Naciones Unidas señaló en un informe reciente que alrededor de mil millones de niños alrededor del mundo están en riesgo de tener una «pérdida de aprendizaje» significativa a causa de las interrupciones en la asistencia a la escuela durante la pandemia de la covid-19.
En Estados Unidos millones de estudiantes se han quedado rezagados en el aprendizaje de los niveles de lectura y matemáticas.
Por esta razón, Ethnic Media Services llevó a cabo una sesión informativa donde expertos plantearon tácticas y estrategias que deben hacer los profesores, alumnos y padres de familia para cerrar la brecha en el rendimiento de los estudiantes.
El antiguo director ejecutivo de EdSource y veterano periodista especializado en educación Louis Freedberg, señaló que el aprendizaje sólido no puede darse sin la cercanía emocional entre profesores y alumnos. Insistió en que el profesor debe crear vínculos emocionales que refuercen también los cognitivos. Afirmó que hay elementos conflictivos con la educación a distancia frente a las formas tradicionales de enseñanza. “No estábamos acostumbrados a esa situación antes”, acotó.
Al mismo tiempo puntualizó que la separación de una relación alumno-profesor es algo que hay que tomar en cuenta: “Antes la interacción era diferente en el sentido de que era más efectiva y eficiente, es decir, se desarrollaba en un ambiente en el que la enseñanza respondía a las necesidades de aprendizaje a lo largo de las jornadas escolares que estaban planificadas desde el principio hasta el final. Hay rutinas y horarios para todos los días dentro o fuera del horario de clase o cualquier norma que se aplique”.
Por su parte Allison Socol, directora Adjunta de Política P12, Ed Trust con sede en Washington, refirió que todos los días hay una rutina y rol importante que pasa en el hogar: “Puede dificultar la concentración cuando se estudia en línea porque hay estudiantes que experimentan ansiedad y tristeza a causa de la COVID-19, y desde sus hogares estas emociones pueden distraerlos”.
“Aprender cosas nuevas en una vida sin desafíos puede ser un reto. Cuando los alumnos están en casa, no hay nadie cerca que les recuerde lo que deben hacer o que les devuelva la atención a la lección que tienen entre manos. Debido a esto, puede llevar al estudiante a la confusión y a la distracción cuando no hay nada más a su alrededor, ya que a veces se siente como si estuvieran de vacaciones”. dijo Socol.
Por último, Hayin Kimner, director gerente de Community Schools Learning Exchange, y miembro principal de política e investigación para el análisis de políticas para la educación en California quien fue otro de los expertos invitados, destacó: “La infancia enfrenta dificultades para concentrarse, ellos se sienten más seguros cuando saben qué esperar de antemano, en lugar de ser sorprendidos por cualquier cosa durante su vida diaria dentro de las horas de clase, incluso lo básico, como lo que se espera exactamente de su comportamiento tanto dentro como fuera de las aulas”.
“Muchos niños se sienten perdidos a causa de la COVID-19; pueden perderse eventos importantes o traumatizarse por lo que otros han experimentado, esto aunado al impacto de las publicaciones de las redes sociales vistas durante la pandemia. Estos alumnos suelen perder la noción del tiempo mientras trabajan en sus tareas sin ningún tipo de apoyo”, finalizó.
A medida que se van levantando las restricciones de la pandemia en distintas regiones, la reapertura de las escuelas se ha vuelto una prioridad de muchos gobiernos. A la fecha, el informe de la ONU señala que 47 millones de niños han regresado paulatinamente a las aulas.
Y la siguiente etapa también pone en evidencia el gran desafío de poner al día a los niños con los objetivos que se debieron aprender durante este año y medio.