familia y aquí conocí las flores, ¡me encantan!”, expresó Martina.
La quinceañera compartió que a los cinco años les pidió a sus padres un festejo en el lugar.
“Luego mi mamá me habló de las quinceañeras, que era un acontecimiento importante para las niñas, y de ahí me enganché más con la idea de festejar aquí”, añadió.
Agregó que esa ilusión fue alimentada por sus padres quienes en cada cumpleaños le recordaban que faltaba un año menos para su quinceañera.
“A los nueve años yo ya tenía idea de cómo iba a ser mi vestido. Elegí el color rojo intenso que es mi favorito en este lugar”, expresó. “Le doy las gracias a las personas que crearon este parque-jardín y a las personas que lo cuidan, pero sobre todo, doy gracias a mis padres por cumplir mi sueño. Nunca voy a olvidar este recuerdo”.
La madre de Martina, Cecilia Jiménez contó que desde que la quinceañera era bebe acostumbran visitar el parque y los museos.
“Para nuestra familia este es un rinconcito donde podemos experimentar la sensación de compartir con la naturaleza. Queremos que nuestros hijos experimenten lo que nosotros, en nuestro pueblo original, en Veracruz, México, experimentamos.
“Cuando Martina y su hermano eran niños”, agregó, “Les gustaba correr entre las flores, aprendieron los nombres de los colores, se divertían mucho”.
‘’¿Quieres casarte conmigo?’

Sentados en medio del jardín rodeados de rosas de todos colores, Lorena Martinez y German Valenzuela compartían besos y miradas amorosas.
La atmósfera romántica no pudo ser interrumpida ni por la intromisión de la entrevistadora, al contrario, la pareja derrochó más amor.
“Conozco este lugar desde niño y hoy quise traer a mi novia para que lo conociera y para hacerle mi petición de matrimonio”, dijo German mientras Lorena abría los ojos sorprendida y asintiendo con la cabeza.
La escena de amor encapsuló a German y Lorena por unos instantes.
“Me gusto mucho este parque, pero mas me gusta la idea de casarme aqui. La boda será como un cuento de Adas”, dijo la novia. “Si, si, me quiero casar contigo German”.
German compartió que de niño siempre iba al jardín y parques a jugar y disfrutar de los colores de las flores.
“Y porque aquí hay muchas celebraciones de quinceañeras, de hecho, mi hermana tuvo su celebración aquí, ahora a mi me gustaría casarme aquí. Como en este lugar, no hay nada aquí cerca. Es relajante, siempre hay algo y además los museos son muy interesantes”, dijo.
Dia de campo

Sentadas en el frondoso césped, la abuela Amalia Padilla, su hija Maricela Ruiz y su nieta Malia Ruiz, intercambiaban alimentos al tiempo que admiraban las flores.
“Nadie se resiste a este lugar. Es muy bonito, vivimos a unas cuadras y siempre venimos en familia, ya tres generaciones, para refrescarnos y disfrutar del olor de las rosas”, comentó Amalia.
Al ver de cerca a una quinceañera, la abuela opino que le gustaría realizar sus 15 años a su nieta Malia como lo realizan decenas de chicas.
“Seria algo espectacular”, exteriorizó su deseo. “Además Aquilino es muy limpio, se respira tranquilidad. Tanta belleza te hace suspirar, soñar y nos da paz”.
Pura felicidad


La algarabía de tres universitarias contagiaba a todos las que las rodeaban. Se encontraban entre varios rosales tomándose selfies.
“Recuerdo que de niña me traían a mi y a mis hermanos para corretear y hacer maromas. Era muy divertido”, dijo Jessica AP. “Ahora vengo con mis amigas de la universidad y están encantadas. Llevan muchas fotos para presumir el lugar en sus redes sociales”.
Acumulando recuerdos

Sumida en sus pensamientos, Rocío Cotto recorre el jardín y parque como si fuera la primera vez que lo visita.
“Vengo muy seguido. Vengo desde que estaba en séptimo grado de la escuela”, expresó.
Rocio recordó el primer día en el que hizo conexión con el parque.
“Recuerdo que la primera vez que vine fue porque nos trajeron a un paseo al Museo Natural de Ciencias, y cada vez que veo la foto de ese entonces me llena de alegría y recuerdos. Desde entonces quedé enamorada de este lugar”, comentó.
Veinte años después, Rocío regresa al lugar acompañada de su familia, su esposo y sus dos hijos de 10 y seis años.
“Luego de una semana de escuela y trabajo, acostumbramos a venir a caminar, respirar aire fresco y a comer golosinas y al museo”, dijo. “Pero la verdad, lo que más me gusta, es que los niños corran, se canse, y recargen energías con aire fresco. A mi me ayuda mucho a desestresarme”.

Fuente de inspiración
Kelley Meléndez y seis amigos más pasean entre las veredas del jardín al mismo tiempo que se ponen de acuerdo para realizar un proyecto escolar.
“Decidimos juntarnos aquí porque estamos planeando un proyecto de robótica porque vamos a competir y este lugar nos inspira”, comentó.
La estudiante opinó que ella y sus amigos se sienten seguros en el parque porque además de limpio, se conserva con un ambiente familiar.
“No hay homeless, bueno, hemos visto uno, pero iba de paso. Es muy importante en estos momentos que ir a lugares que no están invadidas por los de sin casa, algunos son peligrosos, y que anden sueltos nos quita a nosotros disfrutar de lugares bonitos como este. Esperamos que así se conserve”, comentó.







