Los Ángeles.- Tras mas de cinco años de huir de las garras de un acosador, violador y peligroso pandillero de la Mara 18 en su natal El Salvador, Milagros obtuvo el asilo en Estados Unidos hace dos meses bajo circunstancias de violencia doméstica.
Milagros, quien prefirió omitir su apellido por motivos de seguridad, ahora vive en Los Angeles legalmente, tiene una familia y una pareja que la ama, respeta y valora.
Dijo que decidió abandonar su país porque estuvo secuestrada y amenazada por un mal hombre.
“Pero logré escapar, pero seguía buscándome. Mi vida peligraba siempre. Puse una denuncia, pero no me ayudaban en nada. No tenía relación con él, yo tenía a mi novio, pero ese hombre me quería. Me decía que si no era para él por la buena, sería por la mala”, recordó.
Milagros dijo que al inicio no creía en sus amenazas porque no lo creía capaz, pero lo peor sucedió un día.
“Llego el momento en que empezó a amenazarme. Consiguió mi número de teléfono. Empezó a acosarme demasiado. Llegó al punto de amenazarme con: ‘Si no eres mía, mato a tu abuelita, quien me crio’. Eso no lo iba a permitir.
“Finalmente un día accedí a irme con él para salvar la vida de mi abuelita y la mía. Ese día me violó, me amenazó con una pistola y reafirmó: ‘Si no es por las buenas, es por las malas’”, agregó.
La víctima dijo que permaneció con ese hombre por varios meses soportando golpes, insultos y violaciones.
“Hizo conmigo lo que quiso”, expresó. “La última vez que me golpeó fue durante cuatro horas. Me dijo que me iba a matar, que me iba a cortar en pedacitos. Me quemó con una plancha. Golpeó mi rostro. Dislocó mis manos. Gracias a Dios pude salir y pedir ayuda, pero …. la verdad él me siguió”.
Incluso, dijo Milagros, el hombre le dijo que si no le hacía caso, la iba a matar y que la mitad de su cuerpo la iba a dejar en la puerta de la casa de su abuelita, otra parte en casa de su tío y el resto lo iba a descuartizar.
“Duré un tiempo allá (El Salvador) siguió buscándome. Luego me vine para acá (Estados Unidos). En la frontera dije que luchaba por mi vida. No es fácil, pero gracias a Dios, y gracias a la abogada, lo logré, pero sí fue una larga lucha.
“Luché mucho porque no quería regresar porque tenía miedo de que él me encontrara. Todo eso lo dije desde que entré (a Estados Unidos). Pedí asilo en la frontera”, dijo. “Ahora estoy bien. Tengo mi bebé, pero aun existe ese temor, ese trauma que uno no se puede quitar, es como una quemada grande, y queda cicatriz”.
Para muchas mujeres víctimas de violencia doméstica en el mundo, la migración constituye una estrategia de supervivencia primaria, pero durante los últimos años, la probabilidad de encontrar la protección en los Estados Unidos es aún más baja que nunca.
Durante el verano pasado, el Fiscal General Merrick Garland revirtió una decisión tomada por la administración anterior que cerró la puerta a muchas mujeres solicitantes de asilo por motivos de violencia doméstica.
¿Ha mejorado ese cambio? ¿Las probabilidades de estas mujeres?
La Ley de Refugiados de 1980 permite a las personas solicitar el estatus de refugiado en el extranjero o el estatus de asilo en la frontera o dentro de los Estados Unidos.
Pueden ser elegibles si demuestran lo que se conoce como ‘un miedo bien fundado’, es decir que la persecución obedece a su raza, religión, nacionalidad, opinión política o pertenencia a un grupo social en particular.
Menos posibilidades
La abogada Marta Victoria Canossa dijo que a pesar de que se han revertido las políticas para los casos de víctimas de violencia doméstica que impuso el ex presidente Donald Trump, la posibilidad para encontrar este tipo de protección migratoria es menor que nunca.
“Las mujeres que sufren de violencia doméstica dentro de este país, tienen las opciones de presentar su caso a través de la ley de Violencia contra la Mujer (VAWA por sus siglas en inglés) que se implementó en 1984.
