Los Ángeles.- Con una amplia sonrisa que denota satisfacción, Ricardo Sánchez, el humilde muchacho que llegó como conserje en una estación de radio y luego obtuvo éxito como vendedor de publicidad en la misma empresa, ahora celebra lo imaginable: ser el número uno en cualquier idioma en la radio estadounidense.
Durante la fiesta privada que se le organizó para festejar, Sánchez aseguró que procurará que la hazaña no lo haga perder el piso y que vive sentimientos encontrados.
Rodeado de familiares, colegas, ejecutivos de Spanish Broadcast System (SBS) y de representantes de los medios de comunicación, El Mandril, como se le conoce, dijo entre sollozos que todo se lo debe a su mamá donde quiera que se encuentre.
De la lágrimas, El Mandril pasó a las carcajadas de un segundo a otro al bromear con “soy el número uno, pero de la diabetes”.
Y de esa manera, el locultor veracruzano que lidera desde hace varias semanas el programa El Vacilón del Mandril de KLAX 97.9 FM La Raza, mantiene a los radioescuchas angelinos entretenidos por las mañanas.
Para conocer un poco de la fe y perseverancia de El Mandril, el locutor concedió una entrevista.
¿Cómo tomaste la noticia de que te convertiste en el número uno del país?
Me tomó de sorpresa aunque en los últimos meses hemos venido siendo el número uno en la radio en español, pero ahora es de manera distinta porque estamos por encima de las radios anglos.
¿Te lo esperabas?
No me lo esperaba. Ahora me quedo sorprendido porque las estaciones latinas tienen números altísimos. Y bueno, yo nunca soñé en esto porque era algo imaginable, pero si me veía trabajando en una estación de radio en Estados Unidos.
Para mí esto es nuevo, y ahora lo que venga, eso sí, no aflojar y seguir con el ritmo porque hay que mantenerse, si no en la primera posición, entre las primeras.
¿Y cómo tomaste la noticia de ser el número uno? ¿Cómo te enteraste?
Lloré de la emoción. Cuando me enteré estaba en la estación, salía de una reunión y dieron las 12:00 del día. En eso me habla mi hijo y me dijo: “Oye, saliste número uno”. Yo pensé que igual de cómo habíamos estado saliendo en los últimos meses en la radio latina, y agradecí a Dios. Entonces mi hijo me dijo: “No, no, de todo el país!”.
Y cuando me cayó el veinte me puse a llorar de la emoción.
¿En qué radica el éxito de tu programa?
Se lo debo a mi mamá, se lo debo a mi mamá donde quiera que esté.
¿Tu vida ha cambiado?
Yo creo que en nada. Creo que cuando no tienes nada eres más feliz, cuando empiezas a tener te metes en unos ped… bien grades, la neta… Además de que muchos se te acercan diciendo que son tus amigos, y no, eso no se vale.
Pero bueno, yo no me canso de decir: “A como actúes es como vas a tener tu recompensa el día de mañana.
¿Cómo llegaste de conserje a locutor?
Yo era conserje de una escuela en Ensenada (Baja California). Tenía las llaves de la escuela. Era una escuela de niños ricos, y había ciertos muchachos que llegaban a la hora que querían, y tenían que pagarme (apara que les abriera) con un torta y un frutsi. Esa era mi corrupción jajaja …
Y ahí había un chavo que llegaba bien tarde siempre, y le dije que me diera chamba porque le pregunté que qué hacía su papá porque lo llevaban en diferentes carros, y me dijo: “Mi papá tiene una estación de radio”.
Y él me conectó, me metí a la estación de radio a trabajar como conserje. Y ahí empecé a ver cómo vivían los vendedores de publicidad, muy entrajeteados (con traje), tenían buenos carros, y yo quería hacer lo mismo, pero o tanto por los carros, pero por lo menos vivir major.
Entonces de ahí le pedí permiso al gerente de vender publicidad, y mi carro era una bicicleta, y la amarré en el centro de Ensenada, y me fui de negocio tras negocio , entonces mi éxito fue de que me fui de negocio tras negocio y empecé a vender más porque los ejecutivos firmaban sus contratos en los bares y discotecas.
Y yo fui vendiendo más hasta que el dueño de la radio me mandó llamar porque quiso conocerme. Luego yo grababa con im voz los comerciales de los negocios, pero cuando ya lo aprobaban, no salía mi voz al aire porque yo no tenía licencia de locutor, entonces a los dueños de los negocios no les parecía.
Entonces el dueño de la estación me dio una tarjetita, volé a la Ciudad de México para obtener mi licencia de locutor, y de ahí empecé un programa de radio de regional mexicano, en ese entonces tenía como 24 años.
¿Y cómo llegaste a Estados Unidos?
Le dije a los señores (los agentes de migración) que venía a visitar a Mickey Mouse a Disneylandia.