El programa de expansión de Medi-CAL, Brings Medicine to the Streets, destaca cómo transformaron sus servicios para brindar apoyo comunitario y una atención administrada mejorada para las personas sin hogar
Los Ángeles.- Con café en mano, un sandwich esperando en su mesa y mirada curiosa, Julio César Rivera disfruta su primer alimento del día dentro del comedor comunitario Casa Milagrosa.
El 13 de agosto fue día muy especial para el hombre de 64 años porque se enteró que todos los indigentes de Los Ángeles son candidatos para recibir atención médica gracias al programa Medi-CAL Brings Medicine to the Streets, una colaboración de Medi-Cal y la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA).
En una reunión celebrada en Casa Milagrosa, un lugar donde brindan a los desamparados alimentos, gestión para obtener vivienda, clases de arte y computación, información sobre salud mental, y hasta servicio de aseo personal y de lavandería, funcionarios del Departamento de Salud de California ( DHCS) y el Colaborativo de Atención Médica para Personas sin Hogar de UCLA explicaron que Medi-Cal Brings Medicine to the Streets busca sacar la atención sanitaria del hospital y llevarla a donde están las personas que más la necesitan.
Se trata de dar acceso regular y fiable de atención sanitaria a los miles de indigentes y personas de bajos recursos gracias a la expansión de Medi-Cal, que ahora paga a los proveedores de medicina callejera.
“Esa noticia es milagrosa para las personas como yo que no tenemos dinero ni papeles para ir a un hospital. Estoy muy contento por mi y por tantas personas que andamos rodando por ahí”, destacó Rivera, quien viaja media hora todos días en autobús para llegar al centro.
El originario de El Salvador contó que luego de vivir casi 20 años en Skid Row logró un techo gracias a los esfuerzos de las autoridades de retirar de las calles a los homeless durante la pandemia.
“Tengo techo, pero no recursos ni papeles, soy invisible, sin papeles no existimos, pero gracias a Casa Milagrosa, ahora vivimos con dignidad y alejados de los peligros de la calle, aunque sean solo una horas al día”, dijo. “Y ahora podemos atender nuestra salud, es lo mejor, agradecemos a todos quienes nos ayudan”.
Rivera es un sobreviviente de las calles porque fue atacado dos veces por afroamericanos. En una ocasión lo atacaron con un cuchillo y le cortaron la cara, en otra ocasión lo golpearon con bate de beisbol y le atacaron con un perro pitbull.
“Soy víctima de violencia porque me asaltaron. Me abrieron con cuchillo la cara que me dejaron cicatrices, me han dado seis batazos en la cabeza, pero aquí me siento seguro. Veo la televisión, me tomo un cafecito, luego otro y otro, y aquí no te andan corriendo ni echando a la calle», expresó.
Dijo que cuando es necesario, trabaja como voluntario haciendo el aseo de Casa Milagrosa.
“Es un hogar para uno”, comentó Rivera quien porta con orgullo una camiseta de UCLA porque para él es una institución que ayudará a proveer atención médica a los indigentes.
Propuesta revolucionaria
“Se trata de un proyecto revolucionario”, expresó Brian Zunner-Keating, del Health and Homeless Care Collaborative de UCLA. “Es inaudito».
Explicó que eso se deriva de una serie de cambios importantes en el Departamento de Servicios de Atención Médica (DHCS), que supervisa Medi-Cal, que ahora permiten a los proveedores de medicina callejera facturar directamente los servicios que prestan fuera de un entorno hospitalario, que es la mayor parte del tiempo.
Los proveedores de medicina callejera dependían de la filantropía, un modelo de financiación inestable e impredecible.
“Cualquier servicio médico debía prestarse en un centro de atención médica autorizado para ser facturado a Medi-Cal”, dijo. “Las nuevas directrices del DHCS han cambiado ese sistema”.
Eso permite, agregó Zunner-Keating, que Health and Homeless Care Collaborative de UCLA realice su trabajo y lo amplíe.
Pero en todo el estado de California, según el DHCS, existen alrededor de 25 programas de este tipo.
Zunner-Keating comentó que su equipo asiste a los desamparados que acuden a Casa Milagrosa una vez por semana con un médico, una enfermera y un trabajador social.
“Tenemos planes de agregar más personal a nuestro equipo”, dijo.
