“Aquí nos sentimos atacados y discriminados por Donald Trump porque su manera de dirigirse a nosotros los latinoamericanos lastima, es muy hiriente”, dijo la campesina Juana Chavola, de Tulelake, California.
La víctima de discriminacion le ofreció una entrevista a Manuel Ortiz Escámez, sociólogo, periodista audiovisual y cofundador de Península 360, Redwood City, California, que compartió al participar en la conferencia virtual “No vinimos aquí para causar daño’:Los trabajadores migrantes responden al discurso de odio político”organizada por Ethnic Media Services.
De acuerdo a EMS, la temática se debe a que con las elecciones de 2024 en pleno apogeo, la retórica anti inmigrante se está volviendo cada vez más intensa, con funcionarios electos, desde el ex presidente Donald Trump, hasta candidatos de cargos más bajos,
refiriéndose a los inmigrantes como criminales, enfermos mentales y «basura».
Este discurso de odio político tiene consecuencias en el mundo real, alimentando las tensiones raciales y étnicas y difundiendo el miedo, el dolor y la ira en las comunidades migrantes, incluso entre aquellos
cuyo trabajo es garantizar que haya comida en las mesas de los estadounidenses día tras día.
La retórica anti inmigrante afecta más a los trabajadores migrantes, especialmente en California, que tiene la mayor población de trabajadores migrantes en Estados Unidos.
“Estamos aquí, no porque queramos estar lejos de nuestra casa o nuestra patria, sino por la necesidad de una vida mejor, de tener un plato de comida más segura”, agregó Chavoya. “No venimos con el pensamiento de destruir, dañar, o violar reglamentos”.
Opinó que es muy cruel que a los inmigrantes los cataloguen como invasores o etiqueten como malas personas.
“Nuestro trabajo habla por nosotros, porque gracias a Dios y al esfuerzo de nosotros, los vegetales y frutas llegan a cada hogar ya las tiendas de este país.
“Cumplimos con nuestros impuestos, con respetar la ley, cumplimos con apoyar nuestra comunidad”, expresó Chavoya. “Somas personas que venimos con un pensamiento y un corazón limpio para progresar y hacer crecer también esta nación.
La paradoja de los inmigrantes
“En Estados Unidos, los inmigrantes se están enfrentando a una paradoja. Por un lado, la necesidad del país de tener mano de obra barata, por otro, el rechazo que esas personas sufren de parte de la sociedad”, dijo Ortiz Escámez.
Debido a eso, señaló, en Tulelake, los trabajadores agrícolas experimentan ansiedad y temor .
“Los estudiantes sufren bullying y son amenazados con la deportación”, aseguró Ortiz Escámez.
Durante su testimonio, Chavoya dijo que aunque su trabajo se ve fácil, no lo es porque al final del día, quienes se dedican a plantar, cuidar y recoger la fruta y las verduras, quedan muy adoloridos.
“Aveces le duele a uno todos los huesos, las manos. Uno a veces termina con los pies todos hinchados. Uno se queda dormido hasta con la boca abierta por el cansancio.
“Y todas las semanas es lo mismo, pero a darle para adelante porque es para lo que venimos, a luchar para salir adelante, para ser bendición para los demás y echar adelante a nuestros hijos”, expresó.
Miedo en los campos
Gustavo Gasca Gómez coordina el proyecto “Stop to Hate California” y trabaja en Immigration Outreach Specialist con Education and Leadership Foundation, opino que efectivamente los discursos de odio de la campaña de Tump fomentan pensamientos denigrantes para los inmigrantes.
“Las organizaciones agrícolas de California dicen que tienen mucho miedo sobre qué les va a suceder en el futuro si gana Trump, ya que sin derechos ni educación, van a sentir que son el blanco del gobierno y no van a tener acceso a beneficios de salud o educación”, dijo.
Resaltó que el trabajo de los trabajadores agrícolas merece respeto porque Estados Unidos depende de esa labor que hacen los inmigrantes.
“Yo he sido trabajador agrícola y es algo muy duro y difícil de soportar. Nosotros no vinimos aquí a causar daño. Cuando mis padres me trajeron hace 31 años, ellos tenían buenas intenciones y las siguen teniendo”, coincidió GascaGómez con Chavoya.
El coordinador de Stop to Hate compartio que sigue siendo indocumentado.
“Sólo tengo algunos derechos, como el DACA que impulsó el ex presidente Barack Obama”, expresó.
GascaGómez pidio a todos los inmigrantes sin estatus migratorio que aunque uno voten, levanten la voz.
“Que continuemos compartiendo las historias de las personas discriminadas, poniéndoles un nombre y una cara porque cada una corresponde a un ser humano. Y ese es el mayor derecho que tenemos”, dijo.
Arma mental
Arcenio López, director ejecutivo de la Organización Comunitaria Mixtec Indígena en Ventura, California, comentó que el racismo es cada vez más común y natural en Estados Unidos.
“Tenemos un contexto histórico de discriminación y odio muy fuerte. Por eso, nosotros ya no usamos la palabra “inmigrante” sino “migrante”, porque, de hecho, no somos extranjeros, somos de este continente y de esta región”, expresó.
Dijo que el discurso del odio tiene un fin bien intencionado, continuar posicionándonos contra los inmigrantes o indígenas.
“Y esta es un arma mental muy efectiva para que ellos invadan nuestras tierras”, comentó López.