La noche del 5 de mayo la nostalgia, cada rincón de El Foro de las Estrellas se llenó con un exceso de emociones y júbilo
El sonido de la voz sin temor a equivocarme es una de las resonancias más fascinantes que existen. Desde nuestro interior y hacia afuera, nos deleitamos a diario con nuestro propio sonido, vestigio de que vivimos y de que no hay y nunca habrá otro como nosotros. ¿Qué podríamos hacer con ella si jugueteáramos y la dejáramos ser en su totalidad? Magia en forma de melodía.
Alejandro Sanz, músico español, es, evidentemente, un especialista en la quinta esencia vocal y esa anoche lo dejó claro. Por primera vez, el artista se presentó en el Foro de las Estrellas con un recinto abarrotado, donde encontró un público que ha esperado por años para presenciar en directo una de sus hipnóticas e indelebles presentaciones.
Desde días antes de su presentación, los asistentes de la ciudad y de toda la República Mexicana comenzaron a acampar, formando una fila que le daba la vuelta al recinto, en espera de encontrar un buen lugar para disfrutar de la prometedora velada.
Después de largo tiempo de espera, la hora de ver al protagonista de la noche se acercaba. Las luces se apagaron y de inmediato el recinto se llenó de gritos, se sentía la alegría y la emoción en el aire. Así apareció Alejandro Sanz, iluminado por una delicada luz. Entre aquella plataforma celestial se presenciaba apenas su mirada detrás de esas gafas, y fue así que reveló su voz dejando al público perplejo. “No es lo mismo” fue el tema que dió inicio a su presentación, para continuar con “Lo que fui es lo que soy”, “Quisiera ser”, “El alma al aire” /” Regálame la silla donde te esperé” / “Hoy llueve, hoy duele”, “Mi marciana” y “Camino de rosas”. ¡Era la locura! En las pantallas se veía a gente de todas las edades llorando y gritando emocionada.
“Este es su concierto, nosotros hacemos música para que nos escuchen, entonces espero lo disfruten mucho,” dijo el cantante visiblemente emocionado.
Desde “Deja que te bese”, “La fuerza del corazón” / “Siempre es de noche”, “La peleíta”, “El tren de los momentos”, “Cuando nadie me ve”, “Contigo”, hasta “Looking for paradise”, nos guió por letras sutiles y festivas, y cuerdas incandescentes, que revelaban un aire de nostalgia, alegría y añoranza. Desde su álbum debut “Viviendo deprisa”, Sanz ha compartido al mundo una energía reflexiva, texturas sonoras y letras memorables, incorpora el laúd mismo que nos muestra paisajes sonoros del arte flamenco mientras conversa con sonidos contemporáneos de una manera única.
“Muchas gracias por el calorcito y el cariño, ¡Viva Aguascalientes! ¡Viva México! Lo que más nos gusta en el mundo es una feria en Aguascalientes, los quiero mucho, hasta la próxima,” exclamó el intérprete, mientras se escuchaban las notas de “La música no se toca”.
El público no estaba listo para dejarlo ir, y aunque las luces se apagaron, los asistentes insistieron y con gritos de ¡otra!, ¡otra!, regresaron al español al escenario.
Sanz les correspondió con la entrega de medley de “Amiga mía” / “He sido tan feliz contigo” / “Hay un universo de pequeños cosas” y “Labana”/ “La rosa”; uno de los momentos más hipnóticos de la noche.
Sonriente, talentoso y más guapo que nunca, Alejandro Sanz inundó el Foro de las Estrellas con su voz, que resonaba como un huracán etéreo. Pero el momento cumbre llegó con “Corazón Partío” y “Viviendo de prisa”, dos de las canciones más entrañables del artista que fueron coreadas con un gran sentimiento por todos los asistentes.
La gente estaba enloquecida, no quería despedirse de su artista favorito. “No sé, me quedaría toda la noche aquí,” dijo Alejandro. Así fue como volvió a salir a escena para interpretar las últimas canciones: “¿Lo ves?, y “Mi soledad y yo” / “¿Y si fuera ella? “/ “Ese último momento.”
Volver a escuchar en directo a Alejandro Sanz es presenciar un diálogo atemporal de sonidos místicos, que nos lleva a recordar más allá de nuestra memoria individual, una experiencia que nos conecta con una memoria atávica.
Con la esperanza de volverlo a ver, Alejandro Sanz se despidió del público y agradeció el entusiasmo y amor con el que fue recibido. Mientras tanto, nos queda el recuerdo del luminoso ritual de esta noche, prueba del talento sinigual, sencillez, calidez y años en la escena musical.