“O pueden pedir la visa U”, explicó. “VAWA está disponible para personas casadas con residentes legales permanentes o ciudadanos de los Estados Unidos y que también protege a los hombres que son abusados.
“Los solicitantes no están obligados a presentar un informe policial, basta con su propia declaración o la de testigos, y otros soportes como imágenes y mensajes de texto”, añadió.
Canossa dijo que actualmente la aprobación demora de 21 a 28 meses, pero también pueden solicitar permisos de trabajo mientras esperan el solicitante espera.
La solicitud bajo VAWA debe hacerse mientras la persona todavía está casada con el abusador o dentro de los dos años posteriores a su divorcio.
“La VIsa U está disponible para mujeres que son víctimas de personas que no tienen documentos o que no estaban casadas con ciudadanos estadounidenses. Sin embargo, requiere un reporte policial.
“Eso a veces es un desafío cuando la persona está en una jurisdicción donde la policía no quiere cooperar”, dijo. “Y otra cosa, es que las solicitantes a veces deben esperar hasta cinco años para que sus casos sean aprobados, tiempo en el que tampoco obtienen un permiso de trabajo”.
Canossa enfatizó que si una persona es víctima de violencia doméstica en su pais de origen, deben presentar pruebas al solicitar el alivio migratorio al momento de ingresar al pais.
“Eso hace que el vaso sea más sólido”, agregó.
La abogada dijo que se necesitan leyes de acción más claras para expandir el significado de un grupo social en particular
“Ha sido un proceso lento y necesitamos más apoyo de las cortes y de los grupos feministas”, concluyó.
Victoria importante
La directora legal del Centro de Estudios sobre Género y Refugiados de la Universidad de California Hastings College of Law, Blaine Bookey, comentó que se puede decir que con la revocación que hizo el fiscal general Merrick Garland a la decisión de la administración Trump de cerrar la puerta a los solicitantes de asilo por motivos de violencia doméstica se logró una importante victoria en este rubro.
“Lamentablemente hay mucha violencia doméstica en todo el país y la situación es peor con la pandemia”, agregó. “Cada vez llegan mas mujeres a Estados Unidos buscando protección”.
Dijo que el recorrido para lograr las protecciones migratorias para las víctimas de violencia doméstica ha sido difícil desde 1990.
“Se han adoptado pautas sobre cómo los reclamos de las mujeres por violencia doméstica podrían encajar en la Convención sobre los Refugiados”, dijo.
Bookey explicó que un motivo que se argumenta regularmente en los casos de violencia doméstica es que la mujer podría verse perjudicada debido a sus opiniones políticas o feministas, como por ejemplo no estar sujeta a la dominación masculina.
“También han reconocido otras formas, como el de persecución».
En 2014 la Junta de Apelaciones de Inmigración del Departamento de Justicia emitió una decisión que reconocía explícitamente la violencia doméstica como base para el asilo, pero en 2018, el fiscal general del ex presidente Donald Trump, Jeff Sessions, emitió una decisión que deshizo ese precedente, utilizando el caso de nuestra cliente, la señorita “AB”, una mujer salvadoreña que experimentó violencia doméstica por 15 años”.
Contó que la situación de “AB” era peor porque el hermano del victimario era oficial de policía.
La situación de “AB” la obligó a huir de su país dejando a sus tres hijos.
“Aunque AB fue elegible para asilo, Sessions rechazó esa decisión y trató de socavar la disponibilidad de asilo para todas las mujeres que huían de la violencia doméstica y de cualquier forma de daño por parte de un actor no gubernamental.
“En muchos casos, la violencia de género es perpetrada por miembros de la familia u otras personas de la comunidad. entonces, esta decisión AB de 2018 fue increíblemente perjudicial”, señaló.
Después de una larga campaña de grupos defensores de la mujer, el verano pasado, el fiscal general Merrick Garland revocó la decisión de la administración Trump de cerrar la puerta a los solicitantes de asilo por motivos de violencia doméstica.
