Expertos aseguran que los nuevos mapas electorales en los estados sureños son una ofensa que ponen bajo ataque a la democracia.
El Censo que se llevó a cabo en el 2020 provocó la necesidad legislativa de reorganizar los distritos electorales. Un trabajo que es compromiso de cada estado y que su objetivo es diseñar mapas electorales.
El inconveniente es que cómo se trazan los mapas, se puede llegar a beneficiar a los demócratas o a los republicanos. Y eso es lo que algunos piensan que está sucediendo. Especialmente en estados del sur controlados por gobernadores y legislaturas republicanas.
Para esclarecer lo que está pasando en esa región con un tema de discriminación, Ethnic Media Services llevó a cabo una rueda de prensa virtual en la que invitó a Mitchell Brown, Consejero de Derechos Electorales de la Coalición del Sur por la Justicia Social; Sean Morales-Doyle, director interino del Programa de Democracia del Centro Brennan para la Justicia; Deborah Chen, activista comunitaria en OCA-Asian Pacific American Advocates; y Charles Mann, pasante de Redistribución de Distritos de CROWD, en Carolina del Sur.
En el caso de Carolina del Norte, sus mapas han sido fuertemente criticados y contra los que ya se han entablado demandas judiciales. No solamente se debate la configuración geográfica de los nuevos distritos electorales, sino también el criterio que se utilizó para trazarlos.
“La cuestión es que al desconocer dónde residen las personas afroamericanas y latina, dónde están actualmente las comunidades AAPI en Carolina del Norte, ignoran la cantidad de persona que viven ahí, no entienden a van los votantes que viven en el estado, y qué candidatos están esperando”, manifestó Mitchell Brown, de la Coalición del Sur por la Justicia Social.
Una de las cosas que vimos en los mapas es que hay una redistribución de distritos y coaliciones de minorías, lo que quiere decir que en la estructuración hay una división de blancos y afroamericanos. La Coalición inició un caso judicial en una corte estatal y que recientemente dictaminó en contra. Ahora ha sido apelado y se espera que en febrero la Corte Suprema de Justicia de Carolina del Norte escuche el caso.
“En Carolina del Norte la política y el racismo están relacionados, porque donde están los afroamericanos, ahí se originan los votos para los demócratas…”, continuó Brown. “Y algo que vimos en los mapas y que nos hacen pensar que esto es manipulación partidista, es que hay una destrucción de las coaliciones entre votantes afroamericanos y otras minorías étnicas de Carolina del Norte, al igual que en distritos de votantes afroamericanos y blancos que son demócratas”.
Además, estas anomalías no se limitan solo en Carolina del Norte, sino que también estarían ocurriendo en distintas partes del sur. De acuerdo con Mitchell, muchos estados sureños están diseñando mapas en los que con ´gerrymandering´ (manipulación de votos) desaparecen los números de minorías afroamericanas, latinas y AAPI que irónicamente en la última década han crecido exponencialmente como lo refleja el Censo de 2020.
Por su parte Charles Mann, de la Coalición del Sur por la Justicia Social (https://southerncoalition.org ) apuntó que en Carolina del Sur también hay acciones judiciales en contra de los mapas de los distritos estatales.
Charles dijo que el diseño de los nuevos mapas electorales se da en un momento en que “la democracia está bajo ataque”. Y parte de esa ofensiva antidemocrática se cristalizó violentamente el 6 de enero de 2021 cuando terroristas norteamericanos atacaron el Congreso Nacional; aunque también se puede ver en ataques al derecho a votar.
“En 2021 observamos 19 estados que aprobaron 34 leyes que restringen el derecho a votar…”, comentó Sean Morales-Doyle, del Centro Brennan para la Justicia. “Tenemos razones para pensar que esto continuará en 2022”.
“Hoy más que nunca se hace imperativo que el Congreso Nacional intervenga”, indicó Morales-Doyle, y lo que necesitamos es que se apruebe el proyecto de ley John Lewis que desgraciadamente, al menos por ahora, no parece contar con los suficientes votos en el Senado Nacional.
Y tampoco podemos olvidarnos de Texas, en donde los hispanos son la minoría principal, y en donde el diseño de los mapas electorales ha generado una enorme tensión política. De hecho, fue en este estado donde la legislatura controlada por republicanos incluyó un proyecto de ley con innumerables obstáculos para votar y que en última instancia afectaría principalmente a minorías étnicas y raciales. Por eso fue por lo que meses atrás los legisladores demócratas optaron por boicotear las sesiones y se fueron a Washington, DC, para no dar quórum. Al final, la dramática maniobra no dio resultado ya que el proyecto de ley terminó siendo aprobado.
La lucha de los republicanos tejanos para influenciar las elecciones no terminó allí, sino que ahora se centra en el diseño de mapas que también buscan desaparecer los números de las entidades de color.
Además, se crean todo tipo de obstáculos burocráticos que con el tiempo se hace muy difícil tener acceso a estos mapas, y también se establecen obstáculos logísticos que dificultan participar en las reuniones públicas en las que supuestamente la población debe y puede debatir.
“Los mapas que actualmente se trazaron no reflejan el hecho que la mayoría del crecimiento de la población en Texas fue de gente de comunidades de color, ya sea hispanos, afroamericanos o AAPI”, destacó Deborah Chen, de OCA-Asian Pacific American Advocates.
Un ejemplo de este fenómeno claramente discriminatorio se puede ver en el Distrito 22, en el que la comunidad AAPI creció entre un 20 y un 25 por ciento, un aumento que perfectamente podría haber facilitado la creación de una coalición con los latinos de la región.