Los Ángeles.- Aunque hay acceso de vacunas contra la Covid-19 disponible, los trabajadores del campo y de plantas procesadoras de alimentos del Condado de Kern continúan con las tasas de vacunación mas bajas debido a la falta de equidad económica, educativa, por miedo a la esterilidad, a que les apliquen un chip y hasta convertirse en zombies.
En la conferencia virtual organizada por Ethnic Media Services participaron Edward Flores, profesor asistente de sociología y codirector del Centro del Trabajo y Comunidad de la Universidad de California en Merced; Juana Montoya, de Líderes Campesinas; Margarita Ramirez, del Centro Binacional Mixteco, y Sarait Martinez, directora ejecutiva de Centro Binacional.
Los expertos y activistas coincidieron en señalar que actualmente Kern se encuentra en un punto de ebullición debido a la pandemia.
Dijeron que a pesar de los esfuerzos de organizaciones gubernamentales y comunitarias, todavía hay desconfianza y desinformación acerca de las vacunas y porque los residentes se preocupan mas por pagar las facturas de electricidad, supermercado, y por ser desalojados, más de lo que se preocupan por Covid-19.
Se requiere mayor inversión
Flores dijo que de acuerdo a un estudio que realizaron, para aumentar las tasas de vacunación y reducir la propagación del COVID-19 entre las comunidades del Valle Central, se necesita una mayor inversión para expandir la red de seguridad.
Agregó que las disposiciones de la red de seguridad podrían consistir en crear un reemplazo salarial para los inmigrantes indocumentados; extender la licencia por enfermedad de emergencia pagada en el futuro; o mejorar la distribución de asistencia de alquiler a inquilinos en riesgo de desalojo.
Dijo que los trabajadores agrícolas de California experimentaron un riesgo mucho mayor de muerte relacionada con la pandemia en 2020 en comparación con otros trabajadores esenciales.
Pero los campesinos de Kern tienen un perfil particularmente aún mas desfavorecido.
“Esto no es nada nuevo porque el Valle Central fue un punto neurológico de la pandemia. Mucha gente estuvo mas en riesgo de muerte por Covid que en el 2020, y los trabajadores del campo de Kern tienen un perfil particularmente desfavorecido”, comentó.
Entre el 2019 y 2020 se registró un incremento del 26 por ciento de muerte en el Valle Central, que tiene una población bastante joven, la mayoría infantes, comparado a otras regiones de California, aun así el número de muertes fue superior.
Flores dijo que en Los Ángeles, Inland Empire y el Central Valle tuvieron un incremento en muerte mucho mas alto entre el 2019 y 2020.
“Representaron más de dos tercios de las 45 mil 500 muertes relacionadas con la pandemia del estado. Hemos visto menos muertes relacionadas a la pandemia entre las poblaciones más jóvenes.
“Entonces ha habido una paridad entre Los Angeles, Inland Empire y el Valle Central en cuanto a cómo han enfrentado la pandemia», dijo. “Sin embargo, el resto de los condados han tenido incrementos en muertes mucho menores entre el 2019 y 2020.
Señaló que de los 12 condados con mayor incremento de muertes entre 2019 y 2020, ocho de ellos estaban en el Valle Central.
Kern tuvo un incremento de mas del 23 por ciento de incremento entre el 2019 y 2020”
El profesor agregó que los trabajadores agrícolas y de plantas procesadoras de comida de todo el país tienen las tasas de vacunación más bajas, son inmigrantes y un 69 por ciento de ellos no tienen un estado migratorio regularizado, que ganan 14 mil dólares al año y que viven en hogares multifamiliares.
“Las tasas de vacunación son más bajas entre las personas que carecen de atención médica, con inseguridad alimentaria y de vivienda digna”, señaló.
“Por último, encontramos que las personas que creían que probablemente serían desalojadas en los próximos dos meses tenían tasas de vacunación del 35 por ciento.
Las mujeres, las mas impactadas
Montoya explicó que una de las razones más fuertes por las que muchas de las mujeres campesinas aún no se han vacunado es debido a los mitos y desinformación que circula en las redes sociales.
“Cuando educamosa la comunidad, les aseguramos que las vacunas no tienen chip y que no van a perder su fertilidad.Establecemos una confianza con ellas. Y ya en confianza, y muchas de ellas nos dicen que van a ir a vacunarse”, señaló.
Dijo que otros problemas, es que muchas mujeres no tienen un estado migratorio regularizado y tienen miedo y desconfían de las agencias de gobierno.
“Muchas no tienen ni acceso ni conocimiento para navegar en internet, tienen barreras de lenguaje y de transporte”, indicó. “Nos dicen que tienen miedo de vacunarse porque piensan que van a morirse una vez que se vacunen, y otras argumentan que quieren esperar a ver qué pasa porque consideran que todavía no hay suficiente investigación sobre la vacuna”.
La activista de Líderes Campesinas, trabajadora del campo, ama de casa, madre de cuatro, esposa y estudiante compartió lo que es un día en la vida de una campesina durante la pandemia.
“Yo empezaba a trabajar a las cuatro de la mañana junto a mi esposo. A esa hora preparábamos el almuerzo y a nuestros hijos para que fueran a la escuela”, comentó.
Agregó que tenía miedo de compartir un auto para dirigirse al trabajo por miedo a contagiarse del Covid.
“Ademas, las condiciones de trabajo no son buenas. Durante los veranos me enfermaba mucho, y en el invierno me sentía mal trabajando a la intemperie. Durante la pandemia estaba trabajando en una sala de refrigeración para empaquetar los frutos que serían enviados a Australia”.
Así ha transcurrido la vida de Montoya desde hace 14 años que decidió dejar los estudios para dedicarse a la pizca, como lo han hecho sus padres desde hace 40 años.
Pero al conocer las necesidades de las mujeres campesinas decidió unirse a la red de Líderes Campesinas, para empoderarse.
“Las trabajadoras del campo necesitan las organizaciones comunitarias, son una fuente de recursos e información porque durante el día no tienen tiempo de informarse”, comentó. “Incluso, tienen que ir a cobrar sus cheques de pago después de salir de sus trabajos a un mercado, para eso se requiere tiempo extra”.
Los mitos
Para la mixteca, Margarita Ramirez, de Taft, en el Condado de Kern, una de las causas de la baja inoculación entre los campesinos es la falta de información en su idioma, en español o mixteco, o porque se dejan llevar por los mitos.
“Pero lo que ha afectado mas a los trabajadores, es lo económico porque les han reducido las horas en el trabajo, y principalmente porque los obligan a ir a trabajar aunque estén enfermos de Covid-19”, comentó.
Dijo que el impacto es más fuerte entre la comunidad mixteca porque no conocen sus derechos por la falta del idioma, por lo que sus patrones se aprovechan.
“Debido a mi trabajo en el Centro Bicentenario escucho lo que ellos platican entre si. Escucho comentarios como: ‘Si me vacuno me voy a morir’, ‘Las vacunas matan’, o mitos como ‘Me voy a quedar estéril’ o ‘Me voy a convertir en zombie’”.
Ramirez dijo que para acabar con esos mitos e incrementar las tasas de vacunación se requieren más puntos de vacunación.
“Principalmente en el pueblito de Taft, donde aún no se han vacunado muchas personas”, expresó.