POR JACQUES GIRAUD
En la era digital, el liderazgo empresarial ha encontrado su nuevo aliado insuperable: WhatsApp. Esta aplicación de mensajería instantánea ha revolucionado la forma en que los líderes interactúan (o mejor dicho, no interactúan) con sus equipos.
Olvidemos las aburridas reuniones cara a cara, las largas horas en la oficina y los intentos obsoletos de comprensión y empatía. Ahora, la gerencia se maneja desde la comodidad del sofá, con una taza de café en una mano y el teléfono en la otra. Bienvenidos al fascinante mundo de los jefes que gerencian con WhatsApp, donde el compromiso y la conexión humana son conceptos tan antiguos como el fax o el teléfono de línea fija.
¿Quién necesita perder tiempo valioso con reuniones en persona cuando puede simplemente enviar un mensaje de texto? Un líder eficiente sabe que con un “¿cómo va eso?” o un “necesito esto para ayer”, basta para mantener a su equipo en movimiento. No es necesario entender los detalles ni los desafíos que enfrentan los colaboradores. Después de todo, si fuera tan complicado, no habrían aceptado el trabajo, ¿verdad?
Según un estudio de la consultora McKinsey, las empresas que adoptan herramientas digitales como WhatsApp reportan un aumento del 20-25% en la productividad de los colaboradores. Esto se debe a la facilidad de comunicación y la rapidez en la toma de decisiones. Sin embargo, lo que el estudio no menciona es que esa productividad viene acompañada de una notable desconexión entre los niveles jerárquicos. Esto puede traducirse en una falta de apoyo y comprensión por parte de los jefes y en una gran cantidad de cortocircuitos en la comunicación.
Otra “ventaja” indiscutible de este estilo de gestión es la magia del silencio. En un entorno donde las respuestas inmediatas se esperan, el silencio de un líder puede tener un efecto poderoso. Un mensaje visto, pero no respondido, puede generar una atmósfera de anticipación y motivación en el equipo. Ese silencio estratégico puede ser interpretado de muchas formas. Positivas: el jefe está ocupado, el jefe confía en tu autonomía, el jefe está meditando profundamente sobre tu propuesta. O negativas: “no me interesa”, “no tengo tiempo para leerte”, “no es prioritario”.
Gerenciar con WhatsApp también permite a los jefes disfrutar de la comodidad del multitasking. ¿Por qué limitarse a un solo entorno cuando puedes estar en la playa, en el gimnasio o incluso en una reunión social, y seguir dirigiendo la empresa? Pero, como ya saben, el multitasking es una ilusión de nuestro ego, que pretende que podemos atender diferentes pendientes con el mismo nivel de enfoque y concentración. Otra fábula del liderazgo moderno.
Uno de los trucos más ingeniosos de este estilo de liderazgo es la ilusión de la disponibilidad. Al estar siempre “en línea”, los líderes dan la impresión de estar siempre accesibles y listos para cualquier emergencia. Sin embargo, la realidad es que “en línea” no siempre significa “disponible”. Es un juego de percepción: los colaboradores sienten que pueden contar con su líder en cualquier momento, mientras que el jefe puede escoger cuándo y cómo responder.
Aunque todo esto suena irónico y exagerado, la realidad es que muchos empleados se sienten cada vez más desconectados de sus líderes. El liderazgo a través de WhatsApp representa el pináculo de la dirección moderna: eficiente, desconectada, interpretativa y maravillosamente distante. Los jefes que adoptan esta metodología están allanando el camino hacia un futuro donde la interacción humana es minimizada en favor de una falsa eficiencia y objetividad.
*Jacques Giraud es ingeniero, especialista en desarrollo organizacional, master coach y mentor, con 25 años de experiencia y más de 400 seminarios impartidos como facilitador de Insight Seminars en más de 14 países. Autor del libro “Super Resiliente”. www.jacquesgiraud.com