La Novena Cumbre de las Américas concluyó con la firma de la Declaración de Los Ángeles sobre Migración y Protección por parte de líderes de 20 países del Hemisferio Occidental.
La declaración compromete a los gobiernos signatarios a ampliar las vías de migración legal, apoyar la integración de los inmigrantes, invertir en la gestión de la migración y coordinar las respuestas a los movimientos migratorios masivos y las crisis de desplazamiento.
“Si bien el acuerdo no es vinculante, marca un importante paso adelante en la creación de un lenguaje común y un conjunto coherente de ideas para gestionar de manera más cooperativa los movimientos migratorios en las Américas”, dijo el presidente del Instituto de Políticas Migratorias (MPI, por sus siglas en inglés), Andrew Selee, en un comunicado.
Los flujos migratorios muy importantes en las Américas en los últimos años —el desplazamiento de 6 millones de venezolanos y los importantes movimientos de centroamericanos, haitianos y cubanos— han alterado lo que había sido un patrón de migración en gran parte hacia Estados Unidos y Canadá, transformándolo en uno que afecta a la mayoría de los países, agregó Selee.
“Hoy, cuando los países del hemisferio discuten sobre migración, es un diálogo sobre los desafíos compartidos en la gestión de grandes movimientos que afectan a casi todos los países de la región desde el extremo sur de Chile hacia el norte hasta Canadá de maneras sorprendentemente similares”, comentó.
Al revisar los principios del acuerdo, Selee sugiere que los desarrollos indican un impulso para que los gobiernos emprendan más acciones en los próximos meses para hacer operativos los compromisos hechos en el papel.
“La Declaración de Los Ángeles tendrá éxito si es la primera, no la última, palabra sobre la cooperación migratoria en las Américas y la chispa de los esfuerzos por venir”, opinó.