POR ISMAEL CALA
@CALA
La semana pasada, Mark Zuckerberg (CEO de Facebook) presentó Meta, el cambio que dará paso a una nueva de forma de concebir el mundo online en interacción con el mundo offline. Esto demuestra una gran capacidad de adaptación al entorno.
En esta época postpandemia, hemos evidenciado la importancia de ser flexibles como el bambú como una habilidad de oro para sobrevivir a un mundo volátil, complejo, incierto y ambiguo. Es por eso que hoy quiero compartirte el concepto del Coeficiente de Adaptabilidad.
El Coeficiente de Adaptabilidad (AQ) agrupa una serie de habilidades que resultan cada vez más imprescindibles para tener éxito en los entornos personales y laborales. Se trata de la capacidad para adaptarse al cambio organizativo en su estructura, estrategias, métodos operativos, tecnologías y cultura.
Es por eso que, más allá del Coeficiente Intelectual (IQ) y la Inteligencia Emocional, el Coeficiente de Adaptabilidad es fundamental en las personas y será un factor determinante para decidir si son contratados o no.
No en vano Natalie Fratto, vicepresidenta de Goldman Sachs en Nueva York ha dicho que «El IQ es lo mínimo que necesitas para conseguir trabajo, pero el AQ es qué tanto éxito tendrás con el tiempo”. Así que se trata de una competencia que todos deberíamos alimentar.
Te digo más: la adaptabilidad, que se alcanza a través de reprogramar nuestras creencias mentales, parte del principio de que el cambio es constante, y para tener éxito, necesitamos cambiar internamente con el entorno. La buena noticia es que puedes ser más adaptable.
La tecnología ha cambiado enormemente cómo se realizan muchos trabajos, y esta alteración continuará: en los próximos tres años, 120 millones de personas en las 12 economías más grandes del mundo podrán necesitar nuevas habilidades debido a la automatización, según un estudio de IBM de 2020.
La gran pregunta es ¿cómo puedes incrementar tu coeficiente de adaptabilidad? Lo primero es revisando las creencias que pudieran estar limitando tu expansión, luego, invertir en tu formación para desarrollar habilidades de agilidad y aceleración del aprendizaje, y por último, comenzar a vivir convencido de que sí puedes cambiar lo que quieras, con los estímulos adecuados.
Es probable que, al comienzo, las personas a tu alrededor noten tu cambio y tal vez quiera desanimarte preguntándote: “Y a ti, ¿qué te pasó?” pero será justo ese el momento en el que tendrás más fuerza para seguir la rienda del cambio y la adaptación.
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