Zunner-Keating que principalmente los desamparados padecen de diabetes y presión arterial alta.
“Los estamos ayudando a mejorar su salud y ayudándolos a mantenerse fuera de los hospitales”, expresó. “Y a medida que ampliamos nuestra salud mental y nuestros aspectos sociales, estamos muy emocionados de ver cómo eso también influye, porque sabemos que esas cosas médicas y sociales para nosotros van de la mano.Los ayudamos a sentirse mejor, y ahora también los ayudamos a encontrar una vivienda”.
Zunner-Keating dijo que para difundir el programa entre los desamparados acuden a lugares como Casa Milagrosa, campamentos, centros de recursos y refugios
“Nos aseguramos de enviar a nuestros equipos a las calles y campamentos haciendo divulgación a las personas que frecuentan esos lugares para convencerlos, sobre todo, a los que tienen miedo de acercarse a nosotros”.
Explicó que cuando las personas dudan en venir a un lugar o a un centro, tratan de entender por lo que los indigentes están pasando.
“Sabemos que muy a menudo, las personas no quieren ir al consultorio del médico, porque en el pasado, cuando se fueron, lo perdieron todo. Ya sabes, la gente tiene sus pertenencias en sus tiendas de campaña y tienen miedo de que si se van, incluso por una hora para ir a buscar una comida, para ir a una cita con el médico, todo se lo puedan llevar, robar, arrastrar”, dijo.
Atención médica para todos
Zunner-Keating agregó que las personas indocumentadas que viven en las calles también tienen acceso a la atención médica.
“Históricamente, las personas indocumentadas no tenían acceso a la atención médica, no podían solicitar Medi Cal. Eso dejaba fuera a un gran segmento de nuestra población y a las personas que estábamos viendo aquí.
“Así que simplemente la capacidad de decir, ¿Sabes qué? Sé que eres indocumentado, sé que tienes miedo de ir a tu clínica, pero en realidad tienes acceso legal a los servicios médicos. Déjanos conectarte. Déjanos ayudarte a guiarte a través de ese proceso”.
Dijo que debido a la expansión, ahora grupos como Health and Homeless Care Collaborative de UCLA pueden obtener reembolsos facturando a Medi-Cal por los servicios.
“Sin costo para el paciente individual, y podremos mantener nuestro programa sustentable. Y significa que podremos seguir haciendo esto durante los próximos años”, añadió.
Un tercer aspecto, comentó, es mejorar la gestión de la atención médica primaria y de vivienda.
Dejan de llamar a las ambulancias
Guillermo Vidaurri, director de Depaul-Los Ángeles, dijo que sin el apoyo del programa Medi-Cal Brings Medicine to the Streets no podrían ayudar a la salud de las 150 personas que llegan a diario a Causa Milagrosa, que se fundó hace dos años y medio.
“Este programa es muy beneficioso para nosotros porque tenemos un doctor y enfermeras brindando servicios a las personas que asisten a este lugar, a veces vienen con heridas y nosotros no sabemos cómo curarlos”, expresó.
Dijo que antes tenían que solicitar una ambulancia cuando alguien llegaba enfermo o herido.
“Pero ahora ya contamos con personal capacitado para atenderlos gracias al programa. Vienen los martes y los visitantes aprovechan para atenderse”, comentó.
Vidaurri dijo que de las 150 personas que llegan a diario, la mitad son indigentes y el resto son personas que no tienen suficientes recursos.
“Tienen donde vivir, pero están a punto de perder su hogar y no saben que hacer”, expresó.
Indicó que el 60 por ciento son latinos y el resto afroamericanos, blancos y asiáticos.
Iliana Ramírez, del equipo de Zunner-Keating, dijo que los trabajadores de atención médica comunitaria son quienes conectan a los indigentes para brindarles apoyo y ayudarlos a navegar por los sistemas para conectarse con atención primaria, solicitudes médicas, farmacia y realizarles gestiones para obtener vivienda.
“Los ayudamos a mantener esas relaciones cuando tienen que comunicarse con aquellos que no tienen un teléfono, a reemplazar su teléfono cuando lo pierden, y también simplemente construir esa relación con la comunidad y saber que estamos aquí para servir, ayudar y construir esa relación es muy importante”, comentó Ramírez.